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Reportaje:

La Naval se cruza en la política

El futuro del astillero de Sestao entra en la pelea electoral vasca y condiciona el futuro socialista en su tradicional caladero de votos

"La Naval tiene dueño". Las palabras de la consejera de Industria del Gobierno vasco, Ana Aguirre, derivando toda la responsabilidad hacia el Ejecutivo socialista, marcan el camino en Euskadi de La Naval, el astillero del grupo Izar en Sestao (Vizcaya). Como en todo en el País Vasco la política y la proximidad de las elecciones se cruzan con una crisis a la que fuentes de la patronal vasca le auguran escaso futuro. 1.200 empleos directos y 5.000 indirectos en el sector auxiliar están en el aire. La crisis puede ser el final de una larga historia naval.

Miguel Ángel Asporosa, presidente del comité de empresa de La Naval y militante de UGT, tiene 50 años. Entró en 1969 en una de las últimas promociones de la escuela de aprendices. Entonces, uno de los veteranos de aquella Naval de 4.800 trabajadores le advirtió: "Esto parece que no tiene futuro y tú has llegado tarde". Aunque quiere ser optimista, sabe que la situación actual es delicada. El comité mantiene una precaria unidad que se resquebraja igual que la política parte a Euskadi, entre nacionalismo y no nacionalismo.

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En el comité de empresa hay siete delegados de UGT, seis de CAT (Colectivo Autónomo de Trabajadores), seis de CC OO y cuatro del sindicato nacionalista ELA. Esta representación no se corresponde en nada con la realidad sindical vasca. UGT ocupa el cuarto puesto, mientras que ELA, la primera, tiene una representación de más del 40%, y le siguen CC OO y LAB. La Naval, la primera industria del metal de Vizcaya, no es sólo la última grande del sector de la Margen Izquierda, es también un trozo de una historia política e industrial vasca en peligro de extinción.

El ex secretario general de UGT Nicolás Redondo era trabajador del astillero, y su mano derecha Eduardo López Albizu, Lalo, que llegó a ser diputado, también. Estos dos históricos del astillero son los padres de los dos últimos secretarios generales del Partido Socialista de Euskadi, Nicolás Redondo Terreros y, el actual, Patxi López. Para los socialistas, La Naval y toda la Margen Izquierda es un caladero de votos.

Hasta esta legislatura el PSE-EE gobernaba en todos los municipios de la Margen Izquierda y su próxima Zona Minera, salvo en Muskiz. Las últimas elecciones municipales les privaron también de las alcaldías de Sestao, Ortuella y Abanto y Cierbena. Les quedan Barakaldo, Santurtzi, Portugalete y Trapaga, y un caudal de votos que permitió al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ganar holgadamente en la comarca en las elecciones generales.

El expediente de la Comisión Europea ha llegado a Euskadi en un mal momento. A la tradicional división política se suma la ya iniciada carrera electoral para las autonómicas vascas, en primavera. El 12 de septiembre, Zapatero acudió a Bilbao a la presentación de López como candidato a lehendakari con la promesa de "salvar los astilleros" y "no dejar a su suerte a ningún trabajador". La promesa ha servido para especular. Los socialistas necesitan confiar en Zapatero. Los sindicatos no nacionalistas esperan que no les defraude y quieren que el presidente "haga valer su palabra". El Gobierno vasco cree que no son más que promesas electorales sin futuro y exige la incorporación del astillero a la nueva Izar militar. ELA ha empezado a abrir un brecha en el comité y entre los trabajadores. Ha iniciado sus acusaciones, habituales en su acción sindical, de que UGT y CC OO, se venden a Madrid. Quieren meter en la grada la vieja premisa del nacionalismo de que el mal llega de Madrid. No quieren continuar negociando y su secretario general, José Elorrieta, tras decir que sólo se está ganando tiempo, señala en referencia a la clausura de Euskalduna en 1984: "No es el primer astillero vasco que cierra el Gobierno español con un acuerdo sindical". Así, ELA no acudirá a la reunión que hoy la Sepi y los sindicatos en Izar tendrán con la Comisión Europea en Bruselas.

Con una tasa de paro casi cuatro puntos superior a la media vasca, la Margen Izquierda ha visto desaparecer en 20 años empresas como Altos Hornos de Vizcaya, que llegó a dar empleo a 13.000 a personas, General Eléctrica o Babcock & Wilcox, hoy convertida en un taller con problemas. La comarca ha dejado de ser el corazón de la vieja industria pesada. La población de Sestao ha pasado en 20 años de 44.000 habitantes a 30.000 y la degradación urbana y social rodean al astillero.

La Naval lleva casi dos años parada. Sus trabajadores creen que lo mínimo que puede pasar es una reducción drástica de plantilla. Los empresarios vascos no han hablado en público, pero no creen que haya nadie capaz de invertir en el futuro del astillero. Pese a todo, el futuro La Naval y las elecciones están en juego.

Trabajadores de Izar bloquean una carretera durante una protesta en Sestao.
Trabajadores de Izar bloquean una carretera durante una protesta en Sestao.REUTERS

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