La Casa Blanca pide 80.000 millones de dólares para estar dos años más en Irak
Los gastos bélicos complican la reducción del déficit presupuestario de Estados Unidos
El presidente George W. Bush pidió ayer al Congreso de EE UU otros 80.000 millones de dólares, a cargo de la ampliación presupuestaria de 2005, para afrontar los despliegues en Irak y Afganistán y los gastos de la guerra contra el terrorismo. La petición coincidió con el anuncio de la proyección del déficit de 2005 y dejó en evidencia que los planes de la Casa Blanca para reducirlo a la mitad en los próximos cinco años se ven seriamente comprometidos por la guerra y por la previsible merma de ingresos debido a la reforma del sistema de pensiones.
"Cuando EE UU decidió atacar a Sadam Husein por la amenaza creciente que representaba", dijo ayer el presidente en un comunicado, "hice dos promesas: primero, nuestras tropas tendrán lo que necesiten para protegerse y cumplir sus misiones; y segundo, EE UU estará con los iraquíes y contra los terroristas que intentan desesperadamente bloquear la democracia y el avance de los derechos humanos". En esta particular lógica, Bush añadió que los 80.000 millones "servirán para cumplir los compromisos y dejar claro a los terroristas, de nuevo, que nuestra determinación es firme y que completaremos la misión". Los gastos figuran como suplementos del presupuesto del Pentágono, más de 400.000 millones en 2005.
El Congreso ya aprobó 25.000 millones para Irak y Afganistán el verano pasado, con lo que, cuando se dé vía libre a lo que se acaba de pedir, el gasto bélico de 2005 será de 105.000 millones de dólares. Hasta ahora, el total de gastos militares y de reconstrucción se elevaba a 203.000 millones, según el servicio de investigación del Congreso. Bush dijo ayer que la mayoría del dinero se dedicará al Ejército en Irak, pero que también habrá fondos "para mantener la persecución de Al Qaeda en Afganistán" y "ayudar a los palestinos a construir un Estado democrático".
Con la nueva solicitud los gastos se dispararán hasta los 300.000 millones de dólares. Cuando el ahora ex asesor económico del presidente, Lawrence Lindsey, dijo que la guerra en Irak costaría entre 100.000 y 200.000 millones, el Gobierno se le echó encima y desautorizó el cálculo. Ahora es evidente que el gasto se ha desbocado. "Los republicanos controlan la Casa Blanca y las dos Cámaras, pero no controlan el presupuesto y no pueden evadir su responsabilidad", dijo el congresista demócrata John Spratt.
Compromiso demócrata
Los demócratas no se opondrán a ampliar el gasto en Irak y Afganistán porque, como señaló Nancy Pelosi, líder de la minoría en la Cámara, se comprometieron "a dar a las Fuerzas Armadas el apoyo que necesiten". Pero no dejarán de exigir explicaciones, añadió Pelosi, sobre la política en Irak y el resultado real de los planes para entrenar a policías y soldados iraquíes. "En tiempos de guerra, hay que estar listos para lo inesperado y hay que ser suficientemente flexible como para adaptarse", es la explicación del Gobierno, en boca de Scott McClellan, portavoz de la Casa Blanca.
Por su parte, el teniente general James J. Lovelace, director de Operaciones del Ejército, dijo en un encuentro con periodistas en el Pentágono que se tiene previsto mantener los 120.000 soldados que hay en Irak durante 2005 y 2006. (A esos 120.000 hay que añadir 30.000 más de los Marines, la Armada y la Fuerza Aérea). La previsión entra dentro de "lo probable", especificó Lovelace, porque el número se determina a partir de las recomendaciones de los mandos sobre el terreno y según otra variable, la capacidad de entrenamiento de soldados iraquíes: "A medida que esas fuerzas aumenten, el desenlace lógico sería que se necesitaran menos estadounidenses", según Lovelace, lo cual es tan factible como lo contrario: que, a corto y medio plazo, el ritmo de construcción de las fuerzas iraquíes de seguridad no permita ningún alivio al despliegue norteamericano.
Mientras tanto, la oficina presupuestaria del Congreso revisó ayer al alza su previsión de déficit fiscal para 2005 hasta colocarlo en los 368.000 millones de dólares, equivalente al 3% del PIB. Son 20.000 millones más de lo anunciado en un primer momento. La nueva proyección, aunque supera los 348.000 millones de dólares previstos originalmente, se queda por debajo de los 413.000 millones con los que se cerró 2004 (3,6% del PIB). Para 2006 se habla de 296.000 millones en rojo, y de 261.000 millones para 2007. Pero la proyección del déficit no refleja el estado real de las finanzas públicas, porque no tiene en cuenta el gasto de las operaciones militares en Irak y Afganistán.
En sentido opuesto, la oficina presupuestaria introdujo una importante revisión a la baja de la previsión de déficit futuro, de los 2,3 billones de dólares para el periodo 2005-2015 a 855.000 millones para 2006-2015. Esto se explica, en parte, porque se da por descontado que se abandonarán progresivamente los estímulos fiscales a la economía que empezaron a aplicarse en 2003, bajo la forma de recortes de impuestos. El déficit acumulado para 2010 será de 1,19 billones.
"Se trata de una revisión a la baja de carácter técnico", según los economistas de Goldman Sachs. La perspectiva, continúan, "es mucho peor de lo que se sugiere", no sólo por los gastos militares extraordinarios, sino porque la previsión tampoco tiene en cuenta posibles costes adicionales vinculados a la idea de privatizar parcialmente el sistema de pensiones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.