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CÁMARA OCULTA | NOTICIAS Y RODAJES
Columna
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Navidad contra sexo

Al nonagenario Michelangelo Antonioni le han cortado tres minutos de su episodio El hilo peligroso de las cosas, del filme colectivo Eros, hecho en colaboración con Soderberg y Won-Kar-Wai. La secuencia de una explícita masturbación femenina ha sido demasiado para la censura norteamericana, y los productores italianos han acatado la orden de suprimirla. No les ha importado que la película esté firmada por un clásico venerado en la historia del cine. Si lo mandan los todopoderosos, se suprime y basta. Cachorro, de Miguel Albaladejo, también tuvo problemas en Estados Unidos, que se resolvieron al suprimir la escena inicial, sexo explícito entre dos hombres. Ahora, La mala educación, de Almodóvar, ha sido relegada a la categoría de NC-17, es decir, prohibida a menores, con la consiguiente merma de público.

A tenor de esta noticia, el crítico Marcos Méndez Sanguos, del electrónico Diario Siglo XXI, ha recomendado con ironía que la película navideña Polar Express sea calificada como NR+3, es decir, no recomendada para mayores de tres años; "quizás con ello logre satisfacer sin problemas al público al que va destinada". Como ya se sabe, esta película de animación cuenta el ilusorio viaje de unos niños en tren, al final del cual les espera Santa Claus, algo así como en aquella película española Hola, señor Dios, donde el hermanito de un niño enfermo se va de casa caminando hasta Belén para pedir a los del portal famoso que curen a su hermanito; en el camino se encuentra hasta con los Reyes Magos, uno de ellos, por cierto, interpretado por el cantante cubano Antonio Machín. El milagro se hace, como no es para menos, tal como en Polar Express, cuando Santa Claus reparte regalos al niño blanco, a la niña negra y al niño pobre, trasuntos de George W. Bush y Condoleezza Rice, siendo el niño inocente quien simbolizaría a la América primigenia", según el crítico citado. Apta, pues, para todos los públicos.

También Oliver Stone hace paralelismos irónicos con Bush a propósito de Alejandro Magno, que acaba de estrenar en EE UU, dicen que con malas críticas: "Alejandro estuvo en lo que hoy son Afganistán e Irak y conquistó ambos lugares. Entonces no existían tratados, ni Naciones Unidas ni medios de comunicación. Pero, ¿quién sabe? Bush podría ser el Alejandro Magno de la mitología de este tiempo". El caso es que Stone puede tener problemas con la censura, al menos en Grecia, donde unos abogados quieren demandarle por explicitar que Alejandro Magno también se acostó con hombres. De momento han pedido a la productora Warner Bross que introduzca una aclaración asegurando que la película es pura ficción. El honor de Alejandro, según lo ven estos tridentinos griegos, debe quedar limpio de polvos y pajas.

No se sabe si en Alpha Dog, que preparan Bruce Willis y Sharon Stone, incluirán un cartelito similar. Aunque se basen en un crimen auténtico, al final de la película el asesino va a ser detenido... cuando en la realidad aún está en fuga. La moraleja impera. El criminal nunca gana.

Hay nuevos censores empeñados en que lo auténtico quede camuflado para que impere el cine de valores embusteros. Hay detalles delirantes, incluso fuera del cine. Por ejemplo, el de la alcaldesa de Els Castells, Menorca. Quiere que se prohíba en las bibliotecas públicas la última obra de García Márquez Memoria de mis putas tristes porque se trata de "una apología de la pederastia y la explotación sexual a menores". Y no digamos lo de los curas contra el preservativo. Estamos locos.

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