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Un libro revive la batalla del Ebro con el testimonio de combatientes

Los historiadores Cardona y Losada publican 'Aunque me tires el puente'

Jacinto Antón

Quizá la historia más entrañable del libro que Gabriel Cardona y Juan Carlos Losada han escrito sobre la batalla del Ebro sea la de aquel pontonero republicano que nunca pudo ver luego El puente sobre el río Kwai sin que se le saltaran las lágrimas. Pero hay en la amena obra de estos dos historiadores muchas otras, como la de Harry Fisher, del batallón Lincoln, que comprendió en la cota 666 de la sierra de Pandols el sentido de la expresión española "mearse del susto". En Aunque me tires el puente (Aguilar), Cardona y Losada han revivido aquella tremenda batalla del verano y otoño de 1938, la mayor de la Guerra Civil, a través del testimonio de los participantes de ambos bandos.

"Fue una batalla inútil y política, porque la suerte de la guerra ya estaba decidida"

Entre los numerosos testimonios que recoge el libro, subtitulado Memoria oral de la batalla del Ebro, se incluyen el del republicano F. P. que, herido frente a Gandesa, se creyó muerto; el del desertor Josep Florit, que, pasado a los nacionales, se hacía un lío y saludaba todavía con el puño cerrado; el del piloto de Mosca J. S., al que se le congelaron las ametralladoras al atacar desde lo alto una formación de bombarderos Savoia; la del soldado J. B., de la 4ª División de Navarra, al que en mitad de los combates se le apareció la Virgen, o el de Josep Pascual, cartero de su batallón, que observó cómo los soldados sedientos orinaban dentro de sus propias cantimploras para beberse el líquido tras dejarlo enfriar. También figuran en el libro testimonios de personajes bien conocidos, como el del medievalista Martí de Riquer, a la sazón miembro del Tercio de Montserrat de requetés catalanes y coautor de su himno, al que se le rompió la pipa de tanto "¡cuerpo a tierra!" y que trató de detener a dos carros de combate que pasaban despiadadamente sobre los heridos en un episodio digno de Malaparte.

"Hemos querido hacer la historia viva", explican Cardona y Losada, "porque el problema es que los historiadores, en el afán por ser muy científicos, a veces lo que somos es un peñazo". Los autores han tratado, pues, de escapar de la "trampa profesional" y escribir un libro ameno que incite a leer historia y a reflexionar sobre los sentimientos de los personajes. "Lo malo de la historia militar", acuerdan, "es que a menudo sale la guerra pero no los hombres".

Aunque me tires el puente, título que proviene de la célebre canción republicana, consta de hecho de tres historias: la de los metralleros, gente que se ha dedicado durante años a recorrer los escenarios de la batalla recogiendo material del enfrentamiento -peligroso oficio-, la de los que lucharon o vivieron de algún modo la batalla y la de la batalla misma. El lector pasa así continuamente de la perspectiva particular a la global y experimenta no sólo los terribles acontecimientos de aquellos meses de guerra, sino también las vicisitudes relacionadas con ella que han ocurrido en esos parajes, hasta las actuales iniciativas para recuperar la memoria histórica.

"Nuestro propósito era hacer un libro diferente", recalcan los autores. "La batalla ha sido mal contada, contada de manera sesgada y partidista o de manera insoportablemente técnica, es decir bien documentada pero ilegible por aburrida". Ello es particularmente flagrante, señalan, por cuanto, con sus cuatro meses de duración y más de 30.000 muertos, fue una batalla espectacular, salvaje, con escenas tremendas que dejan en pañales lo que mostró, por ejemplo, Salvar al soldado Ryan. "Si la batalla del Ebro la hubieran luchado los estadounidenses ahora tendríamos una docena de grandes películas", afirman.

Para Cardona y Losada, la del Ebro fue "una batalla política e inútil, que sólo sirvió para matar gente, porque la suerte de la guerra ya estaba decidida". En ella, dicen, Franco se retrató como un ser despiadado al que no le importaba que la guerra se alargara y le mataran miles de soldados más mientras eso le reportara poder, un puñado más de caídos útiles y un refuerzo de su fama de invencible. Los habitantes de la zona lo pasaron especialmente mal, con saqueos, sarracinas, represión y abusos desde todos los lados.

Los dos estudiosos, reconocidos especialistas en historia militar -Losada es autor, entre otras obras, de Batallas decisivas en la historia de España (Aguilar, 2004), y Cardona tiene numerosos libros publicados, aparte de que como ex militar de carrera (fue uno de los fundadores de la Unión Militar Democrática) el conocimiento del tema se le supone-, han seleccionado, recopilado y sintetizado muchos testimonios, algunos inéditos y otros que se encontraban dispersos. "El libro reúne las vivencias más interesantes y significativas de los dos bandos", dicen. "De hecho están presentes las tres Españas: las dos de los convencidos y fanatizados de cada bando y la del 80 % restante, los que quedaron en medio y sólo aspiraban a sobrevivir". Losada y Cardona afirman que son muy respetuosos con los ideales de todos los combatientes que se dejaron matar por ellos, pese a confesarse parciales: "Somos de izquierdas y a mucha honra".

De la situación actual de los escenarios de la batalla del Ebro, deploran que todo ese patrimonio sufre una desprotección absoluta. "En España encuentras un alfiler fenicio y la ley lo protege, pero encuentras un trozo de la memoria de la Guerra Civil y puedes devastarlo; se ha tratado todo eso con absoluto desprecio".

Soldados en el río Ebro durante la toma de Miravet (Tarragona) en la Guerra Civil.
Soldados en el río Ebro durante la toma de Miravet (Tarragona) en la Guerra Civil.
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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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