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Entrevista:Carlos Saura | Cineasta

"No siento amor por mi obra"

Elsa Fernández-Santos

Carlos Saura lleva un sombrero de fieltro negro que sólo usa cuando rueda. "No es coquetería, es que la luz de los focos me molesta", explica. Acaba de llegar al plató El Álamo, a las afueras de Madrid. Allí, en un gigantesco espacio abierto acotado por bastidores y espejos, ensayan las bailarinas de Iberia, su última película. El próximo sábado, Saura recibirá en Barcelona el premio a toda una carrera que concede la Academia Europea de Cine. Dice que los premios nunca le han preocupado, aunque sí le ayudan a seguir trabajando como quiere, los acepta gustoso.

En el plató le espera su hijo mayor (Carlos Saura Medrano), su ayudante de dirección desde hace años, y el director de fotografía José Luis López Linares (que ha rodado un documental sobre el cineasta que emitirá La 2 el sábado en el programa La noche temática). Por El Álamo pasarán en las próximas semanas Enrique y Estrella Morente, Sara Bara o Chano Domínguez, entre otros. Saura abre su rodaje a los desconocidos con la misma hospitalidad que su casa. Lleva una cámara de fotos colgada al cuello y una cámara de vídeo en la mano. "Busco detalles", dice.

"No veo jamás mis películas. No sé, tengo otros problemas y no me da la gana ir hacia atrás. Seguramente las haría todas de otra manera"
"Lo único que me intesesa es poder trabajar. Todo lo que me sirva para hacer más cine me vale. Pero mi vanidad está cubiertea desde hace tiempo"
"La familia es una catástrofe, la corruptela siempre nace en la familia..., pero yo me siento mediterráneo y por eso no puedo huir de ella"
"Hay un trabajo que tienes que respetar. Pero en el musical tú eres un espectador que participa con la cámara. Yo bailo con la cámara"
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Pregunta. ¿Qué es Iberia?

Respuesta. Un musical. Inspirado en diversos temas de Isaac Albéniz y al que Roque Baños ha hecho unos arreglos muy libres, excepto en dos piezas de la suite Iberia que interpreta Rosa Torres-Pardo. La película siempre será respetuosa con la melodía pero libre, para que se pueda bailar. Es un proyecto antiguo, de hace más de un año. Álvaro Longoria, que es el productor, quería hacer con Rosa Torres-Pardo una película sobre la suite Iberia. Me llamaron y ahí empezó a gestarse...

P. ¿Por qué le gustan tanto los musicales?

R. El musical te permite experimentar, algo que es muy difícil en el cine convencional. Los musicales tienen esa gran ventaja: no tienen un argumento preciso, no es una historia.

P. ¿Pero también tienen sus reglas?

R. Sí. La única obligación es la de seguir el ritmo musical y no traicionar ese tempo interno que la ejecución, o el baile, imponen por sí mismos.

P. Usted dijo hace poco que hoy no podría rodar una película como Elisa, vida mía (1977).

R. Y es completamente cierto. Hacer una película como Elisa, vida mía, intimista, con pocos personajes, barata, no le interesaría a ningún productor. Los jóvenes son los que van al cine y ellos quieren otra cosa. Pero existe una parte muy importante del cine que se está dejando de hacer. Es una minoría, pero yo defiendo esa minoría.

P. ¿Qué le interesa de ese cine que se está perdiendo?

R. Me interesa el cine personal. Ver a mis compañeros en lo que hacen.

P. Usted se ha aislado deliberadamente. ¿Por qué?

R. Porque me gusta vivir así, que me dejen en paz. Me ha ido bien, además. Siempre he hecho lo que he querido. Si hay algo que puedo decir con cierto orgullo es que las películas que he hecho, 30 o 36, no sé ahora el número, eran las películas que en ese momento quería hacer.

P. ¿Y si no hubiera sido así?

R. Me hubiera dedicado a la fotografía. O a lo que fuera.

P. Pero creo que no le gusta ver sus películas.

R. Es cierto, no las veo jamás. No sé, tengo otros problemas y no me da la gana ir hacia atrás. Seguramente las haría todas de otra manera. Aunque con los musicales es diferente. A la Lola Flores de Sevillanas la vería 40 veces. Además, tampoco tengo tiempo. Es algo que me llamaba mucho la atención de Chaplin. Cuando yo vivía con Geraldine [Chaplin] recuerdo que casi todas las noches su madre, Oona O'Neill, nos proyectaba una película de Charlot. Él llegaba y se sentaba con nosotros y se reía sin parar con ellas y luego nos preguntaba con entusiasmo qué nos habían parecido. Era muy bonito ver ese amor a su propia obra, pero yo no lo tengo. No siento amor por mi obra. Sólo forma parte de mi vida y ahí está, con sus aciertos y sus errores.

P. ¿Y por qué ha convertido en novela su película Elisa, vida mía?

R. Bueno, el editor Hans Meinke, con el que he colaborado en varios libros de fotografía, me ofreció la oportunidad de retomar algunos de mis guiones. La novela me permitía ir por otro lado. Un guión no es literatura, el guión no existe hasta que no está montada la película. Pensé en Elisa, vida mía porque había muchas cosas que quería desarrollar de aquella historia. Es una película con mucho misterio. La casa, Fernando Rey, Geraldine. Aquella era una casa en la que me hubiera gustado vivir...

P. ¿Y cómo vive?

R. Vivo en mi casa, con mi hijo Manuel, que tiene 23 años. Lali [su compañera, la actriz Eulalia Ramón] viene los fines de semana, viajamos juntos y nos vamos juntos de vacaciones. Así nos llevamos estupendamente. Me gusta la soledad compartida. Y Lali es una mujer maravillosa.

P. Siete hijos son muchos...

R. Sí. Eran todo chicos hasta que nació Ana. Yo quería tener una niña. Y por fin nació. Tan preciosa y tan lista.

P. ¿Qué es para usted la familia?

R. La familia es la mafia, una catástrofe, la corruptela siempre nace en la familia... Pero yo me siento mediterráneo y por eso no puedo huir de ella.

P. He leído que le cansan los rodajes. ¿Es verdad?

R. No. Lo que se hace duro es la preparación, pero disfruto mucho con los rodajes. Con los musicales, más. Son rodajes en los que está bailando para ti gente maravillosa. Con los musicales he llegado a hacer repetir una escena que ya daba por buena sólo por el placer de ver actuar otra vez a alguien. Puedes hacer cosas muy divertidas, es casi como un juego. No digo que no haya juego en una película de ficción, pero tienes una historia, un guión, unos diálogos. Hay un trabajo que tienes que respetar. Pero en el musical tú eres un espectador que participa con la cámara. Yo bailo con la cámara.

P. A usted, además, le gusta reparar viejas cámaras fotográficas. Creo que tiene una colección maravillosa de Leicas y es un estupendo mecánico.

R. Sí, me gustan mucho. He sido corredor de motos y trabajé en una fábrica de motos. También quise ser bailaor de flamenco. La verdad es que he hecho muchos disparates en mi vida, hasta que descubrí el cine.

P. Hace unos días le han nombrado Caballero de la Orden de la república italiana, le han dado el premio Vittorio de Sica, también en Italia, y ahora el de la Academia del Cine Europeo. ¿Estará contento?

R. No puedo decir que no los quiera, no es eso, pero lo único que me interesa es poder trabajar. Todo lo que me sirva para hacer más cine, me vale. Pero mi vanidad está cubierta desde hace tiempo.

Carlos Saura.
Carlos Saura.LUIS MAGÁN

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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