La literatura y las cuentas pendientes de la política
Mientras Osvaldo Bayer anunciaba que el jueves dará a conocer "toda la documentación que muestra la colaboración de Ernesto Sábato con la dictadura", el primer debate, ayer, fue inevitable: literatura y política.
Osvaldo Bayer. "Están saliendo a la luz todos los horrores. Hay gran producción de información sobre la dictadura. Libros como La noche de los lápices, de María Seoane, narran las torturas de ocho adolescentes, cosas inimaginables. Todo se tapó, hoy sale a la luz. Kirchner trabaja con gran coraje civil, la literatura nos hace mérito. Y los escritores jóvenes también dan su impresión sobre lo que no vivieron y sobre la miseria que vivimos ahora".
Mempo Giardinelli. "La literatura argentina no es sólo la literatura de la dictadura y el exilio. Hay otra cara que nos une a todos: una marca antigua de violencia común, ése es nuestro sello".
Ana María Shúa. "La literatura no necesariamente es reflejo de la realidad. La ficción mantiene relaciones complejas, difusas y confusas con la realidad".
Liliana Heker. "Esa realidad nos constituye. El horror y la muerte están siempre ahí, más o menos explícitamente. Ya no hay obrero y patrón, pero hay marginalidad, droga, hambre, y eso va apareciendo. Y en los jóvenes que viven lejos, como Garcés, hay nostalgia del tiempo en que se construyó la realidad histórica".
Alan Pauls. "No debemos pedir a la literatura que salde las cuentas de la política. Mejor que la política salde a la política y que los autores pensemos en cómo se puede hacer política. Desplazar a la literatura el saldo pendiente de la política me parece suicida, tanto para la política como para la literatura. Las relaciones entre ambas son muy complejas, y resolverlas de manera simple implica manipulación".
Gonzalo Garcé. "Piglia dijo: 'Escribimos contra la política'. En ese sentido, no es realista hacer una división tajante entre literatura política y literatura de ficción, porque es imposible no reflejar la historia del país, o del mundo, al escribir literatura. La historia crea mitos colectivos, modifica el lenguaje. La literatura siempre lo refleja, aunque sea de modo indirecto. Y cuando los testimonios son demasiado explícitos, en cuanto literatura resultan a veces demasiado cercanos, casi melodramáticos".
Gustavo Nielsen. "El informe sobre la tortura Nunca más era tan explícito que me dio la idea para mi novela Auschwitz: un yuppi monta una picana para torturar usando ese libro como manual de torturas. A mí nunca me preocupó la política, pero nadie quiso publicar mi novela. Para mí, la literatura es un recreo, a veces un mal recreo. Esto me vino de lo que comí en el 78 y vomité en el 79".
Fontanarrosa. "¡Vamos a pasarla bien!".
César Aira. "Estoy avergonzado. Siempre escribí sobre mí mismo y eso me dio suficiente trabajo. Lo demás se da por añadidura. Lo político y lo social se aparece siempre, de todas maneras. Pero yo nunca fui a buscar explícitamente esos temas. Si salían era un poco por casualidad. La idea era escribir sobre mis ensoñaciones y mis cosas".
Babelia
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