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Álava y Vizcaya cuestionan los nuevos parques eólicos del Ejecutivo

Las instalaciones han variado el plan rector sin revisar su impacto

Las diputaciones de Álava y Vizcaya se han unido a la oposición a los nuevos parques eólicos que proyecta el Gobierno. Los planes de puesta en marcha de las instalaciones de Badaia y Ordunte, después de que se hayan abierto las de Elgea, Urkilla y Oiz -puestas en su día en marcha con escasa contestación social e institucional-, han sacado las discrepancias de los despachos. Ambas diputaciones, la primera regida por el Partido Popular y la segunda por el PNV, alegan problemas ambientales y Álava cuestiona además el modelo eólico y se opone a la ocupación de montes que se encuentran catalogados como de utilidad pública. Las instalaciones han variado además las condiciones previstas en el plan eólico vasco sin revisar el impacto ambiental.

La diputada alavesa de Medio Ambiente, Marta Alaña, se niega a simplificar el debate entre el apoyo o no a las energías renovables. Desde su punto de vista, la apuesta de Álava es clara, pero entiende que el modelo eólico no resulta el más adecuado y que este territorio es más apropiado para la energía obtenida de la biomasa. Alaña recuerda que, dentro de la estrategia energética vasca, que pretende alcanzar en el año 2010 el 100% de autoabastecimiento en la comunidad autónoma, la biomasa supone apenas un 10% y se aspira a que todas las energías renovables sumen el 12%. A su juicio, hay territorios más propicios para un tipo de energías renovables que otros.

La Diputación alavesa cuenta desde 1998 con informes realizados por sus propios técnicos opuestos al Plan Territorial Sectorial de la Energía Eólica, el que ha determinado los nuevos emplazamientos.Vizcaya se muestra menos crítica con el plan global del Gobierno. "Estamos a favor de este tipo de energías renovables, pero en contra de que se haga en cualquier sitio que sea rentable", asevera Eusebio Larrazabal, diputado de Agricultura. "Hay que analizar [los futuros parques] uno a uno", agrega. Esta institución foral ha rechazado el proyecto de la instalación en Ordunte, "el único espacio salvaje que nos queda con el Gorbea", resalta el jefe del servicio de Montes de Vizcaya, Eduardo Aguirre. Tanto él como Larrazabal insisten en que se deben analizar las afecciones a la fauna y flora en los futuros emplazamientos "y evaluar lo que se gana y se pierde, y lo que no se tiene que perder".

Por ello, en las alegaciones que ha planteado al proyecto de Ordunte, piden su paralización hasta conocer las conclusiones de seis estudios, elaborados junto a catedráticos de la UPV, sobre las afecciones a esta zona, que cuenta con una turbera especial, las dos únicas parejas de pájaro carpintero que viven en Vizcaya y está incluida en la Red Natura 2000.

El rechazo vizcaíno a Ordunte queda patente también en la proposición no de norma que el PNV y el PSE presentaron conjuntamente el viernes en las Juntas vizcaínas, en la que reclaman que el Legislativo provincial pida al Gobierno la suspensión cautelar de la declaración de utilidad pública de dicho parque y de la aprobación de su estudio de impacto ambiental, al menos hasta que se resuelvan las alegaciones de la Diputación. Los dos partidos, que suman mayoría en las Juntas, quieren tambiuén que éstas asuman y apoyen formalmente dichas alegaciones.

La decisión de ubicar las instalaciones eólicas en los montes vascos se topa también con que la mayoría están declarados de utilidad pública y, por tanto, sometidos a condiciones especiales por la ley de Montes. La autoridad forestal, es decir, las diputaciones, deben conceder un permiso de ocupación para ciertas actividades, permisos que no se han solicitado para los nuevos parques eólicos.

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La consejera de Industria, Ana Aguirre, señaló en octubre en una entrevista con EL PAÍS que Eólicas de Euskadi, la sociedad que construye los parques, cuyo capital se reparten al 50% Iberdrola y el Ejecutivo, no considera necesario pedir ese permiso. Su tesis se basa en que Industria ha declarado también los parques de utilidad pública. Dado que las negociaciones no han fructificado, la Diputación alavesa ha llevado la puesta en marcha de Badaia a los tribunales.

Vizcaya espera que Eólicas de Euskadi, que estudia las alegaciones de la Diputación y las de otras 50 entidades, acepte la paralización. "Nos han dicho que ven lógicas las alegaciones", dice Eduardo Aguirre, pero asegura que en caso contrario podría plantearse un conflicto de "prevalencia de la utilidad pública, que debería ir al Consejo de Gobierno" foral.

La diputada alavesa de Medio Ambiente, que cuenta con el apoyo de colectivos medioambientales, señala que se redujeron a una docena los 29 emplazamientos previstos en el plan sectorial en función del impacto en la zona y la producción energética. Ambas condiciones han cambiado completamente en Badaia, por lo que, a su entender, deben variar también los criterios de prioridad de una u otra zona. Las torres iban a tener inicialmente 65 metros de altura y pasan a 110, las palas aumentan la superficie de barrido desde los 1.385 metros cuadrados a 5.026 y la potencia instalada prevista de 50 mw se ha elevado a los 85mw.

La plataforma Ekologistak Martxan coincide en criticar el plan por los emplazamientos elegidos. "Gran parte de los parques van en espacios protegidos e incluso dentro de parques naturales y otros son lugares bien conservados", dice uno de sus portavoces. La principal agrupación ecologista vasca cree que el Gobierno ha "despreciado" los espacios "más humanizados con menos impacto como la costa" y apuesta por complejos de menor dimensión. A ello añade los cambios sobre la altura de los molinos y la potencia establecidos en el plan sectoral eólico, "lo que demuestra que sabían que iban a ser más altos y potentes".

Álava plantea reflexionar sobre la conveniencia o no de estas instalaciones en el territorio por los impactos generados: la sujeción de cada molino lleva un cepellón de hormigón de 10 metros por 10 de base y cuatro de profundidad, requiere instalaciones de evacuación, pistas de acceso y subestaciones de transformación. El director de Medio Ambiente alavés, Jorge Ocáriz, señala que ya se han abierto simas en Badaia por las voladuras y recuerda que esta zona se halla especialmente protegida por la existencia de un acuífero.

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