Los ecologistas piden que las centrales paguen el tratamiento
Las asociaciones ecologistas criticaron ayer "la improvisación" de la Empresa Nacional de Residuos, Enresa, al pagar 34,5 millones para que no regresen a España los residuos nucleares enviados al Reino Unido por la central de Santa María de Garoña antes de 1983. Los ecologistas denuncian también que las centrales deberían pagar el tratamiento de los residuos. Actualmente, el dinero sale del 0,8% de la factura de la luz.
Carlos Bravo, responsable de la campaña nuclear de Greenpeace, asegura que en 2001 Enresa intentaba usar el plutonio resultante del tratamiento en el Reino Unido en España. "Ahora resulta que hemos pagado entre todos para que esas 97 toneladas de residuos nunca vuelvan, lo que demuestra que no hay una solución definitiva para estos residuos".
Ecologistas en Acción afirmó en una nota que "la historia de la gestión de los residuos de alta actividad es una sucesión de decisiones improvisadas que no ponen solución al problema principal".
Las asociaciones denunciaron también que las centrales nucleares no asumen los costes derivados de tratar los residuos. El coste de tratar los residuos de las centrales hasta 2070 será de 10.000 millones de euros, según Enresa.
Bravo pidió que el coste "salga de las empresas dueñas de las centrales y no de la factura de los consumidores". Además reclamó que en el precio de la energía de origen nuclear se refleje el coste de la minería del uranio, construcción, funcionamiento y desmantelamiento de centrales nucleares, contaminación radiactiva y seguridad.
"No mover los residuos"
Bravo también criticó el primer acuerdo político alcanzado en el Congreso para unificar todos los almacenes temporales de residuos en uno centralizado. "Nosotros apostamos por no mover los residuos y mantenerlos en almacenes individualizados, como están ahora", afirmó. Bravo también es contrario al almacenamiento geológico profundo, un silo para los residuos a 500 metros de profundidad.
Se preguntó además dónde va a ir este almacenamiento. "No les será fácil encontrar un lugar para ubicar el cementerio nuclear. Ni si quiera los pueblos nuclearizados están dispuestos a convertir sus centrales en almacenes de residuos", afirmó Bravo.
"Nuestra postura es la de no mover los residuos hasta que exista un acuerdo para acabar con la energía nuclear", añadió Bravo. El programa electoral del PSOE establecía que si llegaba al Gobierno acabaría con la energía nuclear en España en un plazo de menos de 20 años y sustituirla por energías renovables.
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