Juan Ramón Lodares confía en el potencial económico del idioma
El historiador de la lengua se aproxima al futuro del español en un ensayo
Lo que puede ser el español, o lo que es de hecho ya, es un negocio. Habrá que quitarse el antifaz, habrá que aparcar algunos prejuicios caducos para aceptar cierto tipo de cosas, pero es que la realidad es muy tozuda a estas alturas. Y si la potencialidad económica del idioma es una verdad hoy, puede serlo mucho más en el futuro. Es lo que sostiene Juan Ramón Lodares, historiador del lenguaje, profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, en El porvenir del español (Taurus), un ensayo que coloca al castellano sobre un espejo que le quita complejos.
Cosas como la economía, la imagen, la globalización, la música, el cine y, sobre todo, los medios de comunicación, se han convertido en elementos a tener en cuenta en lugares preferentes de la lista de prioridades. Lodares, un estudioso del lenguaje amante de machacar posiciones rimbombantes, lo ha descubierto curioseando hacia adelante. "Como historiador del lenguaje he mirado mucho hacia el pasado y ahora he decidido hacer lo contrario teniendo en cuenta lo que decía Winston Churchill, que cuanto más atrás se mira más lejos se ve el futuro", asegura.
En su bola de cristal, Lodares ha observado muchas cosas. "Lo primero, el valor económico de la lengua; después, la imagen, que es algo muy importante y a cuidar, también la unidad normativa, y en eso tienen un papel fundamental los medios de comunicación y, por último, la globalización, que nos beneficia a los hispanohablantes", dice Lodares.
En lo económico es claro: "Se sigue tratando el español, sobre todo desde las instituciones públicas y del Estado, como una cuestión de valor cultural angelical cuando la verdad es que produce riqueza y es una industria de la que no somos conscientes. En Estados Unidos es un idioma que hace ganar dinero, por ejemplo". También está el turismo como fuente de ingresos. "Aquí se promociona un turismo de sol y playa cuando, además, deberían montar una industria idiomática seria porque los estudiantes que vienen son personas que se quedan grandes temporadas y se llevan una impresión del país para aprovechar".
La imagen debe cambiar: "Tiene que alejarse más del mundo académico y de élite para centrarse en la cultura de masas, con la música y el cine como elementos de expansión. Habrá que confiar lo mismo en el Siglo de Oro que en los cantantes latinos o en Almodóvar", sostiene.
A su juicio, "también hay que sortear algunos obstáculos políticos, y en la Unión Europea, como las alianzas y las ventajas mutuas que existen entre Francia y Alemania para frenar la expansión espontánea del español, que perjudica a sus respectivos intereses", denuncia.
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