Identificada una proteína que puede ser un importante factor de riesgo cardiaco
Estudios de EE UU sugieren que se debe controlar con fármacos el nivel de CRP en sangre
Científicos de Estados Unidos han descubierto que una proteína detectable en la sangre (Proteína C Reactiva, o CRP en sus siglas inglesas) puede ser un factor de riesgo coronario tan importante como el colesterol. Dos estudios publicados ayer en la revista New England Journal of Medicine establecen la prueba más fehaciente hasta el momento de que reducir los niveles de la CRP con estatinas puede ayudar a prevenir ataques cardiacos y a ralentizar la progresión de la arteriosclerosis en pacientes que ya han sufrido un infarto o padecen enfermedades cardiovasculares.
Los estudios se han realizado sólo con pacientes que han sufrido infartos agudos o algún otro trastorno cardiaco grave, por lo que los resultados no se pueden extrapolar a la población en general. Este aspecto lo enfatiza Valentín Fuster, recién nombrado presidente de la Federación Mundial del Corazón y director del Instituto Cardiovascular de la Escuela de Medicina Mount Sinai de Nueva York. Fuster ha colaborado en los estudios, coordinados por Paul Ridker, del hospital Brigham and Women de Boston, y Steven Nissen, de la Clínica de Cleveland.
"Hemos visto que la CRP es otro factor de riesgo como el colesterol, el tabaquismo o la hipertensión, pero que da más peso a ese grupo de factores" dijo Fuster a EL PAÍS. "Es un avance, un paso más, pero no se puede aplicar a la gente en general". Fuster señala que se necesitarán otros "dos o tres años" para realizar nuevos estudios y determinar si de la terapia con estatinas se pueden beneficiar personas con riesgo moderado que no hayan tenido infartos.
El estudio dirigido por Ridker, siguiendo durante dos años a 3.745 pacientes que habían tenido un ataque de corazón o tenían obstruidas las arterias, ha concluido que los niveles altos de CRP son un factor de riesgo de infarto tan fuerte como el colesterol, pero independiente de él. Además, las estatinas, que son los fármacos que ahora se usan para bajar el colesterol, reducen también la CRP de forma independiente.
Un dato revelador es que la mitad de las personas que han sufrido un ataque de corazón no tenían niveles altos de colesterol. "Probablemente son dos mecanismos distintos. Las estatinas son medicamentos como las aspirinas, con muchos efectos", subraya Fuster.
La Proteína C Reactiva circula en la sangre y se sintetiza en el hígado. Los niveles de CRP son bajos en personas jóvenes sanas, menos de un miligramo por litro de sangre, y se incrementan con la edad, la obesidad, el tabaquismo, la vida sedentaria y la diabetes. El nivel es elevado en pacientes con inflamación crónica como la que se produce en enfermedades como la artritis. La inflamación está considerada como un riesgo adicional coronario.
Fuster explica tres formas en las que actúa la CRP: aumenta la predisposición a los coágulos; produce efectos dañinos en el endotelio (la capa interior de las arterias); y por último hace que las células inflamatorias se activen.
La CRP fue descubierta hace 70 años. Su nombre se debe a que, en los geles que se usaban para separar unas proteínas de otras, aparecía en la tercera banda (la banda C). Hace medio siglo algunos científicos observaron que la proteína aparecía muy elevada en la sangre de los pacientes que acaban de sufrir un infarto, y durante un tiempo la usaron para diagnosticar infartos.
Hace cinco años, subraya Fuster, "se vio que era un factor de riesgo de eventos coronarios sobre todo en pacientes que ya tenían un evento anterior. Ahora se sabe que es un factor de riesgo cardiaco tan importante como el colesterol o el tabaquismo, y que puede reducirse con estatinas.
Fuster va a colaborar con Ridker en otro estudio a gran escala, con 15.000 personas con niveles normales de colesterol pero niveles elevados de CRP -más de 2 miligramos por litro de sangre- para determinar si la reducción de CRP puede prevenir ataques de corazón en gente sana. De comprobarse que así es, se abriría un nuevo y enorme mercado para las estatinas.
Los estudios que ayer se publicaron en el New England Journal of Medicine fueron patrocinados por las farmacéuticas Bristol-Myers Squibb (el de Ridker) y Pfizer (el de Nissen). La idea inicial era comparar los efectos de una terapia intensa de estatinas con los de otra más moderada.
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