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China renueva su interés por el 'Quijote'

Hu Zhencai, editor de las 'Obras completas de Cervantes', explica las claves de la recepción en su país

Se llama Hu Zhencai, tiene 54 años y nació en Xi'an, la ciudad de los guerreros de terracota. Entre los 1.200 millones de chinos, Hu es el alto funcionario estatal responsable de la edición de las Obras completas de Cervantes en chino. Los ocho tomos salieron de imprenta en 1996 y, según contó ayer Hu (en Madrid durante un año para investigar sobre literatura contemporánea española), están a punto de reeditarse ahora, tras agotarse la primera tirada de 4.000 ejemplares. Cifra muy modesta que Hu achaca al alto precio (28 euros al cambio todo el lote) pero que contrasta con el interés renovado por el Quijote, novela de lectura recomendada desde 2000 en la enseñanza secundaria y de la cual su editorial ha despachado ya más de 800.000 ejemplares.

"... Y el que más ha mostrado desearle ha sido el grande emperador de la China, pues en lengua chinesca habrá un mes que me escribió una carta con un propio, pidiéndome o por mejor decir suplicándome se le enviase, porque quería fundar un colegio donde se leyese la lengua castellana y quería que el libro que se leyese fuese el de la historia de don Quijote. Juntamente con esto me decía que fuese yo a ser el rector del tal colegio".

Parece que este párrafo extraído de la dedicatoria de la segunda parte del Quijote empieza, por fin, a resultar real. Dejando aparte la duda metódica de si Cervantes-Quijano leía chino o no, el caso es que su obra magna empieza a ser deseada y leída con fruición por decenas de miles de chinos.

Eso cuenta al menos Hu Zhencai, responsable de la edición de las Obras completas de Cervantes (1996) en la Casa Editorial de la Literatura Popular China. Enjuto, simpático y andando en pantuflas por el apartamento que le ha prestado una periodista española para su estancia madrileña, el señor Hu explica en su español correcto pero algo herrumbroso que los ocho tomos de las Obras completas que acaba de entregar oficialmente al Instituto Cervantes ocupan 3.200 caracteres chinos y han sido traducidos y redactados con el mayor esmero.

Es el fruto de una hazaña editorial tardía, pero acometida con la eficacia y rapidez que se le supone en todo lo que toca a la que será pronto la primera potencia mundial. "Llegamos muy tarde a Cervantes por culpa, entre otras cosas, de la revolución cultural", explica Hu. "Todo fue un caos entre 1966 y 1976. Después, con Deng Xiao Ping, empezamos a reformar y a abrirnos, y en los años ochenta publicamos muchos autores extranjeros, sobre todo modernos y contemporáneos".

A mediados de esa década, prosigue, "los hispanistas chinos empezaron a sugerir la edición de clásicos. Pero aún no estaban maduros para traducirlos, no tenían el nivel adecuado. Así que esperamos".

La historia del Quijote chino se remonta a 1922. Hu recuerda que fue la primera novela española en llegar a China. La traducción de Lin Shu y Chen Jialin, a partir de una edición inglesa, apareció con el título de Moxiazhuan (Biografía del caballero loco) en la Casa Editorial del Comercio de Shanghai. El más célebre escritor chino de la época, Lu Xin, acogió a don Quijote como el "héroe ideal". Pero hasta los años cuarenta, ya en plena República Popular, no se conoció la segunda parte de la novela. Entonces, la editorial estatal donde trabaja Hu editó el Quijote completo, en traducción del inglés a cargo de Fu Donghua. Y, en los años cincuenta, las Novelas ejemplares, también a partir de una edición británica.

La primera edición del Quijote realizada a partir del original español, señala Hu, fue la que tradujo la gran novelista y ensayista (hoy nonagenaria) Yiang Jiang, "un caso extraordinario porque aprendió español sola, sin pasar por la universidad, lo que le ha costado algunas disputas y diferencias con los hispanistas oficiales".

Yiang, que tradujo también El Lazarillo y recibió el Premio Alfonso X el Sabio en 1986, editó el tesoro en la primavera de 1978: "Salimos con 100.000 copias y no hemos dejado de reeditarlo", dice Hu. "Hemos hecho unas 90 ediciones, la mayor parte desde que en 2000 se incluyó la novela en la lista de lecturas recomendadas para los estudiantes de enseñanza secundaria. Hemos vendido más de 800.000 ejemplares".

La lectura del Quijote en español es todavía una asignatura pendiente. La peculiar pero creciente aplicación de las prácticas capitalistas -Hu explica que incluso las editoriales estatales tienen ahora la obligación de ser rentables- y las masivas exportaciones del gigante asiático están favoreciendo el aprendizaje de idiomas, pero la cifra de estudiantes de español en las 20 universidades chinas que lo enseñan sigue siendo muy modesta: Hu calcula que hay "unos 600 matriculados, más o menos los mismos que estudian francés, italiano o alemán. El inglés va muy por delante".

Hu habla con nostalgia de los años ochenta. "Fue la mejor época de la literatura española en China. Se tradujeron La Regenta, Fortunata y Jacinta y otros muchos clásicos antiguos y modernos: Juan Ramón Jiménez, Quevedo, Bécquer, La Celestina, Lorca, Machado, Baroja, Ferlosio, Laforet, Matute, Juan Goytisolo, Cela...". Todo cambió cuando China firmó el convenio de Berna de propiedad intelectual, en los noventa. Hubo que empezar a pagar derechos de autor y las editoriales dejaron de traducir y publicar: "Ahora, muchas sólo traducen clásicos porque reciben subvenciones del Ministerio de Cultura español".

Pero aquellas traducciones aumentaron el interés por la literatura hispana y prepararon el lanzamiento de las Obras completas de Cervantes. "Los hispanistas alcanzaron su mejor nivel, y en 1996 estuvimos listos para publicar los ocho tomos con unas traducciones excelentes".

La edición -basada en los estudios y notas del catedrático Ángel Valbuena Prat- logró enseguida una insólita notoriedad: en 1997 obtuvo el Premio Nacional del Libro de la República Popular China, que se concede cada dos años, después de ser presentada, recuerda Hu, como un hito filológico-socialista por varios próceres, lo cual sirvió para que "el telediario nacional le dedicara a la obra un reportaje de uno o dos minutos" y ayudó a que su editorial siga ahora publicando a un autor español o latinoamericano cada año: los últimos, Elena Poniatovska, Tomás Eloy Martínez y, en 2004, Andrés Trapiello.

El hecho es que, hoy, don Quijote ya no es visto en China como un caballero loco, concluye Hu: "La mayoría creemos que es una persona muy simpática, interesante y amable. Como Sancho".

Hu Zhencai, en Madrid.
Hu Zhencai, en Madrid.BERNARDO PÉREZ

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