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MIL AÑOS DE ARTE CATALÁN

Gae Aulenti ha querido adaptar el viejo edificio a la sensibilidad actual

"Lo más extraordinario de este museo es que las obras hayan durado 18 años. Raramente la realización de un proyecto dura tanto. Obras complejas como la conversión de la estación de trenes d'Orsay en París en el Museo d'Orsay de Arte Moderno o el Museo de Arte Asiático de San Francisco, me llevaron siete años", afirma con sutil ironía la arquitecta Gae Aulenti (Palazzolo dello Stella, Udine Italia, 1927), a quien se debe el proyecto de reestructuración del Palau Nacional, construido con motivo de la Exposición Internacional de 1929, como sede del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). En estos años ha tenido que sortear numerosas dificultades, modificar el proyecto inicial en varias ocasiones, amoldarse a las exigencias presupuestarias, trabajar con diferentes presidentes del Patronato y sobre todo con los directores que se han sucedido al frente del museo. A pesar de ello, Aulenti afirma que los cambios no le afectaron especialmente. "Desde el principio entendí que el trabajo se realizaría en fases sucesivas, así como acepté que los directores quisiesen introducir sus ideas: he trabajado siempre en estrecha relación con ellos y con los conservadores. La arquitectura nunca es un hecho aislado, debe desarrollarse en un contexto de relaciones", explica.

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Diferentes enfoques

"Ante todo, resistí porque crear un espacio para una colección de arte románico es una aventura excepcional: el románico es un periodo extraordinario de la historia del arte, así como lo es la colección del MNAC", explica Aulenti, que ha aplicado diferentes enfoques museográficos según el periodo de las obras. Para las salas dedicadas al románico concibió unas recreaciones arquitectónicas a tamaño real para exponer los ábsides y las pinturas murales de las iglesias. "Por otro lado, estaba el reto de encontrar espacios contemporáneos en un edificio de estilo académico y manierista, monumental, laberíntico y también feo, aunque parte indisoluble del skyline barcelonés. El proyecto de máximos, realizado hace 15 años, ha resistido y la relación entre la arquitectura de 1929 y la actual ha encontrado su lógica y sus reglas. Creo saber alejarme de mis trabajos para juzgarlos objetivamente; así, puedo afirmar que las galerías desde el Renacimiento al siglo XX están especialmente logradas".

"Los principales objetivos", añade, "han sido adaptar los espacios antiguos a la sensibilidad contemporánea, valorar las obras y encontrar una iluminación perfecta. Hemos creado dos patios interiores con vista al exterior que, además de proporcionar fuentes de luz natural, ayudan al visitante a orientarse en el museo, estableciendo su posición en relación a la cúpula o las torres", comenta, y añade que el restaurante del MNAC, situado en la Sala del Trono con una maravillosa vista panorámica, será "el más hermoso de la ciudad".

Tampoco parece preocupada por algunas críticas que se han escuchado a propósito de la Sala Oval, el mayor salón cerrado de Europa, la primera pieza del puzzle MNAC, que se inauguró en 1992. La arquitecta niega que se trate de un espacio de estética postmoderna, más afín a la sensibilidad de los años ochenta que a la actual.

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