El Papa es sometido a una traqueotomía tras sufrir una recaída en su enfermedad
El Vaticano reconoce que la situación es seria tras la nueva hospitalización de Juan Pablo II
Juan Pablo II sufrió ayer una nueva crisis respiratoria y tuvo que ser sometido a una traqueotomía. Con la intervención, que duró media hora, los médicos del Policlínico Gemelli intentaron aliviar las asfixias del pontífice. El portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, afirmó que el propio Karol Wojtyla había dado su aprobación a la iniciativa y que ésta había sido practicada con éxito poco antes de las nueve de la noche. El Papa fue hospitalizado a las 11.30 a consecuencia de lo que fue oficialmente definido como "una recaída" gripal, pero no se emitió parte médico.
Fuentes vaticanas indicaron que la situación era "seria". La frecuencia de las crisis y el frágil aspecto mostrado por el pontífice en los últimos tiempos inducían al pesimismo. El cardenal Joseph Ratzinger y otros altos dirigentes de la Iglesia Católica invitaron a los fieles a rezar por la salud papal.
La traquetomía consiste en la apertura de un orificio en la tráquea, por el que se introduce un tubo de oxígeno que asegura la respiración. El equipo que atiende al pontífice, encabezado por el doctor Rodolfo Proietti, valoró durante horas los riesgos y las ventajas de la operación y finalmente decidieron realizarla. Hasta entonces, el enfermo había utilizado una mascarilla de oxígeno. Al despertar de la operación, el Papa dirigió un pequeño gesto a los médicos "como el que se hace para regañar amablemente a los niños", señaló el secretario de Estado y asesor de Berlusconi, Gianni Letta, que visitó al Pontífice en el hospital.
Navarro-Valls explicó que los primeros síntomas de dificultad respiratoria aparecieron el miércoles por la tarde. Juan Pablo II sufrió algunos episodios breves de asfixia esa misma noche y ayer por la mañana, pero no se pensó en hospitalizarle hasta poco antes de comenzar un Consistorio Ordinario para canonizar a cinco beatos. El Papa, que había anunciado su presencia, fue sustituido por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado y número dos del Vaticano, quien, a las 11, leyó en nombre del pontífice un mensaje que decía lo siguiente: "Por motivos de prudencia se me ha aconsejado seguir el acto desde mi apartamento, mediante una conexión interna. Le confío, por tanto, cardenal, el encargo de presidir la reunión".
Ingreso de urgencia
Los periodistas que seguían el acto a través de unos altavoces instalados en la sala de prensa del Vaticano escucharon poco después una vieja oración: "Oremus pro Pontifice nostro Johanne Paolo II, Dominus conservet eum et vivificet eum". "Recemos por nuestro Pontífice Juan Pablo II, Dios le conserve y le dé vitalidad". En ese momento ya circulaban rumores sobre una hospitalización, y la oración en el Consistorio dejó pocas dudas. Según Navarro-Valls, los médicos que visitaron al Papa por la mañana decidieron hospitalizarle y la urgencia hizo que el cardenal Sodano entrara en el Consistorio sin conocer la noticia.
El súbito agravamiento sorprendió a casi todos. El propio Joaquín Navarro-Valls había asegurado el martes, en el acto de presentación del último libro del Papa, Memoria e identidad, que Juan Pablo II se encontraba "cada vez mejor".
El enfermo fue trasladado al Policlínico Gemelli, el hospital romano que Karol Wojtyla llama "Vaticano 3" por las largas temporadas que pasa en él, a bordo de su ambulancia privada y recostado sobre una camilla. Testigos presenciales de su llegada indicaron que el enfermo no estaba tumbado por completo y tenía el rostro relajado. Fue introducido por una entrada secundaria y conducido a los apartamentos papales de la última planta. Fuerzas de policía acordonaron el centro y se apostaron en la escalera y junto al ascensor. Navarro-Valls anunció que hoy se haría público el primer parte médico.
No había, por el momento, elementos que permitieran formular un juicio sobre la gravedad del estado del Papa. Sólo se sabía que las dificultades respiratorias eran lo bastante serias como para aconsejar una traqueotomía. Juan Pablo II sufre un estrechamiento de las arterias coronarias que en un paciente menos frágil podría resolverse con un doble by-pass; en el caso del Papa, se trata de un problema de difícil solución, ya que los médicos del Gemelli consideran excesivamente arriesgada una intervención quirúrgica de ese tipo. El problema coronario se complica con la mala respiración, dificultada, a su vez, por un edema (encharcamiento) en los pulmones.
En el Vaticano se esperaba una hospitalización larga, dado que la anterior, del 1 al 9 de febrero, se había demostrado insuficiente, y la preocupación era muy perceptible. Karol Wojtyla cumplirá 85 años en mayo y su físico soporta la enfermedad de Parkinson y los efectos del tratamiento de la misma, además de las consecuencias del atentado de 1981, que le afectó el estómago, y de la extirpación posterior de un tumor y parte del colon. En los últimos días habían sido perceptibles las dificultades del Papa para hablar y respirar.
Cuando se encuentra realmente mal, el Papa solamente habla en polaco. En las situaciones de crisis, por tanto, sólo su secretario, Stanislas Dziwisz, y las personas de su entorno más cercano, todos polacos, son capaces de comunicar con él. En los próximos días, la influencia del clan polaco volverá a ser centro de los discretos debates internos del Vaticano, donde una parte de la jerarquía considera "disfuncional" la situación. Entre quienes se sienten inquietos por la intermediación del clan entre el Papa y la cadena jerárquica figuran, según fuentes de toda solvencia, el cardenal Sodano y el cardenal Ratzinger, cabezas respectivamente de los órganos ejecutivo (Secretaría de Estado) e ideológico (Congregación para la Doctrina de la Fe) de la Santa Sede.
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