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La inversión catalana en China se dispara, y triplica en un semestre la cifra de todo un año

El capital invertido en el país asiático fue de 20,6 millones de euros entre enero y junio de 2004

Lluís Pellicer

Cada vez hay más empresas que se deciden por emprender la aventura asiática. Los bajos costes de producción y el enorme mercado de China, con una amplia clase media en las grandes ciudades, han empujado a un nutrido grupo de empresas catalanas a trasladar parte de su producción al gigante asiático y abrir centros para abastecer a los consumidores chinos. Sólo en el primer semestre de 2004 las inversiones en China alcanzaron 20,6 millones de euros, el 330% más que el total invertido en 2003, según la Dirección General de Comercio e Inversiones, del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Las empresas catalanas han apostado por dar el salto definitivo hacia el mercado asiático. Muchas lo hicieron ya a finales de la década de 1990, pero fue el año pasado cuando la inversión en China se disparó.

El valor bruto de las nuevas inversiones -las que incrementan los activos de un país en el exterior- durante el primer semestre de 2004 fue de 20,6 millones de euros, frente a los 6,8 millones en todo el año 2003. Cataluña fue la comunidad autónoma que más invirtió en el gigante asiático, puesto que sus empresas desembolsaron el 70% del total español. El flujo procedente de China también aumentó, aunque los 347.000 euros recibidos distan mucho aún de los 1,1 millones de euros que invirtieron las empresas de aquel país en Cataluña en 2002.

Tradicionalmente, la empresa catalana ha acudido a China para reducir costes de producción. "La fuerte subida del euro en los últimos meses ha acentuado una tendencia que antes ya se observaba, que no es otra que la pérdida de competitividad de algunas industrias. Y ha afectado, sobre todo, a plantas que fabricaban complementos para el sector de la automoción, que han trasladado parte de su producción a China y han mantenido en Cataluña los procesos que aportan valor añadido y que precisan de personal más cualificado", explica la responsable del área asiática del Consorcio de Promoción Comercial de Cataluña (Copca), un organismo dependiente del Gobierno catalán que promueve la internacionalización de las empresas.

Déficit comercial

En cambio, el saldo comercial entre Cataluña y China favorece al gigante asiático de forma apabullante. En 2003, el valor total de las importaciones chinas realizadas por Cataluña ascendió a 2.533 millones de euros. Sólo en los nueve primeros meses del año pasado, el importe de las compras a China ascendía ya a 2.281 millones, según indican datos del Consejo Superior de las Cámaras de Comercio, lo cual convertía a China en el quinto país de donde se importan más productos, sobre todo aparatos eléctricos y mecánicos, ropa y juguetes. Las exportaciones hacia aquel país, en cambio, tienden a estancarse debido en gran parte a la fortaleza del euro. Si en el conjunto de 2003 Cataluña exportó productos por un valor de 431,7 millones de euros, hasta septiembre del año pasado los productos vendidos a China alcanzaron los 276,4 millones de euros.La empresa de tejidos elásticos Dogi, con sede en El Masnou (Maresme), adquirió una fábrica en el sureste de China. En su caso, el traslado fue vital. "Nuestros clientes, que se dedican a la confección, se fueron hacia Asia, donde la mano de obra y las materias primas eran más baratas. Allí fabrican gamas medias con mucha tirada y reservan para sus plantas europeas los diseños más sofisticados", asegura el director de operaciones internacionales de Dogi, Pacho Schröeder.

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La consultora Kreari, que gestiona varios proyectos empresariales en China, explica que del traslado de la producción depende la supervivencia de varias empresas. "Tenemos clientes a quienes, dado el panorama actual, les es casi imposible obtener beneficios si instalan sus plantas de producción en Cataluña. Por ejemplo, una fábrica de papel de regalo que produzca en China tendrá muchos más beneficios que si lo hace en Cataluña, a pesar de los costes de transporte", señala el directivo de la consultora Jaume Piqué.

Empresas pequeñas

Inter China Consulting es una consultora internacional que ha gestionado el 60% de las inversiones españolas en China. El 55% de sus clientes son catalanes, que suelen estudiar a fondo el mercado asiático y se implantan en aquel país al cabo de dos años. El director de la consultora, Eduardo Morcillo, traza el perfil de las compañías catalanas que ubican parte de su producción en China: "Son empresas con una facturación de entre 30 y 50 millones de euros, en las que trabajan entre 200 y 500 empleados y con unidades productivas en Cataluña. Suelen ser líderes de su sector a escala internacional y se dedican sobre todo a ámbitos muy concretos, como tornillería de precisión o química para pigmentación", explica Morcillo. El traslado de parte de la producción, sostiene el director de la consultora, se ha acentuado con la liberalización del textil. "Fabricar en China es un 50% más barato. Si se descuentan los gastos de reexportación hacia Europa, el resultado final es que los costes se reducen un 45%", añade Morcillo.

Junto a la implantación de plantas de las nuevas multinacionales catalanas, sobre todo en la costa, un nutrido grupo de empresas ha abierto delegaciones en China para abastecer a una creciente demanda. Los centros comerciales de las principales ciudades y las zonas costeras del país hierven con la aparición de una clase media compuesta por una población de entre 60 y 80 millones de ciudadanos. "Las empresas del sector servicios ya no se instalan allí para reducir costes, sino para dirigirse al mercado asiático. Para hacerlo, muchas crean sus propias centrales, pero otras prefieren tener aliados estratégicos o crear empresas mixtas", explica Morcillo.

"Lo vendemos todo alli"

Telstar se dedica a fabricar, entre otros productos, tecnología para la industria farmacéutica. En 2003 abrió una fábrica en Shanghai, la tercera de la compañía en Asia. Uno de sus responsables, Carles Brugada, explica que su producción se dirige al mercado local. "Los compradores chinos son tantos que de momento lo vendemos todo allí. Pero para ser competitivos en ese país hace falta adaptarse a sus precios, por lo que tuvimos que abrir varias delegaciones", afirma.

En cambio, la industria farmacéutica Esteve Química optó por una alianza estratégica con la empresa Yiwu Huayi Fine Chemical, que antes ya abastecía a la compañía catalana de materias primas que procedían de Asia. Esta joint venture produce ahora principios activos en China, mientras que las últimas fases del proceso, que suelen ser más complicadas, se llevan a cabo en Cataluña al requerir de instalaciones de mayor calidad. En definitiva, lo que antes era una aventura hoy se ha convertido en una estrategia de supervivencia.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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