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Análisis:ANÁLISIS
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El cambio en Ucrania y el juego de alianzas de Europa ante Rusia

Pilar Bonet

Una de las diferencias entre la nueva y la vieja Europa es su actitud hacia Rusia. El lema "transformación por aproximación" -eje de la Ostpolitik alemana durante la guerra fría- y la "lucha contra el Imperio del Mal" -la divisa del presidente Ronald Reagan- tienden a reproducirse hoy en el interior de la Unión Europea ampliada y producen una esquizofrenia en el diálogo con el gigante ruso. Por su trayectoria histórica, los miembros de la nueva Europa están más cargados de recelos y resquemores hacia Moscú que los miembros de la vieja Europa. La dualidad, aseguran medios diplomáticos europeos, comienza a sentirse en Bruselas tras la ampliación de la UE, aunque los dos enfoques clásicos no se dan hoy en estado puro en ninguna parte y más bien coexisten en diversas proporciones en las capitales de la UE.

Rusia reacciona con extrema sensibilidad cuando polacos o bálticos toman iniciativas

Rusia, que aún no se ha recuperado de la pérdida del imperio, reacciona con extremada sensibilidad cuando polacos o bálticos le leen la cartilla o toman iniciativas en Ucrania, un territorio donde Moscú cree tener especiales derechos. El subjetivismo de Vladímir Putin hacia su colega polaco es el reflejo de un problema cultural e histórico más profundo. En enero, el jefe del Estado ruso estuvo a punto de no participar en un acto conmemorativo del 60º aniversario de la liberación de Auschwitz en Cracovia porque su colega polaco, Alexander Kwasniewski, que hizo de mediador en Ucrania, invitó al presidente de este país, Víktor Yúshenko a pronunciar un discurso que no estaba previsto. Y antes, en diciembre, arremetió contra Kwasniewski, viniendo a decir que el polaco haría mejor ocupándose de sus asuntos en lugar de meterse en los de Kiev. Salvando las distancias, las tensiones entre rusos, por una parte, y polacos y ucranianos-naranja, por la otra, entroncan con las rivalidades polaco-rusas del siglo XVII y la lucha del catolicismo contra la ortodoxia. La comparación puede parecer exagerada, pero ayuda a comprender por qué el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Alejo II, ha torpedeado el viaje del papa polaco Karol Wojtyla a Rusia.

Además de la UE y Rusia, otro actor clave en el continente es EE UU y este país tiene más facilidad hoy para jugar sus cartas a través de la nueva Europa y los países candidatos, como Ucrania, que a partir de la vieja Europa. De ahí que sea importante saber en qué medida la estrategia de Washington con respecto a Rusia responde a los intereses de los países europeos.

Tras la desintegración de la URSS, Washington ha trabajado de forma consecuente por crear fuentes de energía alternativas a Rusia. Como parte de estos planes, EE UU puso en pie la organización GUUAM (Georgia, Ucrania, Uzbekistán, Azerbaiyán y Moldavia), que agrupa a los países del perímetro meridional y occidental de Rusia. La lucha contra los monopolios parece una buena causa común para todos los europeos y para EE UU, pero no debe traducirse en última instancia en un aislamiento y exclusión de Rusia.

Con el cambio de régimen, Ucrania se ha transformado en el centro de un delicado juego, al ofrecer nuevas posibilidades para la política de transporte de los recursos energéticos a Europa. El territorio de Ucrania puede ser clave para la construcción de un oleoducto desde el mar Caspio, alternativo a los oleoductos rusos. Esta estrategia de diversificación energética tiene una pieza importante en el oleoducto Odessa-Brodi, una ruta de cerca de 600 kilómetros por Ucrania que la comisaria Loyola de Palacio apoyó como un elemento clave de la política energética europea. En tiempos del presidente Leonid Kuchma, Ucrania no pudo organizar ni los suministros desde el Caspio ni asegurar el transporte vía Polonia y eso obligó a invertir el sentido del oleoducto para transportar petróleo ruso. Kuchma, que dio bandazos entre Occidente y Rusia, acabó aceptando la integración económica con Moscú también en el terreno energético y dio luz verde a un contrato que puso el control de los oleoductos ucranianos en manos del monopolio estatal de transportes de crudo de Rusia, Transneft, por el plazo de 15 años.

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El cambio de orientación de la política energética insinuado por Yúshenko implicará, a juzgar por los indicios, un cambio de alianzas, y para ello, las autoridades ucranianas tendrán que anular las decisiones de Kuchma. En una atmósfera de confidencialidad, la empresa de oleoductos ucranianos, Ucratransnaft, y su homóloga polaca negocian ya con multinacionales occidentales del sector la puesta en marcha en el futuro del oleoducto desde Odessa, en Ucrania, hasta Plock en Polonia con petróleo del Caspio en lugar del crudo ruso que se transporta hoy.

Hoy por hoy, Washington parece más interesado que Bruselas en el ingreso de Ucrania en la UE y en la OTAN. Las presiones norteamericanas sobre los responsables europeos para que aceleren el proceso de integración en Ucrania ya han comenzado y recuerdan las presiones que EE UU ha practicado durante años para el ingreso de Turquía en la UE. En un informe financiado por el Programa de Desarrollo de la ONU (PNUD), un grupo de economistas, vinculados mayoritariamente con instituciones norteamericanas o procedentes de la Nueva Europa, recomiendan a Ucrania que se abstenga de la integración monetaria o aduanera con Rusia y la Comunidad de Estados Independientes y presionan para su rápido ingreso en la UE.

Desde Moscú, las perspectivas de Ucrania y Turquía de integrarse en la UE crean la impresión de un cerco que se cierra en torno a Rusia con implicaciones prácticas, tales como la aplicación de normas europeas (petroleros de doble casco entre ellos) a la navegación. El ministro de Energía, Víctor Jristenko, expresó preocupación por la posibilidad de que tanto los estrechos de Dinamarca como los del Bósforo estén bajo un control único. El nacionalismo y el revanchismo pueden florecer en Rusia, si este país, con ayuda de la nueva Europa, se siente cercado en un entorno euroasiático. La vieja Europa, que puede ver a Rusia con otra perspectiva más distante que la nueva, está hoy en disposición de mantener un diálogo menos emocional que ésta con Moscú y también de probar una vez más si es válida la ostpolitik.

De aquí que haya base objetiva para pensar en una comunidad de intereses entre Francia, Alemania, España e Italia, por ejemplo, para mantener anclada a Rusia en el continente. Pero no hay que engañarse. Los dos enfoques de Europa hacia Rusia, en otras palabras la mano tendida a las tendencias democratizadoras y la desconfianza ante las tendencias autoritarias, seguirán coexistiendo en tanto Rusia siga emitiendo señales ambiguas, que se captarán de forma diferente en el entorno plural de la UE.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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