Las bibliotecas de las tres universidades se preparan para la convergencia europea
La UPV reclama ayuda institucional para financiar las mejoras necesarias en su servicio
Las transformaciones que requiere el sistema universitario vasco ante la cada vez más cercana materialización del Espacio Europeo de la Educación Superior van a repercutir de forma directa en su red de bibliotecas. Una de las principales novedades que traerá consigo la aplicación de las directrices de la Declaración de Bolonia será la sustitución del actual modelo de créditos lectivos -establecimiento de la carga académica en función de las horas de clase recibidas por el estudiante- por el llamado crédito europeo (ECTS), un diseño que disminuye la importancia de las clases magistrales en favor del trabajo e iniciativa personal del alumno.
Una buena parte de la labor de los universitarios se trasladará así de las aulas a los espacios destinados de manera específica al archivo y documentación de información para el estudio y la investigación, es decir, las bibliotecas. El papel y la trascendencia de estos centros vivirán en los próximos años una metamorfosis nada desdeñable en la que se incluye su propia denominación. "La biblioteca va a adquirir un mayor protagonismo en la formación del estudiante. Su concepción global va a superar los límites actuales para convertirse en un auténtico centro de recursos para el aprendizaje y la investigación", subraya la directora de la biblioteca de la Universidad de Deusto, Nieves Taranco.
"El trabajo de los alumnos será mucho mayor y en diferentes soportes al papel"
Este profundo cambio obligará a las instituciones universitarias a realizar una fuerte inversión económica para adaptar o crear lugares acondicionados para dar respuesta a las nuevas exigencias. En el caso del País Vasco, la universidad privada bilbaína ha sido la primera en dar ese paso y en promover el proyecto más ambicioso. A principios de 2005, comenzará la construcción en las inmediaciones del Guggenheim de su nueva biblioteca, un amplio y ambicioso edificio diseñado por Rafael Moneo con el que pretende abanderar la renovación de estos espacios. "Es uno de los instrumentos con los que buscamos dar respuesta a los desafíos que marcan el cambio en la educación superior en Europa", resalta Taranco.
Además de solucionar los problemas de espacio que aquejan a una biblioteca centenaria -nació, al igual que la universidad, en 1886- con cerca de 800.000 volúmenes, la nueva infraestructura, que contará con 20.000 metros cuadrados de superficie, ofrecerá todos los servicios que la nueva manera de aprender demanda. "El trabajo de los alumnos en la biblioteca va a ser mucho mayor y en diferentes soportes al habitual papel. Los materiales audiovisuales, las nuevas tecnologías, dispondrán también de sus propios espacios", indica la directora de la biblioteca de Deusto.
Más compleja se presenta la adecuación a las nuevas necesidades de los estudiantes y de los docentes en la Universidad del País Vasco (UPV). Este servicio padece también las carencias económicas que arrastra la universidad pública y que se reflejan de manera específica en dos aspectos: la ausencia de suficiente personal técnico y de administración y la imposibilidad de mantener el ritmo adecuado de adquisiciones, sobre todo en lo referente a las publicaciones científicas periódicas. "Las empresas editoras de revistas científicas han creado una situación de monopolio que, junto con la edición on-line, ha incrementado los costes entre un 10 y un 15%", constata la directora de la biblioteca de la UPV, Carmen Guerra, quien califica además los futuros cambios como "un reto muy importante que precisa un reciclaje del personal y una nueva configuración de espacios para los que es necesario mucho dinero".
El nuevo equipo rectoral no oculta la existencia de estas deficiencias y ha mostrado su intención de mitigar la precariedad económica de la biblioteca. Para ello solicita el apoyo de otras instituciones, en especial del Gobierno vasco. "Estamos muy sensibilizados con este asunto. Queremos, de forma prioritaria, dotar a la biblioteca de una estabilidad financiera que evite los altibajos. Para ello es necesario una suma de financiaciones. En mayor medida, de la UPV, pero también de otras instituciones, porque el beneficio de estas actuaciones se extiende al conjunto de la sociedad", defiende Miguel Ángel Gutiérrez, vicerrector de Investigación de la UPV. Gutiérrez confía en que a lo largo del año 2005 las mejoras en la biblioteca serán visibles.
Mondragon Unibertsitatea ya ha comenzado el proceso de reforma de su servicio bibliotecario. Sus alumnos pueden pedir prestadas tarjetas wifi que les permiten trabajar en las salas de estudio de las tres bibliotecas existentes con sus ordenadores portátiles conectados a Internet sin necesidad de cables. También se ofrecen en préstamo cámaras digitales para la realización de distintos trabajos y está previsto a medio plazo la ampliación de estos servicios a otros formatos y la creación de salas de trabajo totalmente informatizadas.
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