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El presidente bielorruso gana un referéndum marcado por el fraude

Lukashenko podrá eternizarse en el poder con esta victoria

Pilar Bonet

El régimen autoritario de Bielorrusia proclamó ayer una victoria digna de la época soviética en el referéndum del pasado domingo, que da al presidente Alexandr Lukashenko luz verde para presentarse a su reelección en 2006. Oficialmente, el 89,73% de los electores participó en el plebiscito, y el 86,1% de ellos se pronunció por abolir las limitaciones que la Constitución impone a su líder, que lleva 10 años en el poder.

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Ni un solo candidato de oposición prosperó en las elecciones parlamentarias, que se celebraban simultáneamente y cuyas múltiples irregularidades fueron denunciadas ayer por los observadores de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). En liza estaban 110 escaños, de los cuales se adjudicaron 107. "Nos toman por imbéciles. La falsificación del referéndum era previsible, pero el fraude en las parlamentarias es una ofensa a nuestra dignidad", afirmaba Alexandr, un profesor jubilado que se había unido a una manifestación en la capital, Minsk.

Encabezada con una pancarta en inglés con el lema "abajo la tiranía", una columna de cerca de 2.000 personas, mayoritariamente estudiantes, que portaban banderas europeas e imágenes de un bisonte (el símbolo de la organización juvenil Zubr), cortó el tráfico en el centro de la ciudad. En una pantalla de televisión gigante al aire libre, Lukashenko aseguraba que no existe una oposición en Bielorrusia. "No hubo falsificación. No fue necesario", dijo el líder a los observadores internacionales.

La mayoría de los líderes de oposición, unidos en el grupo Cinco+, afirmaban que seguirán trabajando con vistas a nuevas elecciones, pese a la decepción vivida. "Ante la desvergüenza de las autoridades, la situación en Bielorrusia no puede cambiarse mediante elecciones", disintió Stanislav Shushkevich, el político que firmó el acta de disolución de la URSS en 1991 junto con los líderes de Rusia y Ucrania. "La rebelión popular no sucederá, el terrorismo no es admisible, así que sólo queda el golpe de Estado palaciego, con la ayuda del funcionariado que tema seguir siendo cómplice del régimen", dijo Shushkevich.

Las elecciones a la Cámara de Representantes estuvieron "sustancialmente por debajo" de los requisitos de unos comicios democráticos, dijo ayer Tone Tingsgaard, coordinadora del equipo de observadores a corto plazo de la OSCE. Esta entidad estaba representada por 270 observadores de 38 países. Las autoridades bielorrusas no aseguraron las "condiciones básicas" para la expresión de la voluntad popular, ignoraron los principios democráticos, la libertad de expresión, asociación y reunión. Los candidatos de oposición fueron eliminados en distintas fases de la campaña, a unos se les impidió registrarse, a otros se les anuló el registro hasta la misma víspera de las elecciones. La misión de la OSCE no tenía mandato para observar el referéndum, pero éste planeó sobre las legislativas y la distorsionó, señaló Tingsgaard.

Audrey Glover, jefa de los observadores a largo plazo de la OSCE, consideró "preocupantes" las redadas policiales en sedes electorales, la detención de un candidato, de funcionarios de la campaña y de observadores locales, así como la coacción para obtener el voto estudiantil. "La Administración del Estado influyó de forma dominante en todos los niveles del proceso electoral". Éste se caracterizó por la "discriminación" a favor de los candidatos progubernamentales y contra la oposición, por la "gran tendenciosidad" en los medios de información del Estado que hicieron campaña por las autoridades. "Los recuentos se llevaron a cabo de forma opaca en la mayoría de los colegios" y en 10 distritos sólo había un único candidato.

Alexandr Lukashenko, ayer en una conferencia de prensa en Minsk.
Alexandr Lukashenko, ayer en una conferencia de prensa en Minsk.AP

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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