_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La lucha póstuma de Sampedro

Ramón Sampedro Cameán, tetrapléjico desde el 23 de agosto de 1968, cumplía 29 años, 4 meses y 20 días de inmovilidad cuando el 12 de enero de 1998 logró morir. "Nunca me levanto", decía en su libro Cartas desde el infierno. Una dosis de cianuro de potasio disuelto en agua fue el modo de deshacerse de la vida, y la escena que lo recoge quedó grabada en un vídeo que ha dado la vuelta al mundo antes que lo hiciera la película Mar adentro. El Código Penal le cerraba a Ramón el paso a su demanda de suicidio asistido. "Querido ministro: si te partes el cuello algún día (...) no dejes en manos de ningún bienintencionado profesional tu voluntad", le diría Sampedro en carta al ministro de Justicia de 1995.

Más información
Maneiro insiste en que dio el cianuro a Sampedro por amor mientras su familia la llama "asesina"

Y ayer, la compañera sentimental de Ramón, Ramona Maneiro, ha reconocido ser la persona que ayudó a Sampedro a morir. La ayuda no pasaría de prepararle el vaso para que él aspirara por una pajita el veneno disuelto en agua y tal vez de procurarle la cicuta. Las responsabilidades por un delito terminan por el paso del tiempo y, dada la pena que podría corresponder a este "auxilio al suicidio", el delito habría prescrito a los cinco años desde que se cerró el caso contra Ramona, y, como mínimo y más probable, a los tres años.

Sampedro, como el Cid, ha cosechado triunfos tras su muerte. Ramón perdió ante los tribunales, pero ganó el gran juicio de la opinión pública española y hasta mundial. La heredera de Ramón, su cuñada Manuela Sanlés, fue la continuadora del proceso legal que inició en 1995 Ramón ante la justicia. En enero de 1998, cuando Ramón muere, el caso está ante el Tribunal Constitucional desde finales de 1996. La tramitación del proceso estaba acabada desde abril de 1997, pero el Constitucional consideró irrelevante el sufrimiento del recurrente para resolver con prontitud y "dejó aparcado" el caso. Ramón, en su mensaje final, les diría a los jueces del Constitucional: "Y es, por tanto, vuestra desidia la que me obliga a hacer lo que estoy haciendo".

Finalmente, el Constitucional denegaría la legitimación a la heredera para continuar la reclamación. Pero el caso Sanlés -la heredera de Ramón- no terminó ahí, y ayudada por dos abogados, Jorge Arroyo y yo, acudió a instancias internacionales. Primero fue al Tribunal de Estrasburgo, donde la demanda fue declarada inadmisible, sin más trámite. Luego la queja fue llevada al Comité de Derechos Humanos de la ONU, organismo que en marzo de 2004 declaró, tras un largo debate por escrito entre la reclamante y el Estado, que puesto que el proceso penal se había archivado sin responsabilidades y Ramón consiguió suicidarse con ayuda de otros, la heredera no tenía condición de "víctima".

La larga lucha de Ramón Sampedro ha puesto de relieve que es hora ya de sacudirse el atavismo de la prohibición de toda clase de eutanasia, pues no se defiende así la vida, sino el sufrimiento, y eso es, sencillamente, inhumano.

José Luis Mazón Costa es abogado de la heredera de Ramón Sampedro, Manuela Sanlés, ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el Comité de Derechos Humanos de la ONU.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_