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Casarse para adoptar

De todas las consecuencias de una equiparación total entre parejas homosexuales y heterosexuales, la adopción es, sin duda, la más polémica. En España actualmente pueden pedirla las personas solteras, independientemente de su orientación sexual, los matrimonios y las parejas de hecho formadas por personas de distinto sexo. Ello deja fuera a las parejas de gays y lesbianas.

Con la modificación propuesta por el Gobierno, parte de esta diferencia desaparecería: podrían adoptar las parejas formadas por personas del mismo sexo que se casaran. Pero ello, apunta el Consejo de Estado, puede crear una situación de discriminación, ya que no se incluye la adopción por parejas estables homosexuales. Otro efecto sería que, para poder adoptar, las parejas homosexuales deberían aceptar "como un bloque" toda la regulación sobre el matrimonio.

"Se trata de una cuestión sobre la que ya hizo algunas consideraciones este Consejo de Estado en su dictamen del 11 de diciembre de 2003", apunta el texto. En ese caso se señaló que, "al menos en algunos casos, el interés del menor puede apoyar la solución favorable a la adopción por parejas homosexuales". Ello implicaría "admitir tal posibilidad, sin excluirla de raíz desde la ley" como sucedería si no se modifica el Código Civil para permitir que las parejas de hecho homosexuales -que todavía no tienen regulación estatal- adopten.

Éste es uno de los agujeros detectados por el Consejo de Estado en el anteproyecto.

El Ejecutivo ha defendido que el anteproyecto no trata de regular la adopción por parejas homosexuales, pero al defender la plena equiparación al matrimonio heterosexual, este aspecto quedaba automáticamente incluido. Por eso "es llamativo que no se haya recabado un informe de la Dirección General de las Familias y la Infancia, más aún cuando el informe sobre la necesidad y oportunidad de la norma dice expresamente que 'los problemas sustanciales vienen planteados por los hijos habidos en el seno de estos matrimonios', y que 'es deber ineludible facilitar la mejor atención por parte de estos cónyuges a los menores que pudieran quedar integrados en tales uniones familiares", afirma el Consejo de Estado.

"Conviene notar que incluso en los países que han llegado al más alto grado de equiparación [entre parejas homosexuales y heterosexuales] han establecido previsiones especiales en sede de filiación, lo que no deja de ser trasunto de la diversidad de realidades subyacentes", señala el Consejo.

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