Clint Eastwood se impone en los Oscar
Alejandro Amenábar logra la estatuilla a la mejor película de habla no inglesa por 'Mar adentro'
A los 13 años de Sin perdón, Clint Eastwood volvió a mandar en la noche de los Oscar. "Todo en esta vida es mejor la segunda vez", dijo con su calma habitual parafraseando la vieja canción de Sarah Vaughan. Million dollar baby logró cuatro estatuillas: mejor película, mejor director, mejor actriz principal y mejor actor de reparto. El aviador superó el número de premios (cinco), pero Martin Scorsese se quedó una vez más en la cuneta de los Oscar. La suya no fue la única cara amarga de la noche. Por segunda vez consecutiva, Hilary Swank arrebataba a Annette Bening el Oscar. El brazo de Warren Beatty alrededor del elegante hombro de su esposa lo decía todo. Ella, en su sitio, no perdió la sonrisa.
Eastwood explicó que 'Million dollar baby' se logró hacer con un presupuesto ridículo para Hollywood
Gwyneth Paltrow presentó el Oscar a la mejor película extranjera con un grito de "¡España!"
La sorpresa más inesperada fue el Oscar al cantante Jorge Drexler, que por fin pudo cantar su canción Al otro lado del río. Gael García Bernal declinó presentar la versión de Antonio Banderas y Carlos Santana del tema en protesta por el gesto de la Academia con el músico uruguayo. Drexler, en lugar de agradecer el Oscar, tarareó su canción. Fue una limpia bofetada. Gwyneth Paltrow (vestida por su amiga Stella McCartney) presentó el Oscar a la mejor película en habla no inglesa con un grito de ¡España! que desconcertó a Alejandro Amenábar. "Por un segundo pensé que España era una película", señaló el director de Mar adentro con su Oscar en la mano.
La emoción la puso Jamie Foxx al recoger su Oscar al mejor actor por Ray. Foxx se impuso, entre otros, al propio Eastwood. Con un enorme tatuaje en la cabeza, un traje de rayas azul marino y violeta, y una descarga eléctrica en la mirada, dijo: "Quiero darle las gracias a mi hija por decirme justo antes de subir aquí: 'Papá, no importa si no ganas, sigues siendo bueno'. Mi hija comparte el nombre con mi abuela, Marie".
Foxx relató entonces la historia de la mujer que le educó cuando su padre abandonó a su madre y ésta ya no pudo hacerse cargo del niño. Una mujer, dijo, que le daba azotes para enseñarle a ser "un caballero del Sur". "Ella fue mi primera profesora de teatro. 'Camina erguido', me decía. Mi abuela todavía me habla. Lo único es que ahora sólo lo hace en mis sueños. Estoy deseando irme a dormir porque tenemos mucho de que hablar. Te quiero".
Clint Eastwood entró en la sala de prensa con dos oscars en las manos y un recortable infantil. "Es un trabajo para el colegio de mi hija", dijo señalando el muñeco de papel. Le ofrecieron una silla para sentarse, pero permaneció de pie. Dejó los oscars en el suelo y puso las manos en los bolsillos. Entre los periodistas se sentó su mujer, Dina, que pidió turno de palabra y preguntó: "¿Cómo se explica ahora que nadie quisiera financiar esta película?". El actor y director de Million dollar baby tan sólo sonrió. Más tarde, Eastwood explicó que Million dollar baby se logró hacer con un presupuesto ridículo para Hollywood. Y recordó -sin echarse flores a sí mismo- que rodó la película en 37 días. "Algo así sólo se consigue con actores como los que yo he tenido. Sólo hay que confiar en ellos y dejarse llevar".
Hilary Swank, Oscar a la mejor actriz y radiante con su vestido azul marino de Guy Laroche, había dicho minutos antes: "No es fácil encontrar a un director que te haga sentir tanta confianza en ti misma".
Al preguntarle a Morgan Freeman por Eastwood, habló en este mismo sentido: "Supongo que cada actor tiene su teoría sobre Clint. Yo soy un tipo de actor que quiere carta blanca. Y eso es precisamente lo que él te ofrece. Si te contrata, lo hace por algo. Él dirige la película. Tú actúas. Eso es impagable". Freeman (que ya había sido candidato por Paseando a Miss Daisy y por Sin perdón) recibió su Oscar con el público en pie. Una ovación cerrada a la que el actor respondió con pocas palabras. "Quiero dar las gracias a Clint Eastwood por darme la oportunidad de trabajar otra vez con él. Y por poder trabajar con Hilary Swank. Éste ha sido un trabajo de amor".
Cate Blanchett (Oscar a la mejor actriz de reparto por su recreación de Katharine Hepburn en El aviador) entró en la sala de prensa con el Oscar en la mano y una copa de champán en la otra. Pidió disculpas, se volvió y pegó un trago. Con un vestido amarillo de Valentino y una simpatía radiante, la actriz australiana dijo: "Sé que es cursi y ñoño, pero yo le doy las gracias a mi marido".
A pesar de las indicaciones de la Academia para evitar que los premiados convirtieran su minuto de gloria en una lista de agradecimientos a esposas, maridos, hijos, padres y hermanos, fue imposible. Hasta Clint Eastwood dedicó el premio a su mujer "y gran amiga" y a su casi centenaria madre, que temblaba sentada en una de las primeras filas del Kodak Theatre. "Aquí está conmigo otra vez, a sus 96 años. Te doy las gracias por tus genes".
Leonardo DiCaprio también acudió con su madre, que discretamente vigilaba a su hijo y a su espectacular novia. La entrada de Giselle Bündchen (vestida de blanco y de Dior) y del actor (de Prada) en la alfombra roja dejó sin palabras a los centenares de periodistas allí congregados. "¡Eso son príncipes!", gritó un reportero.
La alfombra roja, en la que repartían bombones con forma de Oscar, se colapsó de sedas y diamantes. Todos llegaron en limusinas menos el español Nacho Vigalondo (candidato al mejor cortometraje) y su equipo: se pasearon en un Mustang descapotable.
De negro y perfectas, la estrella china Ziyi Zhang y la esposa de Johnny Depp, la francesa Vanessa Paradis. El color azul y sus variantes se impusieron (Kate Winslet, Virginia Madsen...). A Charlize Theron no paraban de pisarle su alta costura de John Galliano. Trescientos metros de tul que impedían el paso cómodo de la actriz.
Los hombres se dividieron entre el negro (la mayoría), el marino (guapísimos Depp y Jamie Foxx) y el blanco: Prince, Spike Lee y Manuel García, el peluquero español candidato al mejor maquillaje. Con una flor en la solapa, García no perdió detalle. Emitió su juicio tajante: "La más guapa, de calle, Hilary Swank. Perfecta".
Babelia
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