Remedio chino para América Latina
Las grandes economías del subcontinente apuestan por la mejora de relaciones económicas con Pekín para salir de la crisis
"China puede aliviar gran parte de los dolores de cabeza de América Latina. Desde México a Uruguay, todos los países de esta parte del mundo sólo tienen que ganar si logran meter un pie en el mercado chino. Es la oportunidad fantástica para vender productos y ganar dinero". Éste es el balance que hace el empresario brasileño Synésio Batista da Costa de la gira latinoamericana del presidente de la República Popular de China, Hu Jintao, que en las tres etapas de su viaje suramericano ha logrado un espaldarazo inequívoco de los Gobiernos de Argentina, Brasil y Chile, al reconocer al gigante asiático como una economía de mercado.
Batista da Costa preside el Consejo Regional de Economía de São Paulo y es el secretario del Centro de Industrias del Estado de São Paulo (Ciesp), que representa a 8.500 empresas del Estado más rico de Brasil. En abril pasado encabezó una misión de economistas brasileños que viajó a China. Este año los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) y Néstor Kirchner (Argentina) viajaron a China al frente de numerosas delegaciones de ministros y empresarios.
"Asia es la única parte del mundo donde aún se pueden hacer negocios", dice un empresario
Puede decirse que el descubrimiento mutuo de América Latina y China no se ha producido ahora, pero sí que el viaje de Hu ha confirmado las enormes expectativas del encuentro entre una región que necesita inversión y aumentar sus exportaciones y un mercado de 1.300 millones de habitantes. "Para Latinoamérica, vender en EE UU es casi imposible, las corporaciones son pocas e imponen los precios, Europa está superabastecida, África no tiene dinero y en Oriente Medio sólo hay guerras. Asia es la última parte del mundo donde se pueden hacer negocios", dice Batista da Costa.
Así parecen haberlo entendido Lula, Kirchner y Lagos, que han firmado sin titubear que China es una economía de mercado, a pesar de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) considera a la nación asiática una economía en transición. Más allá de la discusión semántica, el término aceptado ahora por Brasil, Argentina y Chile permitirá a China afrontar en mejores condiciones eventuales denuncias por ventas por debajo del coste. Pese a las quejas de algunos sectores industriales brasileños y argentinos, que advierten del riesgo de invasión de artículos chinos, la realidad es que las demandas por dumping contra China han sido escasas en ambos países.
EE UU, la UE y Japón ya reconocían implícitamente a China como economía de mercado con el subterfugio de la cláusula de nación más favorecida en las relaciones comerciales. Desde hace 15 años, el Congreso norteamericano renueva dicha cláusula. "China no quiere más favores, quiere acabar con la situación de pedir año tras año la renovación de la cláusula", opina Batista. "Hay que recordar que los chinos tienen comprada casi la mitad de los títulos del Tesoro norteamericano que se pusieron en venta. China está en condiciones de provocar un terremoto financiero en el mundo", añade. En el periodo 2002-2003, las principales economías asiáticas acumularon un superávit en cuenta corriente de más de medio billón de dólares. La región exportó su exceso de ahorro comprando títulos del Tesoro para financiar el déficit norteamericano y sostener el dólar.
Brasil ha sido el primer país de peso en reconocer a China como una economía de mercado y esto tiene su importancia política, según Batista, que se muestra convencido de que la contrapartida, no reconocida oficialmente, es el apoyo chino a la candidatura brasileña a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. "Nos tratarán mejor, porque así funcionan las cosas. Nadie hace negocios con quien no le gusta".
En Buenos Aires, la visita de Hu Jintao ha abierto la puerta al primer gran proyecto de inversión que tiene la Argentina de la poscrisis y el Gobierno de Kirchner confía en que dicho programa atraiga a más actores de otras partes del mundo. En palabras de un funcionario del Ministerio de Exteriores, "que nos miren con otros ojos".
Desde la óptica del Gobierno argentino, en Asia hay dos naciones de gran importancia para el intercambio comercial -China e India-, en un contexto internacional en que las rondas negociadoras con los países industrializados avanzan con extrema lentitud para los intereses de las economías emergentes. Se impone una tendencia a fortalecer el comercio Sur-Sur. El presidente Lula lo describía así en una entrevista que concedió hace unos meses a este diario: "La novedad es establecer complementariedad entre naciones en desarrollo. Hemos creado el G-20, que es un bloque capaz de llegar a la OMC con más fuerza. Cuando propongo crear una nueva geografía comercial en el mundo es porque tenemos que aprovechar el potencial de otros países. De lo contrario, todos somos dependientes de EE UU y la UE".
La gira de Hu es la primera concreción de este espíritu, que se puso de manifiesto en la Cumbre de la OMC de Cancún. Argentina, Brasil y Chile esperan dar un salto de gigante en el mercado asiático.
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