El arte mexicano exhibe su madurez
Euforia entre las galerías del país invitado por la atención que despiertan sus propuestas
El recuerdo de aquel explosivo Arco del 97 en el que como "país invitado" se presentó casi un continente (34 salas de 14 países latinoamericanos) planeaba, de forma equivocada, sobre las expectativas de esta primera presentación en solitario, siete años después, de un país de América Latina en Arco: México. "En aquel momento se pensó que no había ningún país que por sí solo tuviera capacidad para presentarse en Arco, pero ahora es evidente que las cosas han mejorado mucho en México, el sector ha crecido y hay movimiento e interés por el arte contemporáneo", explica Yishai Jusidman, artista mexicano formado en Estados Unidos y que actualmente reside en Los Ángeles, algo habitual entre muchos de sus compatriotas artistas. Expone sus obras en la galería OMR, que este año duplica su presencia en el pabellón de México y en la sección general, donde han obtenido un notable éxito las piezas con nuevas tecnologías de Rafael Lozano-Hemmer, entre otras.
"La globalización ha ayudado no sólo a que algunos artistas mexicanos sean conocidos fuera, sino que también ha contribuido a que el público esté informado sobre lo que pasa en el mundo", explica Elisabeth Díaz, codirectora de la galería Enrique Guerrero, que también ha doblado su presencia o, mejor dicho, triplicado, ya que participa en el apartado Caja negra. Lo cierto es que las galerías mexicanas son habituales en Arco, ocho de las 17 seleccionadas ya habían participado anteriormente en la feria, y también algunos de los artistas que representan -como Gabriel Orozco, Francis Alys, Manuel Ocampo o Melanie Smith- tienen ya un amplio reconocimiento internacional del que España no permanecía ajena. La sorpresa, en este sentido, no ha sido tan grande, pero eso no ha quitado interés a la presentación por la madurez de sus propuestas. Además de esta selección realizada entre un centenar de salas por los comisarios Julián Zugazagoitia y Carlos Ashida -que reconocen que han escogido en función de los artistas que representan estas galerías- también hay tres salas mexicanas en secciones comisariadas dedicadas a las propuestas emergentes. Es el caso de Arena México y Terreno Baldío, si bien las últimas tendencias también pueden encontrarse en el pabellón oficial con salas como Nina Menocal, Alternativa Once y Emma Molina.
En esta última se presenta una de las piezas más ruidosas, se trata de La orquesta nerviosa, una instalación de Ariel Guzik en la que diversos robots que se mueven por impulsos electromecánicos tocan afinadamente diversos instrumentos de percusión.
Y entre las estrellas mexicanas figura un español, Santiago Sierra, que cuentan ha tenido una considerable influencia entre las jóvenes generaciones. Su obra reciente está representada en las galerías Enrique Guerrero y Helga de Alvear, pero además destaca la presentación en la galería Ángel Romero, en donde expuso en su etapa madrileña, de una pieza en lona que sale a la venta por 60.000 euros.
La violencia, la presión de una capital con 18 millones de habitantes, las contradicciones sociales, el diálogo con los poderosos vecinos del Norte y una cierta mirada distanciada o irónica respecto a la tradición artística del pasado son algunos de los muchos elementos diversos que pueden apreciarse en la obra de los mexicanos. Pero lo que apabulla y admira es lo bien armados que han desembarcado a nivel teórico; sólo en la feria participan siete publicaciones especializadas y se han celebrado cuatro mesas de debate monográficas en el Foro Internacional de Expertos, una prueba de que el mercado no se sabe, pero el arte y la teoría gozan de buena salud en México.
- Entradas según los días. Las entradas generales varían según las fechas. La apertura de ayer tarde estaba en los 30 euros, mientras que hoy y mañana baja a los 28 euros, y el domingo y lunes será de 24, al coincidir con un descenso de visitantes. La subida de las localidades respecto a la edición anterior obedece, según la directora de la feria, Rosina Gómez-Baeza, a la preferencia de un "público cualificado" por parte de los galeristas. Los estudiantes tienen unas tarifas especiales. El catálogo oficial cuesta 40 euros (www. arcospain.org).
- Ángeles robóticos. El espacio de la Generalitat Valenciana está custodiado por dos ángeles robóticos, del artista Ximo Lizana, que el año pasado presentó unas meninas industriales. El proyecto de ampliación del IVAM, de Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa, se presenta en dos maquetas generales y a escala real la piel que protegerá todo el complejo.
- Compras en una libreta. El director del Museo de Arte Contemporáneo de Málaga, Fernando Francés, compra obras para las colecciones de la Fundación Coca-Cola España (100.000 euros) y los ayuntamientos de Málaga (60.000) y Pamplona (42.000). Todo lo apunta en una pequeña libreta que cabe en la mano, donde anota la ficha técnica de la pieza, el precio y, si llega a un acuerdo, la firma del galerista, para que después no aumente el valor. "Hay contención y los precios están muy equilibrados, como no ocurría en los últimos años", declaró.
- Un vídeo de Thomas Köner. La Comunidad de Madrid incorporó ayer
a su colección un vídeo del alemán Thomas Köner, al distinguirlo con el premio Arco para creadores menores de 40 años y con un precio inferior a 35.000 euros. La pieza se exhibe en la Caja Negra (galería Gima, de Austria) y trata la movilidad urbana en Afganistán.
- México en el Guggenheim. La influencia de México continuará a partir del 15 de marzo con la exposición El imperio azteca en el Museo Guggenheim de Bilbao, con 600 obras. La muestra coincidirá en el verano con la de Richard Serra, que presentará siete nuevas esculturas. El Guggenheim estudia crear un museo en Guadalajara (México).
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