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Reportaje:

Salvar el patrimonio

Una comisión cívica lucha desde Vilafranca para restaurar sus monumentos

Ha tenido que pasar una década para que arranque el proyecto de reparación de la cubierta y tejado de la iglesia parroquial del Vilafranca, templo emblemático en el que confluye la arquitectura románica del siglo XIII, con la gótica y renacentista del XVI. La restauración es una reivindicación constante para este pueblo de Els Ports que, como en el resto de la comarca, están viendo cómo el deterioro y el abandono administrativo amenaza a un rico patrimonio histórico artístico. Ahora, los casi tres mil habitantes de Vilafranca esperan que la Generalitat contemple definitivamente en los presupuestos del 2005 la obra, valorada en 300.000 euros, y muy necesaria para acabar con el exceso de humedad y acumulación de agua que sufre la iglesia, según explica el alcalde Óscar Tena.

Durante estos años sin soluciones por parte de las autoridades, tanto públicas como del Obispado Segorbe-Castellón, la iniciativa ciudadana ha ido aportando trabajo y ayuda económica. Hace varios años se decidió crear la Comisión cívica pro Restauración del Patrimonio de Vilafranca, integrada por el Ayuntamiento, parroquia y los vecinos. El objetivo principal es salvar la Iglesia mediante la recaudación económica por aportaciones voluntarias. Un simpático termotemple recibe a los fieles y visitantes fijando cómo ascienden unas donaciones que hasta la fecha ya han superado los 27.000 euros. La movilización ciudadana ha llevado, entre otras iniciativas, a la organización de subastas de arte para recaudar fondos o la rifa de un traje típico vilafranquino realizado por Teresa Padres, un éxito de participación popular.

Pero el tiempo pasa y la Iglesia sufre también el efecto de la carcoma, que ha roído gran parte de la madera del suelo, y una añeja instalación eléctrica amenaza con dejar a oscuras el templo. Aspecto que para el alcalde significa "seguir insistiendo en inversiones a la dirección general de Patrimonio ya que se trata del primer monumento de Vilafranca". La Comisión en defensa del patrimonio también tiene como pauta reivindicativa la restauración de la maltrecha ermita de Sant Roc, donde cesaron los arreglos desde hace unos años cuando se realizó una actuación de urgencia en la planta, a cargo de la fundación Blasco de Alagón, entidad mixta dependiente de la Diputación de Castellón. Otro monumento en estado de peligro es el emblemático puente gótico de la Pobla del Bellestar que une Vilafranca y la Iglesuela y que fue motivo, hace más de ocho años, de un compromiso desde la administración provincial sobre su restauración en colaboración con la Junta General de Aragón. El alcalde vilafranquino no pierde la esperanza de que "el año próximo sea decisivo para su restauración".

No solo Vilafranca sufre esta situación, en Ares también han visto pasar más de una década hasta que la iglesia gótica viera los primeros signos de restauración y fuera retirado un andamiaje que cubrió la fachada durante años. En La Pobla de Benifassà, el templo religioso permanece cerrado desde hace siete años dado su precario estado de conservación. Las citas religiosas se vienen celebrando desde entonces en el local social de la tercera edad. Otro caso destacado es el de la iglesia de Ortells, pedanía de Morella. Según explica el concejal de Obras y Servicios, Josep Bordás, "desde el año 2000 está cerrada y desde entonces venimos insistiendo a la Generalitat que contemple esta restauración sin obtener hasta el momento ninguna respuesta". En Ortells, la cincuentena de vecinos celebra los cultos religiosos en plena calle, a las puertas de una pequeña ermita.

La conservación de estos monumentos son fundamentales para esta comarca del interior. Como indica Óscar Tena, "la puesta en valor de este patrimonio histórico es muy necesaria ya que representa un importante recurso para estos pueblos que como Vilafranca son destinos del turismo de interior".

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