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Reportaje:

Hitler engañaba al fisco

Al llegar al poder, el dictador nazi anuló la deuda contraída con la Hacienda alemana

Adolf Hitler, el dictador nazi que a los 56 años se suicidó en la Cancillería de Berlín pocos días antes de la capitulación de Alemania, no sólo provocó la II Guerra Mundial y el Holocausto en el que murieron seis millones de judíos. Además, Hitler era un contumaz evasor de impuestos y engañó al fisco alemán en más de 400.000 marcos del Reich que, según el poder de compra actual, ascienden a unos ocho millones de euros.

Cuando Hitler llegó al poder, tras ganar los nazis las elecciones en 1933, su deuda con Hacienda ascendía a 405.494,40 marcos del Reich. Un probo funcionario de hacienda de Baviera llamado Ludwig Mirre escribió al ya canciller para pedir su conformidad con la condonación de la deuda. Un secretario del führer respondió a la oficina de impuestos de Múnich: "El señor Hitler acepta su propuesta". La deuda quedó borrada. El funcionario Mirre, un mes después, ascendió hasta jefe de la oficina de impuestos de Múnich y su sueldo se incrementó en un 41%, según la agencia Reuters.

En una información de primera plana, el diario sensacionalista Bild Zeitung informó ayer del hallazgo de las declaraciones de ingresos al fisco de Hitler. Klaus-Dieter Dubon, un notario jubilado de Baviera de 71 años, analizó los documentos de la procelosa relación entre Hitler y el fisco. En 1921 Hitler circulaba ya a bordo de un auto de lujo. Hacienda inquiere por la procedencia de sus ingresos. Respuesta de Hitler: "Se trata de un coche de servicio y sólo percibo escasos ingresos ocasionales por artículos en la prensa".

Tras el golpe de Estado fallido en 1923, un tribunal le condenó a cinco años de cárcel. En ese periodo Hitler escribió su obra cumbre Mein Kampf (Mi lucha), de la que se vendieron hasta 1945 más de diez millones de ejemplares. Mientras cumplía la pena, el fisco envió un escrito a "Adolf Hitler, escritor, temporalmente en la cárcel de Landsberg", para obtener una declaración complementaria.

Un representante de la compañía Mercedes le visitó en la cárcel y Hitler encargó un coche que entonces costaba 26.000 marcos, más que el sueldo de un obrero en 10 años. Al quedar en libertad en 1925, el fisco insistió en que Hitler justificara la procedencia del dinero para la compra del Mercedes. Según una declaración de patrimonio, sólo poseía una mesa de escritorio y dos estanterías con libros. Sobre el coche expone que lo adquirió con un crédito bancario y que se trata de "un instrumento" para sus "objetivos".

Mein Kampf se vendía bien a 12 marcos cada libro, 287.000 ejemplares hasta 1933. Hitler cobraba el 10% en concepto de derechos de autor. En 1925 presentó una declaración de ingresos por 11.231 marcos por derechos de autor y deducía como gastos profesionales: 2.245 marcos de intereses, 3.000 por el pago de una letra de cambio, 1.500 de gastos de viaje, 900 de un secretario privado, 540 de chófer y 600 de un asistente. La deuda fiscal se redujo a 782,10 marcos. Hitler solicitó una exención y pago a plazos.

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De los regalos recibidos de sus admiradores, un cuadro de Brueghel donado por el fabricante de pianos Bechstein, muebles y joyas, no aparece ni rastro en sus declaraciones fiscales. En un punto cumplía con exactitud Hitler. El führer no olvidaba el pago del impuesto a la Iglesia católica y el canon por la tenencia de sus amados perros.

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