'Europrácticas' para seguir aprendiendo
Estudiantes y licenciados inician su carrera laboral en otros países con el programa Leonardo
Haber hecho prácticas siempre supone un plus a la hora de buscar el primer empleo. Y si se han realizado en el extranjero, más todavía. Justamente eso es lo que han hecho unos 20.000 jóvenes españoles en los últimos cinco años gracias al programa Leonardo da Vinci: trasladarse a un país europeo para ponerse a trabajar en régimen de aprendizaje en una empresa extranjera. Los destinos más elegidos son: Reino Unido, Italia y Alemania.
Financiado por la Comisión Europea, el objetivo de Leonardo (como se le conoce habitualmente) es crear un espacio laboral que facilite la movilidad a través de toda Europa. Para ello se conceden
ayudas a futuros profesionales (de FP, universitarios de 4º y 5º curso, recién licenciados o jóvenes trabajadores) que les permitan hacer prácticas en una empresa u organismo más allá de las fronteras donde han estudiado. Participan los 25 países de la UE, además de Bulgaria, Turquía, Rumania, Islandia, Liechtenstein y Noruega.
Al 30% de los 'leonardos' la empresa donde habían hecho prácticas les contrató
Unos 20.000 chicos han participado en el programa desde el año 2000
Este año, 5.207 jóvenes (un 55% más que hace un lustro) se trasladarán a alguno de estos países (la demanda de los que quieren participar es 10 veces mayor). Navarra, Aragón y La Rioja son las comunidades, proporcionalmente, donde más jóvenes participan. Cantabria, Castilla y León y Galicia, donde menos. Las estancias de las prácticas pueden prolongarse de tres a nueve meses, si se está estudiando FP; de dos a 12 meses, si se es recién titulado o joven trabajador, y de tres a un año, si se es universitario.
La ayuda máxima de Leonardo asciende a unos 5.000 euros (para gastos de viaje, seguro, alojamiento y manutención). Pero muchas universidades, comunidades autónomas y ayuntamientos completan esta cantidad. Aparte, la empresa donde el joven realiza las prácticas puede pagarle un dinero (alrededor de unos 300 euros mensuales), aunque nunca en régimen de contrato laboral. La idea es que los jóvenes puedan asumir los costes de países con un nivel de vida superior. España recibió de la UE en 2003 alrededor de 21,7 millones de euros para financiar este programa, un 77% más que el año anterior.
Para que un joven pueda solicitar una beca primero tiene que averiguar si la organización en la que estudia o trabaja tiene concedido algún proyecto Leonardo de Movilidad. Este año se le ha otorgado a 155 empresas. La lista de proyectos concedidos puede consultarse en www.mec.es/fp/leonardo/proyectos.html. Existen, además, algunas entidades que conceden ayudas a personas no ligadas con su institución (las becas Argo, Faro y Goya).
El programa Leonardo funciona de la siguiente manera: un promotor (que pueden ser los centros educativos, las empresas, sindicatos, patronales, comunidades o ayuntamientos) presenta un proyecto a la agencia Leonardo de su país con vistas a que sus alumnos o trabajadores jóvenes realicen prácticas en alguna empresa de Europa. Sólo 25 universidades de las 72 que hay en España participan en la actualidad en este programa.
Los promotores deben buscar socios en el extranjero para mandar allí a sus alumnos o empleados. Y después presentar a la agencia Leonardo de su país un proyecto en el que se recoja por qué y cómo quiere formar profesionalmente a su personal. Las agencias nacionales realizan una preselección, y Bruselas decide finalmente los proyectos elegidos. Los promotores orientarán sobre alojamientos en el país de destino.
En cualquier caso, este programa está concebido para incrementar la inserción laboral de los jóvenes europeos. "Muchos de los universitarios y recién titulados participan con la intención de quedarse en el país donde han realizado sus prácticas", señala el director de la Agencia Española Leonardo da Vinci, Antonio Feliz Cotado. De hecho, un 30% consigue un contrato en la empresa en la que ha hecho las prácticas una vez finalizada la beca. Y, según la Fundación Universidad Empresa, de la Universidad de Valencia, el 70% de los que participan encuentran trabajo en menos de seis meses (el tiempo medio para conseguir un primer empleo se sitúa en 28 meses entre las personas de 16 a 35 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística).
Muchos toman al Leonardo como el primo hermano del programa Erasmus (que proporciona intercambios estudiantiles entre las universidades europeas). "Es el complemento ideal para los que han pasado una temporada en una universidad extranjera", asegura Feliz Cotado.
Quienes han participado en el programa Leonardo valoran de la experiencia, por este orden y según la Fundación Universidad Empresa, haber mejorado un idioma extranjero, la capacidad para tomar decisiones y su independencia. La gran mayoría, el 85%, volvería a solicitar la beca.
Un pasaporte de formación
Una de las actividades del programa Leonardo Da Vinci -entre las menos conocidas- es apoyar proyectos pilotos transnacionales de empresas dirigidos a promover la innovación y la calidad en la formación de sus empleados.
En esta innovación se incluye la utilización de la nuevas tecnologías de la información en el ámbito laboral.
Así, una entidad puede presentar a la agencia nacional Leonardo un proyecto piloto destinado a mejorar la instrucción de sus trabajadores, siempre que se haya buscado un mínimo de dos socios en algún país de Europa para llevar a cabo la iniciativa.
El proyecto puede prolongarse durante un máximo de dos años y la UE se hace responsable, hasta un 75%, de la financiación (unos 200.000 euros al año).
Leonardo nació en 1996 y su primera fase de implantanción se prolongó hasta 1999. La segunda comenzó en el año 2000 y durará hasta 2006. Y la tercera será desde 2007 a 2013. El paso de una fase a otra lo ha marcado la descentralización del programa desde Bruselas a los Estados participantes.
La Comisión Europea ha creado una especie de pasaporte laboral de validez en toda la UE, denominado Europass. De esta manera todo aquel que ha disfrutado de una beca Leonardo recibe una certificación que acredita la formación que ha recibido en un país.
La idea es que a partir de 2005 un pasaporte como éste certifique la formación que van recibiendo los ciudadanos europeos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.