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Pedro Zarraluki gana el Nadal con una novela de supervivientes en la posguerra

Nicolás Casariego queda finalista con una historia futurista de intriga y amor

Pedro Zarraluki (Barcelona, 1954) obtuvo anoche el 61º Premio Nadal, dotado con 18.000 euros, con Un encargo difícil, ambientada en la inmediata posguerra española. Es una novela de supervivientes en un mundo regido por el miedo, según el jurado, en el que la integridad de unas personas logra imponer unos valores. Nicolás Casariego (Madrid, 1970) quedó finalista (6.000 euros) con Cazadores de luz, una novela futurista de intriga y amor que, según el jurado, propone una recreación mediante la palabra de un mundo en el que la imagen parece haber triunfado definitivamente.

Casariego propone en 'Cazadores de luz' una recreación del mundo mediante la palabra
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Pedro Zarraluki fue muy parco en el momento de ser anunciado el premio y se limitó a decir que había dedicado tres años a escribir la novela galardonada y que, aunque es una historia "de entretenimiento", aborda también un tema que afecta a las conciencias. "En estos tiempos que corren hay que intentar a través de la literatura cambiar y mejorar el mundo", comentó Zarraluki. "En realidad es mi primera novela porque las anteriores bebían del cuento y la metaliteratura", agregó.

La novela tratada de la esposa y la hija de un hombre que se opuso a la rebelión de Franco contra la República y son represaliadas y enviadas a la casi desierta isla de Cabrera (Mallorca), en la que los únicos habitantes son un destacamento militar, un pescador y un ermitaño alemán y en la que sólo hay una cantina. Se alerta de un posible ataque alemán y las autoridades de Palma de Mallorca ordenan la muerte del ermitaño, que en realidad es un espía alemán que ha traicionado al III Reich y que se oculta en Cabrera.

Ésta es la línea argumental de Un encargo difícil que anoche avanzó el jurado del Nadal, integrado por Germán Gullón, Antonio Soler, Andrés Trapiello, Antonio Vilanova y Joaquim Palau, director de Destino, editorial que convoca el premio.

En Cabrera se instaura un clima de miedo, de desconfianza, pero la integridad y tolerancia de algunos de los "supervivientes" logra imponer una armonía y unos valores al margen de las leyes que los gobiernan.

Pedro Zarraluki regresa con esta novela a la narrativa tras cuatro años de silencio y abandona Anagrama, la editorial en la que ha publicado casi toda su obra. No es la primera vez que el escritor visita el paisaje de las Baleares. La noche del tramoyista se desarrolla en los años cincuenta en una Ibiza en la que se encuentran, o, quizá mejor, chocan, oficiales nazis que huyen de los tribunales internacionales, artistas traumatizados por la guerra y los cerrados isleños.

Por su parte, Cazadores de luz, de Casariego, es una novela de intriga, pero que no se ajusta a los cánones del género negro. "Se trata de una novela que es pura ficción, que transcurre en una ciudad imaginaria, pero que está anclada en la realidad con la obsesión por el consumo y la imagen", comentó el autor tras hacerse público el fallo. El protagonista de la novela es un vendedor que mercadea con todo, incluso consigo mismo. Su vida más o menos ordenada se ve alterada cuando se enamora, un sentimiento hasta el momento para él desconocido, de una sofisticada mujer. Su empresa le exige algo más que su trabajo y dedicación, algo que posee, algo que no es cuestión de dinero o de poder social, sino de vida o muerte. "A partir de ese momento su lucha será por la supervivencia", añadió Casariego.

Zarraluki debutó en la literatura en 1979 con un novelón, La décima sinfonía, que publicó la desaparecida editorial Argos Vergara. La crítica lo saludó como un intento muy loable y valiente, pero fallido. En la misma editorial apareció, dos años después, Las fantásticas aventuras del barón Boldán. En 1983, publicó el libro de relatos Galería de enormidades(Mascarón), que rescató en 1989 Anagrama.

El salto cualitativo le llegó con la mencionada La noche del tramoyista, que publicó Alfaguara en 1987 y reeditó Lengua de Trapo en 1996. Ya en Anagrama, los relatos Retrato de familia con catástrofe (1989), El responsable de las ranas (1990), La historia del silencio -que ganó en 1995 el Premio Herralde de novela ex aequo con Ciudad doble, de Carlos Perellón-, Hotel Astoria (1997) y, hasta ahora, su última novela, Para amantes y ladrones (2000).

Es ésta una novela de lletraferit. Inspirada en el disco For lovers and thieves, del saxofonista estadounidense Ben Webster, es un homenaje a la literatura y más explícitamente al cuento. El protagonista, un joven aprendiz de cocinero y de escritor tiene la oportunidad de asistir durante un largo fin de semana a una reunión de escritores que rinden homenaje a su editor en su 70º cumpleaños. Por sus páginas pasan desde Horacio Quiroga a Cortázar, Bioy Casares o Ricardo Piglia...

Para poder dedicarse a la literatura sin agobios, Zarraluki montó hace años el Café Salambó en el barcelonés barrio de Gràcia. Se ha convertido en punto de encuentro de escritores y de él ha partido la iniciativa del Premio Salambó, que otorga desde 2001 un amplio jurado de escritores. Lo han ganado hasta ahora Javier Cercas, Javier Marías y Juan Eduardo Zúñiga.

Nicolás Casariego Córdoba pertenece a una familia de letraheridos y cinéfilos. Es hermano de Pedro (1955-1993), Martín y Antón Casariego Córdoba. Nicolás Casariego publicó su primera novela, Dime cinco cosas que quieras que te haga (Espasa), en 1998 y ya se puso el listón muy alto. Es una historia de amor y desamor y sobre todo de amistad en tiempos de servicio militar.

También de 1998, pero después de la novela, es La noche de las 200 estrellas (Lengua de Trapo), un libro que reúne 11 relatos -desde el guiño irónico al romántico, la tristeza, la alegría-, que confirman su solidez narrativa. Igual que Héroes y antihéroes (Anaya, 2000).

Con Martín y Antón ha editado la prosa inédita de su hermano Pedro, Verdades a medias (Espasa). Y con Antón ha participado en la adaptación cinematográfica de dos novelas de Martín Casariego, El chico que imitaba a Roberto Carlos y Y decirte alguna estupidez, por ejemplo te quiero.

A la primera velada literaria del año asistieron unas 800 personas, entre ellas, el conseller en cap del Gobierno catalán, Josep Bargalló, y el alcalde de Barcelona, Joan Clos.

De izquierda a derecha, Nicolás Casariego, Pedro Zarraluki y Sebastià Alzamora, esta madrugada tras recibir el premio.
De izquierda a derecha, Nicolás Casariego, Pedro Zarraluki y Sebastià Alzamora, esta madrugada tras recibir el premio.

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