Mequinensa como lugar literario
Escritor de una pieza, perfeccionista en extremo, Jesús Moncada (Mequinensa, Zaragoza, 1941) es de esos autores que prefieren encerrarse en casa, librado a la creación de su obra literaria, a prodigarse en actos sociales. A Moncada no le van los fastos ni nada que lo desvíe de su labor literaria, lo que no quiere decir que no sea un tipo divertido, capaz de alargar la sobremesa con jugosas anécdotas y con ironía. Su actitud es, por encima de todo, una cuestión de prioridades. Moncada sabe lo que quiere y lo ha demostrado en las tres novelas y los tres volúmenes de cuentos que ha publicado.
Nacido en el territorio aragonés de habla catalana, Moncada ya anunció en su primer libro de cuentos Històries de la mà esquerra (1981)- el mundo de Mequinensa, que acabaría convirtiendo en un mito literario propio. Se trata de la Mequinensa anterior a la construcción del pantano que en 1971 inundaría las casas del viejo pueblo, una Mequinensa a la que las minas de carbón, los faluchos de transporte que navegaban por el río Ebro y los cafés populares dotaban de unas características originales que Moncada ha sabido explotar por medio de un lenguaje entre literario y coloquial, con buenas dosis de humor, que da vida a anécdotas y personajes muy fellinianos. Este mundo literario estallaría definitivamente con la novela Camí de sirga (1988), un gran éxito traducido a 15 idiomas en el que el autor logra una estructura literaria y un lenguaje perfectos para narrar, con habilidad y con constantes flash-backs, cien años de la vida de Mequinensa.
En 1992, Moncada publicó su segunda novela, La galeria de les estàtues, a la que siguió Estremida memòria (1997), centrada de nuevo en Mequinensa. En ella da muestras de un dominio impecable de distintos recursos literarios, con puntos de vista que se van superponiendo. En su siguiente libro -los cuentos de Calaveres atònites (1999)- se acentúa el humor made in Moncada.
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