Óscar López abre su pulso con Ayuso con Sánchez Acera como número dos y un nuevo portavoz en la Asamblea

Óscar López ha arrancado este sábado su etapa como secretario general del PSOE de Madrid con un nombramiento que encierra un mensaje para la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso. Pilar Sánchez Acera será la nueva secretaria de organización pese a que el Tribunal Supremo podría llamarla a declarar en cualquier momento por haberle enviado al líder saliente, Juan Lobato, un email confidencial del caso del novio de la política del PP, cuya presunta filtración ha supuesto el encausamiento del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. López, según una fuente socialista, considera que no hay caso, y su entorno opina que una hipotética citación de su mano derecha tras ser designada para ese puesto solo reforzaría la tesis de que hay un “hostigamiento” coordinado contra el gobierno de España; su presidente, Pedro Sánchez; y su entorno más cercano. Así arranca la nueva etapa del PSOE: con Sánchez Acera como número dos, una ejecutiva repleta de mujeres y cargos vinculados a Moncloa, un previsible cambio en la portavocía de la Asamblea, y Reyes Maroto como aspirante a liderar la agrupación de Madrid ciudad.

López no solo reivindica a Sánchez Acera tras la polémica que provocó la salida de Lobato por registrar ante notario la conversación de WhatsApp en la que su colaboradora le proporcionó un email perteneciente al caso de Alberto González Amador, el novio de Ayuso, investigado por la presunta comisión de dos delitos de fraude fiscal. También le confía las llaves del PSOE de Madrid porque conoce el partido “como la palma de su mano”. Obligado a desdoblar su agenda por su doble condición de ministro y secretario general de Madrid, Sánchez Acera, exconcejal en Alcobendas, exdiputada autonómica, y excandidata a la secretaría general regional, jugará un papel clave como dirigente de confianza de López.

“Poca gente conoce mejor el PSOE de Madrid que Pilar, conoce hasta el último mohicano de cada agrupación”, fotografían en la dirección.

Así, Sánchez Acera deberá ayudar a coordinar una ejecutiva ampliada con respecto a la de Lobato, en la que ganan influencia los alcaldes de Getafe y Fuenlabrada, Sara Hernández y Javier Ayala, opositores al líder saliente, que en el día del congreso de su partido se dejó ver montando en bicicleta por la sierra madrileña. En ese equipo, Mónica Carazo tendrá la cartera de acción electoral, Carmen Mena será adjunta a organización, Cristina González será secretaria de política municipal, y la cartera de Cultura será para la edil capitalina María Caso, un valor en alza.

Además, López se rodeará de cargos vinculados a La Moncloa. Fran Martín, delegado del gobierno en Madrid, tendrá la cartera de política institucional tras las críticas del gobierno de Ayuso a su labor. Un gesto de respaldo. David Lucas, secretario de Estado de vivienda, también desempeñará esa responsabilidad en el equipo de Madrid. Álvaro Abril, de la máxima confianza de Teresa Ribera, la de Medio Ambiente. Andrés Montero, mano derecha de Manuel De la Rocha en la oficina económica del gobierno, ocupará esa cartera en la ejecutiva madrileña. Y Hilda Jiménez, que también sabe lo que es estar en el ejecutivo central, se ocupará de las universidades.

Pero Sánchez Acera tendrá más tareas que la de coordinar ese grupo. También tendrá que poner en marcha el ciclo de conferencias temáticas que quiere impulsar López para dar a conocer sus propuestas. Y, previsiblemente, deberá acompañar una decisión fundamental del líder: la elección del nuevo portavoz en la Asamblea.

Porque López tiene una ventaja y un inconveniente frente a Lobato en su intento de ganar a la líder de Más Madrid, Manuela Bergerot, la carrera por ser la Némesis de Díaz Ayuso. Como ministro, tiene un tirón mediático que no tenía su predecesor. En cambio, al no ser diputado regional, no podrá enfrentarse a la presidenta en las sesiones de control de la Asamblea. Eso obliga al nuevo líder a elegir a quien pueda ser su voz en la Cámara, sin promover al mismo tiempo, dice un observador interno, a un futuro rival por la candidatura a la presidencia autonómica.

“Portavoz mujer”, resume una fuente de la confianza del actual portavoz, Jesús Celada, para fotografiar lo improbable que es su continuidad.

“El perfil que se busca es el de una diputada contundente”, asegura un tercer interlocutor. “Entre ellas, Mar Espinar, Cristina González y Sara Bonmati”, detalla.

”La elección lógica sería Espinar, aunque fuera muy próxima a Lobato, porque permitiría lanzar el mensaje de la unidad”, amplía una cuarta fuente. “Para mí es la mejor”.

“Tiene experiencia, especialmente con este PP, porque ya fue portavoz en el Ayuntamiento”, añade un dirigente con peso municipal sobre la contundencia con la que se desempeñan Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida. Sin embargo, estos interlocutores admitieron desconocer quién será la séptima persona que ocupe la portavocía para los socialistas en la Asamblea en la última década.

Reyes Maroto

Otro cambio clave para la nueva etapa afectará a la agrupación de Madrid ciudad. Esta organización, impulsada en 2021 para reactivar al partido tras la hecatombe de las autonómicas, es dirigida ahora mismo por Mercedes González, que ya no está en la política madrileña: es directora de la Guardia Civil. El PSOE da por descontado que Reyes Maroto optará al puesto. Una decisión que es en sí misma un anuncio: implica que la exministra quiere repetir como candidata capitalina en 2027, según transmite una fuente de su confianza.

De cara a esos comicios, López tiene el objetivo de armar una propuesta que cambie las reglas de juego en una región donde el PP gobierna desde 1995. Para empezar, ha lanzado un aviso a navegantes que habrán escuchado en los cuarteles generales de Más Madrid, Podemos, Equo e Izquierda Unida.

“En 2015, Gabilondo no fue presidente porque nos faltó un escaño, por la división de la izquierda, tomen nota, tomen nota para el futuro”, ha enfatizado, en referencia a que IU sumó más de 132.000 votos sin lograr representación, un recuerdo que ha sonado a reclamar la unidad de la izquierda.