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CRISIS EN UCRANIA

Las regiones prorrusas del este de Ucrania amenazan con imponer su autonomía

Yúshenko exige el procesamiento de los dirigentes regionales que agitan el separatismo

Pilar Bonet

Arropados por sus enardecidos seguidores, Víktor Yanukóvich, desde su bastión de poder en Ucrania oriental, y Víktor Yúshenko, en la plaza de la Independencia de Kiev, coincidían en dramatizar la situación en el país en vísperas de la sesión que el Tribunal Supremo celebra hoy para abordar las denuncias de fraude electoral. En su exhibición de músculo, ambos políticos apuraban los medios de intimidación a su alcance. Las regiones del este del país daban sus primeros pasos para configurar, en caso de necesidad, su propia organización territorial dentro de un Estado que hoy es unitario.

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En nombre del autodenominado Comité de Salvación Nacional, Yúshenko exigió el procesamiento de los dirigentes regionales que, a su juicio, intentan llevar a cabo la idea separatista de "la autonomía del sureste", tras haber organizado un fraude electoral récord.

Mientras tanto, el presidente, Leonid Kuchma, que presidió ayer una sesión extraordinaria del Consejo de Defensa y Seguridad, exhortó a mantener el orden público y coreó el llamamiento del primer ministro a los seguidores de Yúshenko para que desbloquearan los edificios públicos. Al término de su sesión, el Consejo de Defensa y Seguridad instó a "acelerar" el diálogo, pidió a los órganos de poder local que anularan las decisiones ilegales tomadas al calor de los comicios, condenó el bloqueo de los edificios administrativos e instó a evitar la violencia.

Por la mañana, Yúshenko pidió a sus seguidores seguir en la plaza, tras anunciar que las autoridades planeaban una acción nocturna de desalojo. Sin embargo, no parecía que hubiera en Kiev un dirigente del Estado capaz de responsabilizarse de medidas expeditivas que pudieran provocar violencia. La jornada dominical en la capital comenzó con misas al aire libre en la plaza de la Independencia y en otras partes de la ciudad. A lo largo de todo el día, los manifestantes naranja no cesaron de martillear en las cabezas de propios y extraños con el latiguillo "somos muchos y no nos vencerán".

Los edificios estatales, incluida la sede del Gobierno, seguían bloqueados. En la plaza de la independencia, el líder de la oposición aseguró que continuarían los "piquetes civilizados", mientras sus adláteres negaban la existencia de un compromiso para levantar el bloqueo. Este punto no está en el texto acordado el viernes con mediación internacional, pero Yúshenko accedió oralmente a la petición de Yanukóvich para que permitiera el acceso a los edificios, y, cuando la mediación se acercaba a su fin, aseguró a su rival que pediría a los suyos que dejaran sólo unos piquetes de guardia, según algunos testigos. Uno de los puntos de la disposición adoptada el sábado por la Rada Suprema (Parlamento) de Ucrania conminaba a los seguidores de Yúsehko a permitir el acceso a los edificios oficiales.

"Si en los próximos días el presidente de Ucrania conjuntamente con el Consejo de Defensa y Seguridad nacional no toma decisiones para desbloquear los órganos de poder superior, si hoy no se toma una decisión para que la Rada Suprema deje de burlarse de la legalidad y de la Constitución de Ucrania y de los derechos de nuestros ciudadanos, entonces tendremos que alzarnos y pronunciar un rotundo no", dijo Yanukóvich en Severodonetsk, una ciudad de la región de Lugansk, donde arengó a un cónclave de más de 3.500 delegados de 15 regiones. Ucrania tiene 26 regiones en total, contando las ciudades de Kiev y Sebastopol. Dentro del Estado, Crimea goza de un régimen de autonomía, inferior, sin embargo, a lo que deseaban los sectores rusoparlantes de la zona tras la independencia de la URSS.

Yanukóvich advirtió a sus partidarios de que evitaran medidas radicales porque, según señaló, "en cuanto se derrame la primera gota de sangre, no podremos después contener su flujo". "Que esto recaiga sobre las conciencias de los que provocaron esta situación. Hoy sólo queda un paso hacia el abismo", dijo, y agregó que su Gobierno no puede ya garantizar el nivel alcanzado por la economía en los últimos tiempos.

En Kiev, el presidente Kuchma calificó de "muy difíciles" las conversaciones entre los dos rivales, cuyos equipos de trabajo están dirigidos por Iván Pliush, un antiguo jefe del Parlamento, en el caso de Yúshenko, y por el primer presidente de Ucrania, Leonid Kravchuk, en el caso de Yanukóvich. "Nadie se atreve a decir hoy a qué compromiso se llegará y si se llegará", afirmó Kuchma. "El compromiso", añadió, "es absolutamente necesario para Ucrania". "Es la única posibilidad de evitar consecuencias imprevisibles", sentenció.

El congreso de diputados regionales al que asistía Yanukóvich no dio luz verde a la idea de una "autonomía del sureste", pero el proyecto quedó ya en el aire para ser utilizado en caso de necesidad. Víctor Tíjonov, el presidente del Parlamento de Lugansk, dijo que la reunión pretendía crear una asociación regional. "La autonomía no se plantea, por lo menos de momento, pero puede plantearse, si llega al poder un presidente ilegítimo". El jefe del Parlamento de Donetsk, Boris Kolesnikov, presuponiendo ya unas nuevas elecciones en lontananza, propuso, a su vez, que, en caso de que Yúshenko llegue al poder, se cree "un nuevo Estado federativo en forma de república del sureste con capital en Járkov". "De este modo, restableceremos la justicia histórica, porque Járkov fue la primera capital de Ucrania", señaló.

Víktor Yúshenko saluda a sus seguidores al llegar a una de las concentraciones de apoyo a su candidatura ayer en Kiev.
Víktor Yúshenko saluda a sus seguidores al llegar a una de las concentraciones de apoyo a su candidatura ayer en Kiev.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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