El festival de polipoesía Proposta exhibe el 'apocalipsis' de Burroughs y Haring
El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona reúne las serigrafías y textos de 1988
"El planeta está soltándose de sus amarras". Lo escribió William Burroughs (Estados Unidos, 1914-1997) en 1988 para Apocalypse, un trabajo editorial que aunaba su cortante prosa con 10 serigrafías de Keith Haring (Estados Unidos, 19581990), otro maldito con causa que prefería la deriva al hipócrita rumbo de muchos de sus compatriotas. Las premoniciones catastrofistas y al tiempo esperanzadoras de los dos creadores se exhiben hasta el 28 de noviembre en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), en el marco del festival Proposta.
Cuando se conocieron en una fiesta en Nueva York, Burroughs tenía 69 años y una intensa biografía a sus espaldas en la que no faltaban las drogas, el sexo, muchos viajes e, incluso, un homicidio involuntario -mató a su mujer cuando intentaba emular a Guillermo Tell con una pistola-, pero sobre todo era ya el autor de El almuerzo desnudo y eran legión los jóvenes inconformistas que a mediados de los años setenta y principios de los ochenta lo tenían como a uno de sus grandes referentes. Haring tenía sólo 25 años y era uno de ellos. El artista era aún más popular que Burroughs porque sus graffitis se habían convertido en iconos del arte urbano y los coleccionistas comenzaban a rifarse su arte plagado de simbolismos populares y referencias pop. La colaboración vino más tarde, en 1988, cuando el editor de Haring les propuso producir Apocalypse, 90 carpetas que incluyen cada una 10 grandes serigrafías del artista a partir de otros tantos textos de Burroughs más una introducción.
"Los escritos, que se reproducen en el catálogo traducidos, no se han editado de forma independiente nunca", comenta Mario Martín, comisario de esta exposición que produjo el año pasado el Centro José Saramago de Castril, en Granada, y que también ha podido verse en Granada y en Salamanca.
"Su apocalipsis no es violento ni tampoco es un final", añade Martín. "En el fondo es un empezar de cero, es morir para resucitar y llegar a lo verdadero. Burroughs decía que el lenguaje es un virus, que no estamos escuchando lo que la gente quiere decir por culpa de la deformación de los medios y las trampas del sistema. Ellos se adelantan a su tiempo porque aunque la cosa ya estaba dura en 1988 en estos últimos años se ha acentuado esta sensación de trampantojo actual".
Pero, añade, además del virus que tergiversa el verdadero lenguaje del arte y la literatura, hay otro virus que aparece en estas obras, el del sida. Hering ya sabía que había contraído la enfermedad, y aunque aún estaba bien, comenzó a aparecer en su obra un nuevo personaje, el "esperma demoniaco2", un espermatozoide con cuernos que, pese a todo, resulta, como siempre pasa en su obra, incluso simpático. "Hering siempre habla de graves problemas en sus obras, de violencia, incomunicación o muerte, pero nunca utiliza imágenes desagradables, lo cual es todo un mérito", comenta Martín.
Pero si los temas son una sucesión de visiones en las que hay "electrodomésticos que se rebelan", "explosiones de neón" y "los rascacielos rascan jirones del apocalipsis final en el cielo", las formas se corresponden al afán siempre experimental de Burroughs en el que abundan las superposiciones, los cortes y combinaciones con frases que brillan en una combinación a veces difícil de seguir, pero que acaban arrastrando y envolviendo. En cierta manera, las serigrafías de Hering se sirven también de esta técnica del cut-up de Burroughs, y además de utilizar de forma bastante sabia el collage de obras clásicas, especialmente de La Gioconda, sus símbolos, casi siempre claros y evidentes -Martín indica que esta facilidad de lectura de Hering ha sido una de las causas de su popularidad y también de su tardía entrada en los museos- se combinan y superponen creando también diversas posibilidades de lectura.
Aunque es una muestra de pequeño formato, además de esta serie histórica, que hace años también pudo verse en una galería madrileña, la muestra incluye un apartado documental con algunos de los cortos y vídeos que protagonizó Burroughs a lo largo de su trayectoria -destaca Thanks giving, de Gus van Sant-; un mural del artista Xavier Monsalvatje de inspiración "haringniana"; dos vídeos realizados expresamente para la ocasión por el Equipo Moral (Carlos T. Mori y Chema Alonso) en un montaje realizado también con la técnica del collage a partir de imágenes de documentales o vídeos relacionado con el tema; un disco que es la banda sonora de la muestra creado por el grupo Apocalypse -nombre también del álbum que ha editado Subterfuge-, integrado por el mismo Mario Martín, Francis Martin (ex teclista de Cecilia Ann), J. A. Salinas y Álex (del grupo Maine), e, incluso, el reportaje de un desfile de moda de Locking Shocking inspirado en Burroughs.
"Pensamos que era demasiado fácil presentar sólo el trabajo de estos dos grandes autores y que era bueno integrar también los nuevos lenguajes de artistas de otras gneraciones", indica Mario Martín Pareja. Gente que también espera, como Burroughs, que "el éxito escribirá apocalipsis en el cielo".
Recitales y poemas sonoros
La exposición Apocalypse se enmarca en el festival Proposta 2004, que se celebra desde ayer y hasta el sábado en el CCCB. Es la quinta edición de este "festival internacional de poesías y polipoesías", un escaparate de la actualidad de la poesía experimental contemporánea en un sentido muy amplio que de año en año va ganando más adeptos, en la que su coordinador, Eduard Escofet, denomina las "pequeñas grandes minorías". Este año destacan en el programa los recitales del Franz Mon, referente de la poesía concreta en Alemania (hoy, 22 horas), y de la autora australiana Amanda Stewart (viernes, 22 horas). El festival incluye también un apartado de revisión de la poesía sonora y el pase de los filmes seleccionados en la última edición del festival del Cine y Poesía de Berlín. El sábado (22 horas) se clausura con las actuaciones de Patience Agbadi y de la madrileña Ajo, acompañada de Mastretta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.