Los creadores cierran su encuentro con la exigencia de que se respeten sus derechos

"La diversidad cultural arranca por el respeto al creador y sus derechos", indicó ayer Eduardo Bautista, presidente del consejo de dirección de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), en la clausura del III Encuentro Nacional de Creadores, que se celebró ayer en el Teatro Nacional de Cataluña de Barcelona. El acto estuvo marcado por la reiteración de las peticiones que han ido haciendo públicas los autores en los tres días de debate y, también, por la ausencia de representantes del Gobierno, lo que impidió conocer el grado de aceptación de sus demandas por parte del Estado.

En el programa inicial del encuentro estaba anunciada la participación del presidente, José Luis Zapatero, que disculpó su presencia anteayer. Desde la organización se confiaba en que sería sustituido por la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, pero ayer una portavoz de su gabinete informó de que en ningún momento estuvo prevista en su agenda la asistencia al acto y achacó a un error bienintencionado el anunció. Tampoco Eduardo Bautista, que no hizo ninguna alusión a las ausencias en su parlamento, consideró un desplante esta ausencia, sobre la que no quiso hacer otros comentarios, y recordó que la ministra de Cultura, Carmen Calvo, había indicado el día de la inauguración que el Gobierno "esperaba y necesitaba" las conclusiones de los autores.

De hecho, casi se las habría podido llevar la ministra el primer día, porque lo que desgranó ayer Bautista en la clausura era un resumen de los documentos elaborados con anterioridad al encuentro. La próxima semana, anunció, se hará pública una Declaración de Barcelona con los fundamentos filosóficos de sus demandas y un resumen de las múltiples peticiones de los artistas que incorporarán también las nuevas propuestas que hayan podido salir en las mesas de debate celebradas estos días.

Las exigencias principales, recordó, pasan por incorporar de forma clara las disciplinas artísticas en la enseñanza obligatoria; las reformas fiscales; dotar de recursos y contenidos las infraestructuras culturales; mejorar las ayudas específicas a los jóvenes creadores y una mayor presencia de la cultura en las televisiones públicas porque, se preguntó Bautista, "¿cómo es posible que las televisiones que pagamos todos con nuestros impuestos contribuyan a entontecer a la gente?".

Sobre la necesidad de dotar al país de más infraestructuras, Bautista afirmó que hace falta una "gestión inteligente de la cultura", al tiempo que insistió en que "en España aún no ha llegado la retirada de la inversión pública de la cultura, pero llegará. Y no puede irse antes de dejar una red de espacios culturales, educacionales y formativos". En este sentido, se posicionó claramente a favor de una política cultural centrada más en la gestión de los recursos que generan los derechos y una reglamentación fiscal adecuada que en "las subvenciones y ayudas, que generan dirigismo y servilismo". "Esta otra política de respeto a los creadores y de inversión inteligente es la que hará de las industrias culturales de este país una potencia".

Las peticiones de los creadores, sin embargo, exigen en muchos casos, según se ha explicitado en los debates de estos días, un apoyo más directo de las administraciones públicas, especialmente en los casos en que no están apoyados por industrias potentes, como puedan ser la editorial, discográfica o cinematográfica.

Políticas

A la clausura asistió el profesor argentino Edwin R. Harvey, especialista en política cultural comparada. Según su visión, los recursos públicos siguen siendo necesarios en casi todos los casos y, además, se evidencia un acercamiento entre los distintos modelos de política cultural europea, cuyos dos principales exponentes son el Reino Unido y Francia, que están incorporando aspectos de las respectivas políticas en apariencia antagónicas.

"En España existe un hecho diferencial y es que no hay recursos específicos para la cultura, sino que todo sale del Presupuesto General del Estado", indicó Harvey tras la clausura del acto. En Francia, recordó, la promoción del cine se vehicula mediante tres impuestos (sobre el precio de las localidades, la venta de vídeos y los pases en las televisiones públicas y privadas), y en el Reino Unido, desde 1992 parte de los recursos para la cultura salen directamente de un porcentaje que se extrae de la Lotería Nacional. "Son unos recursos que no se pueden tocar y que no están condicionados por los presupuestos", indicó. "En España lo veo difícil porque hay intereses económicos muy importantes en juego". Harvey se mostró interesado por los intentos en España de implantar también el modelo de Consejo de las Artes, en el que son los propios creadores los que dirigen la política cultural, que se aplica en el Reino Unido y en Argentina, entre otros países.