El escultor Jaume Plensa crea 'lugares' para las óperas
"No hago escenografías, creo un lugar para que los actores intervengan con una acción", declara el escultor Jaume Plensa (Barcelona, 1955) ante la exposición de sus objetos y espacios realizados para montajes de ópera y teatro desde 1996. Las salas del Museo Colecciones ICO, de Madrid (Zorrilla, 3, hasta el 24 de abril), rescatan lo efímero de las representaciones, que regresan en las imágenes y maquetas de montajes con el grupo La Fura dels Baus.
El escultor, que tiene 30 proyectos públicos y una amplia obra gráfica, nunca había reunido sus trabajos para la escena. El último representado en París, La flauta mágica, de Mozart, en la Ópera Nacional de París, provocó la polémica entre los asistentes. "Los abonados a la ópera de repertorio patalearon y parte del público aplaudió", dice el artista. El montaje se verá esta temporada en el Teatro Real, de Madrid.
Jaume Plensa asegura que el poder mediático de la ópera y el teatro no lo tiene la escultura. Del teatro le gusta "el contraste con lo efímero" y en la exposición lo documenta con las escenografías, vestuarios y concepciones espaciales creadas desde 1996 en un "trabajo paralelo" con Álex Ollé y Carlos Padrissa, de La Fura del Baus.
Hasta el momento ha intervenido en Atlántida (1996), de Manuel de Falla y Ernesto Halffter; El martirio de san Sebastián (1997), de Claude Debussy; La condenación de Fausto (1999), de Hector Berlioz, y La flauta mágica (2003), de Mozart, en colaboración con La Fura, y para el teatro, Le pareti della solitudine, con Massimo Luconi en el teatro Metastasio de Prato (Italia) en 2003.
Para Plensa, "la creación es celular", y a partir de las células va definiendo las partes y formando un cuerpo más complejo. Identifica sus diversas actividades artísticas con un territorio que tiene su personalidad y al que hay que penetrar con un lenguaje específico.
Escenario de objetos
Con una única puesta en escena, Jaume Plensa. Ópera, teatro y amigos tiene un recorrido por tres espacios. Comienza con una sección documental, con fragmentos audiovisuales de las óperas, dibujos de escenografías y vestuarios, con otras imágenes del proceso de producción de las obras.
En la sala principal se forma el escenario, con una instalación de objetos que han participado en las producciones, como la camilla (la lección de anatomía de Rembrandt) y los trajes de cuerpos humanos pintados con músculos y venas de El martirio de san Sebastián, la túnica de letras que utilizaron en La Atlántida, las manos y las capas de La flauta mágica, los ángeles de Atlántida y la alfombra para Fausto. En el tercer apartado está el cuarto oscuro, al que se accede a través de unas cortinas con grandes ojos y se sale entre cortinas de letras metálicas, con las cinco maquetas de los montajes, hechas para la muestra como si se tratara de casas de muñecas, con algunas esculturas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.