El peso de la deuda
La salud de la economía española se mantiene en términos generales, pero los riesgos derivados de las políticas seguidas por los Gobiernos anteriores no han disminuido. Los beneficios de las empresas españolas siguen creciendo a tasas apreciables -el beneficio ordinario neto aumentó el 22,5% durante el primer semestre-, contando con el viento en popa de los tipos de interés, todavía bajos, y la moderación de los gastos de personal. Pero el Banco de España, responsable de estas cifras, en su último Boletín Económico mantiene temores bien fundados respecto a la extrema vulnerabilidad de la economía española ante una eventual subida de los tipos de interés.
Efectivamente, los créditos a las familias siguen aumentando a tasas anuales superiores al 20%, y los hipotecarios, a un ritmo del 23%. Las cifras producen cierta inquietud cuando se considera que el endeudamiento familiar supera el 80% de la renta disponible y el 80% de esa cantidad lo está a tipos de interés variable. Aparentemente, las familias españolas no tienen un endeudamiento superior al europeo. Pero deben tenerse en cuanta dos diferencias importantes. En el caso español, el endeudamiento se ha acumulado con cierta rapidez en los últimos años y, lo que es más importante, la precariedad del empleo es muy superior a la europea. Un tercio de los ocupados españoles tienen un puesto de trabajo precario y esta circunstancia convierte el endeudamiento en un riesgo potencial añadido para el crecimiento económico.
Ahora bien, tampoco conviene extremar los aspavientos hacia este talón de Aquiles de la economía. Porque es muy poco probable que se produzcan subidas rápidas y sustanciales de los tipos de interés que estrangulen la solvencia de las familias, y porque el empleo sigue aumentando, aunque a tasas más reducidas, y no es previsible que cambie súbitamente la situación.
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