El diseñador de las estrellas
Neil Barrett pertenece a la cuarta generación de una familia de sastres de Devon, Inglaterra, que cosía uniformes para el Ejército. Ahora viste a actores de Hollywood y a la selección italiana de fútbol. Sus colecciones de hombre y mujer llegan a España.
"Brad Pitt me llama y me pide un traje para un estreno en París. Yo pienso en el clima, la hora del evento y el ambiente y le mando uno". Así funciona el mundo de Neil Barrett: desde su taller de Milán hasta las alfombras rojas. Su idilio con Pitt comenzó cuando el actor eligió, entre las decenas de trajes enviados por las grandes firmas internacionales, uno suyo para la entrega de los premios Emmy. "Las otras casas le mandaban cinco o seis trajes. Yo, sólo uno. Se quedó con él, y a partir de entonces me llama para cada acto que tiene". Después de Pitt, llegaron su mujer, Jennifer; Orlando Bloom, Diego Luna, Will Smith, Mark Ruffalo y Gwyneth Paltrow. "Es fantástico porque es como una cadena. Brad es un héroe para muchos actores y todo el mundo quiere parecerse a quien admira. Así que Mark Ruffalo ve a Brad y me encarga ropa, Jake Gyllenhaal se fija en Mark Ruffalo, y así poco a poco. Pero no quiero trabajar para mucha gente. Me gusta que sea algo exclusivo". Esa cadena le ha llevado a vestir a las estrellas también en sus películas. Barrett ha diseñado uno de los dos trajes que Will Smith utiliza en Yo, Robot, y las chaquetas y abrigos de Kirsten Dust en Spiderman 2. "Salgo en los créditos. Al final, final del todo. Lo último que se ve en la pantalla después de Panavision es: agradecimientos especiales a John Galliano y Neil Barrett. No lo sabía y cuando lo vi fue genial".
Desde que lanzase la primera colección femenina en el año 2000, esta línea ha ido creciendo en prendas y adeptas. Pero reconoce que se siente más cómodo diseñando para hombre, el trabajo que le ha hecho famoso. Su éxito es un corte perfecto e informal. "Los hombres no somos como las mujeres, que pueden convertirse en cualquier cosa. Un día son masculinas, otro chic, otro sexy. El hombre elige siempre aquello que le hace sentirse cómodo. Por eso yo busco un estilo que mezcle lo deportivo con un corte de sastrería". Asegura que, para él, confeccionar ropa masculina es algo completamente natural: "Sé exactamente lo que hago cuando diseño para hombres porque yo soy uno. Pienso en mí a distintas edades: a los 20, a los 30 y cómo seré a los 50 y a los 60. El referente es siempre el buen gusto, pero el cuerpo puedo cambiar y lo tengo en cuenta cuando trabajo. Puede que con 60 tenga barriguita, pero la ropa tiene que seguir sentándome bien. Me pruebo siempre toda la colección, yo soy el hombre real, y luego se lo pongo a modelos perfectos".
Lleva haciéndolo desde que en 1989 fue fichado por Gucci para su línea masculina. Un mercado en el que, por aquel entonces, todavía no había entrado el gigante Prada, que lo haría, de su mano, en 1993. Ese año Barrett escribió una carta a Patrizio Bertinelli, marido de Miuccia Prada, exponiéndole sus ideas sobre cómo debería ser su aún inexistente línea de hombre. Seis meses después fue nombrado director creativo de la casa para el lanzamiento de esta nueva colección. La suya propia salió al mercado, con el apoyo de Prada, en 1999, el año en que creó su propia firma con sede en Milán. Este inglés de 40 años nunca ha abandonado Italia. De hecho, es el responsable del equipamiento de la selección italiana de fútbol. "Diseñé todo el vestuario para la Eurocopa, que fue muy chic. Ahora estamos trabajando en el de la Copa del Mundo, que será mucho más dura y se presentará en el mes de julio". Pero el mercado de la ropa deportiva no es nuevo para él. En 2003 inició su colaboración con el gigante deportivo Puma, para quien diseña una colección textil y de calzado que salió al mercado por vez primera el pasado verano.
Su única tienda, hasta el momento, está en Tokio, "frente a Marni y Marc Jacobs", concreta orgulloso. Y tiene previsto abrir una segunda en Los Ángeles, bastante más cerca de sus famosos clientes. Porque su relación con el mundo de fama no acaba en el guardarropa de los actores de Hollywood. El año pasado presentó en la cadena de televisión MTV Fashion House, un Gran Hermano en el que los concursantes eran jóvenes diseñadores de toda Europa. "Me lo pidieron cuatro veces y al final acepté. Me daba un poco de vergüenza, pero un amigo me dijo: hazlo, diviértete. Estaba increíblemente bien pagado y me daba la oportunidad de conocer a gente como Donatella Versace o Naomi Campbell, Valentino Me eligieron porque era un diseñador de prestigio, pero no un gran divo. Necesitaban a alguien que estuviese entre los jóvenes diseñadores y los maestros consagrados y no entrase en competencia con ellos. Y ahí estoy yo". Para reclutar a nuevas promesas, Barrett prefiere ver sus trabajos sobre las pasarelas. En septiembre estuvo en Barcelona para asistir al desfile de la española Txell Miras, uno de los cinco miembros de su equipo, compuesto además por dos ingleses y un japonés. "Lo que hacen los nuevos diseñadores en Milán es demasiado comercial, y ¿quién quiere diseñadores comerciales? Yo sé hacer mi trabajo. Si busco alguien para que me ayude necesito que me aporte algo, que me estimule". Y parece que algo de eso ha encontrado en Gaudí: "Me encanta Barcelona porque es la ciudad de la experimentación. No hay grandes diseñadores, o si los hay trabajan fuera, pero hay gente con mucho potencial".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.