El posible regreso del líder palestino divide al Gobierno israelí
El Gobierno de Ariel Sharon se ha comprometido tres veces, ante la Unión Europea, Estados Unidos y la propia Autoridad Nacional Palestina (ANP), a que dejará volver al presidente Yasir Arafat a Cisjordania, una vez finalice su tratamiento en el hospital de París. El consejero del primer ministro israelí, Dov Weisglass, anunció este compromiso en unas declaraciones efectuadas el jueves por la noche a la radio militar israelí y en un documento que remitió posteriormente a los responsables palestinos.
A pesar de este triple compromiso, las dudas e inquietudes sobre la actitud del Gobierno israelí subsisten, sobre todo si se escuchan los rumores provenientes del Ministerio de Exteriores y del Ministerio de Defensa de Israel, que aseguran que nada se ha establecido oficialmente con respecto al retorno de Arafat, ya que sólo ha habido un "gesto humanitario" dejándole salir para curarse en el extranjero.
Estas inquietudes están alimentadas además por la actitud beligerante de los sectores radicales del partido gubernamental, el Likud, que tiempo atrás reclamaron la eliminación o expulsión de Arafat y que han empezado ahora a exigir que no se le deje volver a Cisjordania y que se aproveche la ocasión para acelerar su sucesión al frente de la ANP.
Pero ninguna de estas vacilaciones parece inquietar a los responsables palestinos, quienes desde Ramala tratan de dar una sensación de continuidad al régimen de Yasir Arafat, como si él estuviera aún presente en su cuartel general de la Mokata. El presidente no ha firmado antes de su partida ningún documento para abordar su sucesión, ni ha habido un traspaso interino de poderes, según se asegura en círculos diplomáticos.
Vieja guardia
De una manera aparentemente automática, el primer ministro, Ahmed Qurei, ha asumido la responsabilidad de gestionar los asuntos de Estado, mientras a su lado aparece, como tratando de respaldar su misión, la figura del ex primer ministro Mahmud Abbas, Abu Mazen, numero dos de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Los dos miembros de la vieja guardia, amigos personales de Arafat, controlarán los resortes del poder mientras se prolongue la ausencia del presidente o hasta su muerte.
En medio de estas incertidumbres, el Comité Ejecutivo de la OLP, la plataforma más importante de las fuerzas palestinas del interior y de la diáspora, y el comité central de Al Fatah, el partido hegemónico en Palestina, han decidido reunirse hoy en el cuartel general de la Mokata, en Ramala. No es sólo un gesto simbólico, ya que ambas instancias discutirán el vacío presidencial y tratarán de establecer criterios para una supuesta sucesión, con absoluto desprecio a lo que establece la Ley Básica Palestina, que pone en manos del presidente del Parlamento, Rouhi Fatouh, los destinos de la ANP si Arafat fallece, por un periodo de 60 días y hasta la convocatoria de elecciones presidenciales.
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