Las tabacaleras pactaron para no sacar al mercado cigarrillos menos dañinos
Un ex jefe de investigación de Philip Morris declara en el juicio contra las compañías
William Farone, ex jefe de investigación de la tabacalera Philip Morris, declaró la semana pasada, en el juicio que se sigue contra las empresas de tabaco en EE UU, que las compañías llegaron hace varias décadas a un "pacto de caballeros" para no fabricar cigarrillos menos dañinos, aunque sabían cómo hacerlo. "Sacar al mercado cigarrillos menos perjudiciales hubiera equivalido a admitir que los que existían eran más dañinos todavía", afirmó Farone.
La declaración del antiguo científico de una de las mayores empresas tabacaleras estadounidenses ha sido el mayor golpe que ha recibido la industria desde que el juicio comenzó hace dos semanas. Farone es uno de los testigos principales de la Fiscalía Federal en el proceso a las tabacaleras, acusadas de "confabularse para defraudar a la población ocultando los dañinos y adictivos efectos" de su producto desde mediados del siglo pasado.
El Gobierno de Estados Unidos solicita una restitución de 280.000 millones de dólares (225.000 millones de euros) aduciendo que todas las ganancias obtenidas desde esa "confabulación" han sido fraudulentas.
La supuesta conspiración se gestó en el hotel Plaza de Nueva York en 1953. Philip Morris USA, R. J. Reynolds, Brown & Williamson, Lorillard, British American Tobacco y el grupo Liggett trazaron en esa reunión la estrategia para "captar" fumadores, especialmente nuevas generaciones, para lo cual era clave crearles adicción. Según argumenta la fiscalía y confirmó la semana pasada otro testigo, David Kessler, ex director de la agencia de alimentación y fármacos (FDA), lo lograron "manipulando los niveles de nicotina y añadiéndoles ingredientes tales como amoniaco para potenciar el efecto".
Las tabacaleras niegan haberse confabulado. En su turno de argumentos, el defensor de Philip Morris, Dan Webb, rechazó el pasado jueves haber usado amoniaco como aditivo y sostuvo que "a lo largo de los años se habían ido reduciendo los niveles de nicotina y de alquitrán", a pesar del supuesto pacto de caballeros. Puntulizó asimismo que a varias de sus marcas -sin especificar nombres- le habían incorporado nuevos filtros con huecos de ventilación que reducen la absorción de toxinas.
El abogado de R. J. Reynolds, Robert McDermott, desestimó también la aseveración hecha por otro de los testigos, el especialista pulmonar Jonathan Samet, de que "el humo de segunda mano" aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Ambos letrados reiteraron la acusación contra el Gobierno de que quiere "distorsionar la historia para llevarles a la bancarrota". Los grupos antitabaco afirman que las multinacionales tienen suficiente dinero para pagar una restitución. El valor neto de Philip Morris, R. J. Reynolds, British American Tobacco y Lorillard sobrepasaba los 45.000 millones de dólares (36.000 millones de euros) el año pasado. Y su patrimonio superaba los 200.000 millones de dólares (161.000 millones de euros). Las dos grandes, Philip Morris y R. J. Reynolds, ganaron el año pasado 22.000 millones de dólares (18.000 millones de euros) en concepto de ventas. No obstante, las ganancias netas de Philip Morris cayeron un 10%, hasta 17.000 (14.000) millones, y las de R. J. Reynolds un 15% hasta 5.300 (4.300) millones.
Las reducciones se deben a la considerable baja del consumo de tabaco. Sólo en Estados Unidos, la caída a lo largo de la última década ha sido de 400.000 millones de cigarrillos menos, según datos del Departamento de Agriculura.
En el juicio comparecerán cerca de 300 testigos por ambas partes y está previsto que se prolongue otros cuatro meses.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.