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Sudán y los rebeldes del sur se comprometen a firmar la paz

El Gobierno sudanés y los rebeldes del sur del país se comprometieron ayer ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, reunido de forma excepcional en Nairobi, a cerrar antes de finalizar el año el acuerdo de paz que debe poner fin a la guerra más antigua del continente africano. Después de la ceremonia de firma, el Consejo, que celebraba su primera reunión fuera de su sede de Nueva York en 14 años, adoptó a la unanimidad una resolución que promete apoyo político y económico a Sudán una vez terminado el conflicto entre norte y sur y otro en la región occidental de Darfur, que han causado la muerte de millones de personas y otros millones desplazados.

Ante los 15 embajadores del Consejo de Seguridad, el Gobierno de Jartum y el Ejército Popular de Liberación de Sudán (EPLS) firmaron un documento en el que declaran su "compromiso" a cerrar antes del 31 de diciembre el acuerdo que pone fin a 21 años de guerra en el sur del mayor país, una región rica en petróleo. Esta promesa ya había sido pronunciada varias veces en los últimos años por el vicepresidente sudanés, Alí Osman Taha, y el líder rebelde John Garang, los dos principales negociadores. Pero esta vez lo hicieron por escrito y ante el Consejo de Seguridad, que intentó disipar el escepticismo que rodea el acuerdo y las críticas por el manejo de la crisis de Darfur.

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El embajador estadounidense ante la ONU, John Danforth, el actual presidente del Consejo, reconoció que para algunos el Consejo había venido a Kenia con la intención de hacer discursos mientras gente se muere. "Les toca a ustedes demostrar que los escépticos están equivocados", dijo Danforth a Taha y Garang. "Las violencias y atrocidades deben cesar ya. Han oído claramente el mensaje del Consejo de Seguridad, ahora que lo tengan en cuenta".

Críticas de las ONG

Las organizaciones humanitarias y de derechos humanos no parecían ayer convencidas del alcance de este acuerdo de paz, especialmente en el caso del conflicto de Darfur. Amnistía Internacional reclamaba la aplicación de un embargo sobre las armas a todas las partes en conflicto. "Desde Nueva York a Nairobi, esta serie de resoluciones débiles sobre la crisis de Darfur nos han conducido a ninguna parte", dijo Caroline Nursey, la directora regional de la ONG británica Oxfam. Jerema Rome, de Human Right Watch, temía que el Gobierno de Sudán "interprete esta resolución como un cheque en blanco para proseguir su campaña de persecución de las poblaciones civiles en Darfur".

En su resolución, el Consejo dice que considerará las medidas "apropiadas" en caso de que Sudán no respete sus compromisos, una amenaza velada de sanciones que aparece incluso más leve que en resoluciones anteriores. China, que extrae petróleo en el país y vende armas a Jartum, dijo que opondría su veto a cualquier sanción.

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