Berlusconi busca ponerse a salvo del 'fuego amigo' de Bush

Silvio Berlusconi anunció ayer que comparecería el miércoles ante el Senado y que el ministro de Asuntos Exteriores, Gianfranco Fini, lo haría el martes ante la Cámara de Diputados. El Gobierno italiano preparaba un despliegue informativo para limitar los daños causados en la alianza con Washington por el ataque de fuego amigo en Bagdad. Y presionaba a la vez a EE UU para conseguir una explicación satisfactoria, o, al menos, coherente.

El incidente del viernes inflamó los sentimientos antiamericanos y antibelicistas de la izquierda y causó una enorme irritación en el propio Berlusconi y en algunos de sus ministros. El de Agricultura, Gianni Alemanno, dirigente de la posfascista Alianza Nacional, afirmó que era "muy grave" que se disparara "por casualidad". "Debemos dar ejemplo de firmeza y exigir que los responsables sean castigados", añadió.

El viernes por la noche, Fini concedió una entrevista de urgencia al Corriere della Sera en la que consideró que el tiroteo de los agentes y la periodista había sido "una macabra broma del destino". Piero Fassino, secretario general del principal partido italiano, los Demócratas de Izquierda, le respondió que "el destino no dispara" y anticipó las preguntas que pensaba formular en el Parlamento: "¿Existía o no coordinación entre nuestros servicios secretos en Irak y los demás servicios secretos de la coalición? ¿Estaba informado el Mando Unificado en Irak de que un vehículo que transportaba a una rehén recién liberada viajaba hacia el aeropuerto? ¿Qué información había aportado Italia a las fuerzas estadounidenses?". Son cuestiones delicadas que podían poner en peligro al Gobierno de Berlusconi si se descubriera que el error se cometió en la parte italiana.

El líder de la oposición, Romano Prodi, fue prudente: "Éstas son las tragedias que ocurren en las guerras". Una actitud que contrasta con la de la izquierda radical y en el pacifismo, que ayer protagonizaron una primera protesta en Roma.