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El presidente de Bolivia exige un gran pacto social para continuar al frente del país

El Congreso debate contrarreloj una solución que ponga fin a la revuelta popular

Jorge Marirrodriga

El Congreso boliviano debía reunirse anoche (madrugada en España) en una sesión de urgencia para decidir sobre la renuncia presentada el lunes por el presidente de la República, Carlos Mesa. El clima en las calles y entre los grupos parlamentarios apuntaba a que la Cámara iba a pedir a Mesa que continuara en el cargo. Sin embargo, éste advirtió de que no seguiría en su puesto si no se alcanzaba un gran pacto social capaz de resolver definitivamente la turbulenta situación política que atraviesa Bolivia y que ha provocado la enésima revuelta popular.

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Por la mañana, Mesa amenazó con la dimisión irrevocable a menos que se diera un acuerdo en el Parlamento en cuatro puntos: la nueva Ley de Hidrocarburos -piedra de toque en todo el conflicto social-; la elección de prefectos (gobernadores) en las provincias; un referéndum sobre el Estado de las Autonomías y la convocatoria de una Asamblea Constituyente. "No es posible gobernar sin acuerdo", advirtió el ministro de Presidencia, José Galindo Néder, quien opinó que en caso de desacuerdo "en dos o tres semanas todos los bolivianos podemos vernos otra vez en el filo de la navaja". Mesa es el cuarto presidente en 20 años que renuncia a su cargo.

En la plaza Murillo, donde están situados tanto el Palacio de Gobierno como el Parlamento, miles de personas se concentraron desde primera hora de la mañana con banderas bolivianas coronadas por pañuelos blancos al grito de "queremos paz". Los concentrados pedían al presidente que continuara para evitar que el país se sumerja en el caos. Desde el lunes una treintena de personas se encuentra en huelga de hambre en la Plaza Murillo con el mismo motivo. "No es posible vivir de esta manera. Los bloqueos tienen que terminar y el presidente Mesa debe seguir en su puesto", decía una chola que había acudido con varios de sus hijos a la concentración, donde destacaba la presencia indígena. Algunos hombres presentes en la concentración señalaban que al país le hacía falta "un poco de mano dura". El nerviosismo aumentó a medida que avanzaban las horas y algunos manifestantes amenazaban con tomar el Parlamento en el caso de que la sesión no fuera convocada.

Representantes de casi todos los grupos se reunieron con miembros del Ejecutivo para estudiar lo que pasaría en la sesión del Congreso. El Gobierno de Mesa insistió en que era una condición sine qua non para la continuidad de Mesa el que se alcanzara un pacto social. "No podemos hacer una agenda nacional en dos horas", reconocía la diputada Marlene Fernández quien se mostró partidaria de que Mesa agote su mandato y gobierne hasta 2007.

Acuerdo de mínimos

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A las negociaciones se incorporó el presidente y la reunión se prolongó durante horas ante lo cual, los políticos decidieron aplazar el inicio de la sesión parlamentaria. Hubo un acuerdo de mínimos por el que se pide al presidente que continúe con su gestión y se aprueban temas como las autonomías departamentales. Este acuerdo debía ser ratificado esta pasada madrugada por el Congreso.

La tensión se vivía en toda la ciudad. En el aeropuerto de El Alto el líder del Movimiento Al Socialismo (MAS) y principal rival de Mesa, el indigenista Evo Morales, fue insultado por los pasajeros que se encontraban en la terminal de llegadas. La escena se repitió por las calles de La Paz, hasta el punto de que Morales tuvo que ser protegido por miembros de su partido. A Morales se le considera el cerebro de los bloqueos de carreteras. Pasado el susto, en una rueda de prensa, Morales apuntó contra el presidente Mesa al que acusó de "haberse quitado la máscara". Para el líder indigenista "el presidente está al servicio del Imperio y no con el pueblo".

De los 50 bloqueos de carreteras permanentes que desde hace seis días colapsan las comunicaciones en todo el país, ayer quedaban la mitad, si bien permanecían en las provincias de La Paz y Cochabamba principalmente. Cada día de bloqueo le cuesta al Estado boliviano 300.000 dólares sólo en el cobro de peajes que dejan de percibirse, amén de los daños en las infraestructuras y las pérdidas en el sector del comercio. Los representantes de la patronal advirtieron del peligro de una confrontación civil si la situación no se resolvía. Hasta ahora la policía, siguiendo instrucciones presidenciales, ha evitado el uso de la fuerza.

Entre los detractores de Mesa, ayer se destacó el principal sindicato, la Central Obrera Boliviana, cuyos dirigentes exigieron al presidente su dimisión real. Desde el exterior Mesa ha recibido importantes apoyos desde EE UU y Mercosur.

El líder campesino Evo Morales se dirige a los periodistas a su llegada al aeropuerto de El Alto de La Paz.
El líder campesino Evo Morales se dirige a los periodistas a su llegada al aeropuerto de El Alto de La Paz.REUTERS

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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