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20.000 manifestantes proclaman en Santiago la vigencia del 'nunca máis'

La plataforma afirma que el litoral gallego "sigue indefenso"

Xosé Hermida

El día que se cumplían dos años del primer SOS lanzado por el buque petrolero Prestige, miles de gallegos regresaron a la calle para dejar patente que aún les escuecen las heridas de la catástrofe. Fueron más de 20.000 personas, según los cálculos de la policía local, las que desfilaron ayer por las calles de la zona histórica de Santiago de Compostela bajo el pabellón azul y negro de Nunca Máis.

"Seguimos exigiendo justicia y soluciones", proclamaba la pancarta con la que se abrió la marcha. En los discursos y en las consignas coreadas se repitieron las críticas a la "incompetencia" con que se gestionó el desastre ecológico, entremezcladas de algunos avisos al Gobierno socialista.

La respuesta a la convocatoria de ayer volvió a superar las previsiones del movimiento Nunca Máis. La plataforma ciudadana había renunciado a concluir la marcha en la gran explanada del Obradoiro para irse al otro lado de la catedral de Santiago, a la más recogida plaza de A Quintana, que se quedó pequeña. La cola de la manifestación no pudo entrar por falta de espacio y se perdió el acto final, que repitió la mezcla de discursos reivindicativos y espectáculo teatral que ha caracterizado desde su nacimiento a Nunca Máis.

Detrás del grupo de marineros, artistas y dirigentes sindicales que han compuesto en estos dos años el rostro de la plataforma, desfiló una representación política algo distinta que en ocasiones anteriores. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) acudió con toda la plana mayor, encabezada por su líder, Anxo Quintana, y el antecesor de éste, Xosé Manuel Beiras. La delegación del PSdeG-PSOE fue mucho más discreta. Su secretario general, Emilio Pérez Touriño, cedió la representación al presidente del grupo socialista en el Parlamento gallego, Ismael Rego, y a algunos cargos públicos como el eurodiputado Antolín Sánchez Presedo.

Lo que no varió fue el tono festivo y pacífico de la marcha, salpicada de escenificaciones paródicas. El grupo de artistas de la Plataforma Burla Negra exhibió boinas y birretes, los símbolos con que se han identificado los dos sectores que pugnan por el control del PP gallego, junto a un gran muñeco con la figura del presidente de la Xunta, Manuel Fraga, moldeado como un animal prehistórico. Cuando la efigie entró en la plaza, el presentador que introdujo a los oradores desde la tribuna, el actor Carlos Blanco, regocijó a la multitud al citar el célebre relato del escritor Augusto Monterroso: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".

Entre números musicales, la proyección de un vídeo con imágenes de la marea negra y los recuerdos a los marineros y los voluntarios, leyeron sus discursos Celtia Sar, una niña de Muxía (A Coruña), la localidad más castigada por el desastre; Miguel Anxo Pazos, un mariscador de Pontevedra, y el cantante y escritor Xurxo Souto, uno de los portavoces habituales de Nunca Máis. "Que no nos engañen, los que defendimos Galicia fuimos nosotros", se enorgulleció Pazos. "Ni la Xunta ni el Gobierno español ni la Unión Europea parecían existir", añadió.

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Souto recordó que el chapapote aún no ha desaparecido por completo de la costa y de los fondos marinos, y que la dotación de remolcadores y buques anticontaminación en Galicia no se ha aumentado en estos dos años. "Desde la fecha oscura del Prestige, 26 barcos tuvieron problemas en el litoral gallego y seguimos viviendo en el mismo estado de indefensión", clamó Souto.

El portavoz de Nunca Máis lamentó que en la Xunta "a nadie se le ha solidificado la cara de vergüenza y ahí siguen aferrados a su poltrona". Pero también deslizó censuras al Gobierno socialista, al que recriminó que "reproduzca las mismas perezas que antes criticaban". Souto reclamó "inversiones reales" para que Galicia se pueda recuperar de los efectos de la marea negra, concretadas en un "esfuerzo excepcional de los presupuestos del Estado".

Antes de la manifestación, el consejero de Pesca de la Xunta, Enrique López Veiga, arremetió contra Nunca Máis, a la que acusó de "revolver a la sociedad" en lugar de "concentrarse en la lucha contra el problema". "Lo que no puede pasar nunca más es lo que propició Nunca Máis", sentenció López Veiga en declaraciones a la emisora pública Radio Galega.

Manifestación de la plataforma Nunca Máis en Santiago de Compostela.
Manifestación de la plataforma Nunca Máis en Santiago de Compostela.EFE

Falta de coraje

Al tiempo que los nacionalistas se volcaban con la manifestación de ayer, los principales dirigentes de PP y PSOE se enzarzaron en una refriega dialéctica sobre el verdadero significado del aniversario del desastre. Los secretarios generales del PP de Galicia, Xesús Palmou, y del PSdeG, Emilio Pérez Touriño, coincidieron al acusarse mutuamente de "falta de coraje". Palmou, además de defender la "gran responsabilidad" con que actuaron las administraciones para hacer frente a la catástrofe, reclamó al PSOE el "coraje" de seguir defendiendo lo mismo que hace dos años. Touriño replicó que es el PP el que carece de esa cualidad para "hacer autocrítica" sobre su gestión pasada. Mientras, el líder nacionalista, Anxo Quintana, mezclado entre los manifestantes, se sumaba a las denuncias de Nunca Máis sobre el "estado de indefensión en que siguen las costas gallegas".

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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