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LA ENFERMEDAD DEL PAPA

El Papa pide papel tras su operación para escribir: "Soy siempre totus tuus"

Juan Pablo II respira sin asistencia tras la operación y no podrá hablar en varios días

Enric González

Juan Pablo II carecía ayer de habla, pero estaba consciente, podía comer, registraba unas condiciones cardiovasculares satisfactorias y, lo más importante en un enfermo de Parkinson, no sufría ninguna infección en los pulmones. Su portavoz, Joaquín Navarro-Valls, señaló que gracias a la traqueotomía practicada el jueves se había superado la crisis respiratoria. Tras la intervención, el Papa pidió papel y lápiz y escribió: "¿Qué me han hecho? Pero yo soy siempre totus tuus". "Totus tuus", todo tuyo, es el lema de este pontificado y expresa la entrega completa de Karol Wojtyla a la Virgen.

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Joaquín Navarro-Valls subrayó que Juan Pablo II era capaz de respirar sin auxilios mecánicos y que tenía los pulmones libres de infección. Se trataba de dos cuestiones vitales dentro de la patología de Karol Wojtyla, porque los enfermos de Parkinson sufren un progresivo "acartonamiento" de los músculos que atrofia funciones básicas e inconscientes como la respiración y la ingestión.

La laringe ya estaba muy afectada y en las últimas semanas el Papa apenas podía tragar saliva; la gripe le produjo una infección laringítica que le bloqueaba la ventilación torácica y los médicos del Policlínico Gemelli optaron por la traqueotomía. La cánula insertada bajo la laringe permitía la entrada de oxígeno y el paciente se encontraba "muy aliviado", dijo el portavoz de la Santa Sede.

No era necesaria, al menos en las presentes circunstancias, la respiración asistida, esto es, una máquina que bombeara aire hacia los pulmones y lo extrajera tras la oxigenación. Una infección pulmonar habría obligado a drenar y a aplicar un duro tratamiento de antibióticos.

Tras la traqueotomía, los médicos del Gemelli aconsejaron al papa Juan Pablo II que renunciara a hablar al menos durante una semana. El paciente, que se sometió a la intervención bajo una leve anestesia local, bromeó con los facultativos al salir del quirófano: hizo con la mano extendida el gesto de amenaza a los niños que se portan mal.

Después, según el relato Joaquín Navarro-Valls, pidió papel y escribió la frase "¿Qué me han hecho?". "Creo que hay que interpretar esas palabras en un sentido humorístico", indicó el portavoz del Vaticano. Wojtyla añadió en la nota el perenne "totus tuus", el lema que en 1979 eligió para definir su papado.

Ayer por la mañana, tras una noche de reposo con tres o cuatro horas de sueño, el enfermo pudo desayunar un café con leche con galletas disueltas y un yogur.

Las noticias procedentes del Policlínico Gemelli disiparon el temor a un desenlace próximo y relajaron el ambiente en el Vaticano, aunque fuera inevitable, por los casi 85 años que cumplirá el Papa en mayo y por su cuadro clínico, intuir un final de pontificado en hospitalización semipermanente.

Se ignoraba todavía si Juan Pablo II podría participar de alguna forma en el Ángelus de mañana, aunque parecía improbable. "Hablaré con su secretario, monseñor Stanislas Dziwisz, y con los médicos, y les informaré de lo que se decida", dijo Joaquín Navarro-Valls a los periodistas.

Otra incógnita se refería a los obispos españoles en visita ad limina. Casi todos ellos gozaron de audiencias papales individuales, de 10 o 15 minutos cada una, antes de la hospitalización del jueves. Pero el próximo lunes estaba prevista la audiencia general a todo el grupo, con un discurso del Pontífice similar a aquel que, el pasado 24 de enero, criticó "la ignorancia o el desprecio hacia lo religioso" por parte del Gobierno español e incluyó dentro del rapapolvo general hasta una referencia al Plan Hidrológico. Fuentes cercanas a los obispos españoles indicaron que por el momento no sabían si habría audiencia ni si alguien, como por ejemplo el secretario de Estado, cardenal Angelo Sodano, sustituiría al Papa y leería el discurso en su lugar.

El portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls (de espaldas), habla con los médicos del Papa.
El portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls (de espaldas), habla con los médicos del Papa.ASSOCIATED PRESS

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