_
_
_
_
EL FUTURO DE LA UE

Los líderes europeos debaten la fecha para abrir negociaciones con Turquía

La decisión de la cumbre de Bruselas condicionará el futuro de la UE, sus fronteras y su seguridad

Carlos Yárnoz

Los jefes de Estado y Gobierno de la UE se reúnen hoy y mañana en Bruselas para tomar una decisión clave para el futuro de la Unión, sus fronteras, su seguridad y su capacidad de convivencia entre pueblos, civilizaciones y religiones. La cumbre debe decidir si abre negociaciones de adhesión con Turquía, país de 70 millones de musulmanes, fronterizo con Irán, Irak o Siria, llamado a ser el más poblado de la UE. Salvo sorpresas imprevistas, Los 25 acordarán que las negociaciones comiencen a finales de 2005, pero lo harán mirando de reojo a una mayoría de sus electores disgustada con esa decisión.

Más información
Bulgaria, Croacia y Rumania, próximos socios
La Eurocámara respalda el acercamiento en una votación secreta y tras un agrio debate
Un 'círculo de amigos'
El hombre ex enfermo de Europa
La UE acuerda iniciar en octubre de 2005 las negociaciones de adhesión con Turquía

La suerte parece echada para los turcos, que están llamando a la puerta de la Unión desde 1963. Hasta 1999, no logró el estatuto de país candidato y, el pasado 6 de octubre, la Comisión Europea certificó que Ankara había hecho "unas reformas impresionantes" y cumplía ya los llamados criterios de Copenhague (democracia, derechos humanos, respeto a las minorías y economía de mercado competitiva), pero aconsejó también unas leoninas condiciones negociadoras que los líderes no sólo se aprestan a imponer a Turquía, sino también a todos los potenciales candidatos en el futuro.

A Turquía se le podrá aplicar una cláusula permanente de salvaguardia para que los turcos no disfruten del sagrado principio comunitario de la libertad de movimiento y establecimiento de trabajadores. La UE intenta paliar así el pavor de los europeos a una avalancha de emigrantes turcos hacia Alemania, Austria, Bélgica, Holanda y Francia, países que ya suman más de cuatro millones de turcos.

También se le aplicarán a Ankara cláusulas de salvaguardia temporales para limitar sus accesos a las ayudas regionales y agrícolas europeas o a las ventajas del mercado interior. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha declarado a este periódico: "Podemos aceptar limitaciones temporales, pero no permanentes". Reino Unido, España y Bélgica tampoco ven con entusiasmo las cláusulas permanentes.

Seguimiento del compromiso

Además, durante los al menos 10 años que durará la negociación, la UE realizará un permanente y pormenorizado seguimiento del compromiso turco para erradicar la tortura y los malos tratos o para respetar los derechos de las mujeres y de los kurdos. En caso de grave incumplimiento de algunos de estos principios democráticos, las conversaciones quedarán suspendidas de inmediato.

No sólo eso. La decisión de los 25 líderes europeos debe ser adoptada por unanimidad y, por tanto, debe contar con el apoyo de Chipre, un país no reconocido por Turquía, que ocupa militarmente el norte de la isla desde 1974. El borrador de conclusiones de la cumbre de hoy y mañana incluye el compromiso de Ankara de actualizar su acuerdo aduanero con la Unión, lo que implicaría la firma en un acuerdo internacional de Turquía y Chipre y, de paso, el reconocimiento de facto.

Ankara rechaza tal compromiso y, pese a todo, Chipre no vetará la decisión y Los 25 se conformarán con un gesto de Ankara antes de que el próximo año empiecen las negociaciones. Tampoco acepta Ankara las presiones de Francia para que, en el futuro, reconozca la existencia del genocidio armenio y su participación en los terribles sucesos que costaron la vida a centenares de miles de personas entre finales del siglo XIX y comienzos del XX.

En ningún documento figurará por escrito por el momento, pero el canciller alemán, Gerhard Schröder; el primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente francés, Jacques Chirac, ya han hablado esta semana de la posibilidad de que si Turquía entra en la Unión serán cambiadas las reglas de reparto de poder en la UE pactadas en la Constitución europea. De no ser así, Turquía será el país con más peso en el Consejo de la Unión y en la Eurocámara, porque, a partir de 2015, tendrá más habitantes que Alemania.

Por todas esas razones, prevenciones y miedos, la UE dejará escrito que el inicio de negociaciones no supone automáticamente que el escenario final sea la entrada de Turquía en el club. Ankara, en cambio, ha evitado que Austria, Francia y Dinamarca incluyeran también en las conclusiones una referencia a un plan B para el caso de que las negociaciones fracasen. Se trata de la "asociación privilegiada", sin pertenencia al club, que el Partido Popular Europeo defiende como alternativa al ingreso.

Rechazo popular

Por el contrario, y como pactaron hace dos semanas Alemania y Francia, en las conclusiones quedará claro que el objetivo de las negociaciones es "la adhesión", aunque no pueda prejuzgarse ese final. "Nunca seremos un socio privilegiado, porque esa figura no existe", aseguró Erdogan.

Los sondeos más recientes han puesto otra vez de manifiesto uno de los principales motivos por el que los líderes europeos toman tantas precauciones. Una encuesta difundida el lunes por el diario francés Le Figaro señala que el 67% de los franceses rechaza la entrada de Turquía, como un 55% de los alemanes y hasta el 75% de los austriacos. Por eso, Francia ha tomado más cautelas que nadie: entre enero y marzo se incluirá en su Constitución la obligación de convocar un referéndum antes de cada nueva incorporación. "La última palabra la tendrá el ciudadano", ha insistido el ministro francés de Exteriores, Michel Barnier.

Reino Unido, Italia, España y Holanda han sido en este proceso los valedores de Turquía. Fuera de Europa, ha sido EE UU su gran abogado en su acercamiento a la UE. Para Erdogan, el balance entre ventajas y desventajas de la adhesión se resume en estos comentarios: "Si Europa es sólo un club cristiano, puede pasar sin nosotros; pero si es un conjunto de valores comunes, necesita a Turquía, porque somos una pieza esencial para la reconciliación de civilizaciones. Lo que proponemos es un acuerdo entre civilizaciones". Para eso, como recordó el presidente de la Comisión Europea, "habrá que conquistar los corazones y las mentes de los ciudadanos".

Diputados de la Eurocámara muestran carteles a favor del <i>sí</i> a la apertura de negociaciones con Turquía.
Diputados de la Eurocámara muestran carteles a favor del a la apertura de negociaciones con Turquía.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_