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CATÁSTROFE EN ASIA

Las tensiones entre Indonesia y EE UU retrasan la distribución de la ayuda

Las autoridades de Yakarta se han negado al desembarco masivo de los 'marines'

La gigantesca operación de ayuda humanitaria lanzada por la comunidad internacional para aliviar el desastre que ha provocado en Indonesia el maremoto del pasado 26 de diciembre está teniendo que hacer frente no sólo a la magnitud de la tragedia, sino también a la alta política internacional. La tirantez que caracteriza las relaciones entre Yakarta y Washington ha ralentizado la distribución de víveres, medicamentos y equipamiento, ya que las autoridades locales se han negado a un desembarco masivo de las tropas estadounidenses.

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En la costa oeste de la isla de Sumatra -la zona más afectada-, el portaaviones Bonhomme Richard, con 3.000 hombres y mujeres a bordo, ha tenido que esperar varios días para entregar la mercancía que llevaba en sus bodegas. Indonesia es el país musulmán más poblado del mundo y acoge un fuerte fervor antiamericano.

Tras largas negociaciones, los marines han desembarcado en Meulaboh (la principal ciudad de la región), aunque en pequeño número (30 personas). De momento, sólo tienen dos vehículos todoterreno. La cifra contrasta con el despliegue de Singapur, con más de 600 soldados, que disponen de numerosos vehículos de transporte y excavadoras. EE UU tiene también marines en Banda Aceh (la capital provincial), en cuyas aguas está estacionado el portaaviones Abraham Lincoln.

"Hemos venido para ayudar a salvar vidas. Estamos negociando con el coronel Geerhan Lantara [responsable militar en la región] para asegurarnos de que aplicamos nuestros activos en el lugar adecuado. El principal valor que podemos aportar es la capacidad de desembarco de material en las playas, por medio de los hovercrafts [barcazas impulsadas por hélice que se desplazan sobre colchones de aire]", explica Jay Hatton, de 40 años, teniente coronel de los marines y responsable del grupo llegado a Meulaboh. "Así que vamos tan rápido como quieren que vayamos", dice este hombre, quien advierte de que, si no son capaces de llevar a cabo un mínimo de actividad, se irán. El Bonhomme Richard, que tiene disponibles tres helicópteros, se dirigía al golfo Pérsico cuando recibió orden de poner rumbo a Sumatra. Una iniciativa que se considera una oportunidad para Washington para mejorar su imagen en el mundo islámico.

Pero hay gente en Indonesia que no quiere una gran operación llevada a cabo por militares estadounidenses en su tierra. "Los americanos han venido en misión humanitaria, comparten nuestro mismo objetivo. Pero antes de traer cualquier tipo de vehículo, tienen que coordinarse con nosotros. Les proporcionaremos asistencia. No pueden desembarcar así como así", asegura Lantara. "Hay gente, sobre todo algunos políticos, que no quieren que bajemos los marines, y, dada la situación internacional, es comprensible. El desembarco de los vehículos anfibios podría parecer una invasión", explica el teniente Jo Millsap. "Y los marines nos negamos a ir a tierra sin armas".

Según Andung A. Nitimihardja, ministro de Industria, de visita ayer en Meulaboh, la presencia norteamericana es bienvenida. "Pueden contribuir mucho a la reconstrucción", afirma. Syahbuddin, responsable del Gobierno en la zona, va más allá y asegura que las relaciones entre Indonesia y EE UU son "bastante buenas". Yakarta ha asegurado que carece de recursos para hacer frente a una catástrofe como la actual.

Las labores de suministro se ven complicadas también por las fuertes medidas de seguridad y los controles militares en Aceh, base del GAM (Movimiento para una Aceh Libre), que desde 1976 lucha por la independencia de esta provincia del norte de Sumatra. Temeroso de los posibles ataques, el Gobierno ha restringido la actuación de las ONG a dos zonas: Banda Aceh y Meulaboh.

El coronel Lantara asegura que en Meulaboh (que está bajo su mando) la seguridad está garantizada, pero dice que fuera, a 60 kilómetros, podrían producirse enfrentamientos. ¿Han bajado armados, entonces, los marines? "No. Vienen en misión humanitaria, así que no necesitan armas. No lo tienen permitido. Nosotros les damos protección", contesta el militar. "No, no hemos traído armas", dice Hatton. ¿Les han registrado para comprobarlo? El teniente coronel estadounidense se da la vuelta lentamente, y dice con una sonrisa mientras se aleja: "A los marines no nos gusta ir a ningún lado sin armas".

El Ministerio de Asuntos Exteriores tiene los teléfonos de información 91 379 16 25, 91 379 16 27 y 91 379 16 28. Para donativos, las ONG ofrecen: ACNUR 91 369 06 70; Cruz Roja 902 222 292; Unicef 902 255 505; Intermón Oxfam 902 330 331; Acción Contra el Hambre 902 100 822; SOS India 902 222 929

; Bomberos Unidos sin Fronteras

91 467 12 16; Médicos del Mundo 902 286 286; Movimiento por la Paz-MPDL; 91 429 76 44; Save the Children 902 013 224; y Médicos Mundi

902 101 065.

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