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El primer ministro chino promete ayudas para los campesinos pobres

Pekín teme que las desigualdades sociales desaten la inestabilidad

El primer ministro chino, Wen Jiabao, aseguró ayer que el país se enfrenta a serios problemas y prometió más ayuda para las clases más desfavorecidas con objeto de hacer frente a la potencial fuente de inestabilidad que suponen las crecientes desigualdades. Wen dijo que el Gobierno eliminará los impuestos agrarios en 2006, dos años antes de lo previsto, y arremeterá contra la corrupción. Pekín pretende así limitar el descontento entre la población, que, según reconoce, se ha convertido en una amenaza para la supervivencia del Partido Comunista Chino (PCCh).

"Las diferencias de desarrollo entre las zonas urbanas y las rurales, y entre las distintas regiones, y las diferencias de ingresos entre algunos ciudadanos son aún demasiado grandes. Alguna gente con bajos ingresos tiene una vida difícil y existen más que unos cuantos factores que amenazan la estabilidad social", afirmó, en el gigantesco anfiteatro del Gran Palacio del Pueblo, en la plaza Tiananmen, durante la ceremonia de apertura de la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN).

Las diferencias sociales siguen aumentando en China. Aunque Pekín prevé un crecimiento de la economía este año de "alrededor del 8%", el ritmo en las ciudades es muy superior al del campo, con lo que el foso se ensancha. La renta per cápita rural es de 2.936 yuanes (267 euros) al año, 3,2 veces menos que en las ciudades. El 65% de los 1.300 millones de chinos vive en el campo.

En su discurso, de dos horas de duración, Wen Jiabao defendió la aprobación de la ley antisecesión, que, según Taiwan, sienta las bases legales para una posible invasión de la isla en caso de que declare la independencia. Pero no reveló ningún detalle. Se limitó a decir que la legislación persigue la reunificación pacífica con Taiwan, que China considera parte irrenunciable de su territorio.

El cónclave reúne durante 10 días a cerca de 3.000 diputados llegados de todo el país. Es el gran teatro político chino, en el que hay poco espacio para la disensión. Los parlamentarios rubrican, casi por unanimidad, las decisiones que han sido adoptadas previamente por el partido. Pero ofrece una visión de las prioridades del Gobierno.

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