El Gobierno sudanés y los rebeldes del sur firman la paz que pone fin a 20 años de guerra civil
El cese de las hostilidades entre el norte y el sur, que se han cobrado más de dos millones de muertes, podría ayudar a resolver el conflicto en la región de Darfur
El Gobierno de Sudán y los rebeldes del sur han firmado hoy en Nairobi (Kenia) un acuerdo definitivo de paz para poner fin a más de dos décadas de guerra civil en una jornada histórica. El cese de las hostilidades entre el norte y el sur, que se han cobrado más de dos millones de vidas, podría contribuir a la resolución del brutal conflicto racial en la región noroccidental de Darfur, que ha provocado uno de los mayores desastres humanitarios de la historia de África.
El acuerdo ha sido suscrito en la capital de Kenia por el vicepresidente sudanés, Ali Osman Mohammed Taha, y el líder del rebelde Ejército Popular de Liberación de Sudán (EPLS), John Garang. El secretario de Estado de EE UU, Colin Powell; el presidente keniano, Muai Kibakiel; el de Uganda, Yoweri Museveni; su homólogo nigeriano y presidente de la Unión Africana, Olusegun Obasanjo, así como el secretario general de la Liga Árabe, Amre Moussa, y el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Gianfranco Fini, han sido algunos de los asistentes a la ceremonia.
El pasado 19 de noviembre, Taha y Garang se comprometieron ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que se reunió en Nairobi, a alcanzar antes de fin de año un acuerdo de paz definitivo para acabar con la guerra. Muchos dudaron de su palabra, ya que Gobierno y rebeldes habían hecho la misma promesa un año anterior y la paz nunca llegó en la fecha prometida. Pero esta vez, aunque apurando el plazo, ambos alcanzaron en las últimas horas de 2004 un alto el fuego permanente, y un acuerdo para detallar la implementación de los protocolos firmados hasta ahora. Era el último paso antes de oficiar hoy la ceremonia de la firma, que marca, al menos sobre el papel, el fin de una de las guerras más largas de África en el país más grande del continente olvidado.
La guerra enfrenta desde 1983 al norte musulmán con los rebeldes del sur, que se levantaron en armas cuando el régimen de Jartum impuso la sharia o ley islámica en todo el país, incluido el sur, donde la población es mayoritariamente animista o cristiana. El conflicto se ha cobrado la vida de más de dos millones de personas, a causa de los combates, el hambre y las enfermedades exacerbadas por la contienda.
Regreso de los desplazados
El camino hacia la paz no ha sido fácil, y se ha visto plagado de violaciones del alto el fuego, avances y retrocesos. Las conversaciones de paz, auspiciadas por el organismo regional del este africano Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD en inglés), fueron llevadas a cabo inicialmente por delegaciones de ambas partes, pero según se planteaban los asuntos más conflictivos, fueron Taha y Garang quienes negociaron durante meses cara a cara.
La llegada de la paz al sur traerá consigo el enorme reto de la reconstrucción y puede conllevar una de las mayores operaciones de repatriación de la historia. Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la guerra ha obligado a cuatro millones de personas a desplazarse dentro del país, además de empujar a otras 570.000 a refugiarse en los países vecinos: Uganda, Chad, Etiopía y Kenia.
Sin embargo, en febrero de 2003, mientras continuaban las conversaciones entre norte y sur, estalló otro conflicto en la región noroccidental de Darfur entre dos grupos rebeldes, el Ejército sudanés y las milicias Yanyauid, aliadas de Jartum, que ha causado más de 70.000 muertos y un más de un millón de desplazados. El Consejo de Seguridad de la ONU, en un comunicado difundido el pasado miércoles por su presidente de turno, el argentino César Mayoral, expresó su esperanza de que la resolución del conflicto entre norte y sur "tenga un impacto positivo en la situación en Darfur" y contribuya a lograr la paz también en esa región.
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