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Los apagones eléctricos por una avería acentúan el descontento popular en Cuba

Castro aparece tres días seguidos en televisión para explicar las causas de la crisis energética

El regreso violento de los apagones, que en la actualidad son de hasta ocho horas diarias y aún mayores en algunas provincias de Cuba, ha provocado una situación crítica en la isla, además del aumento evidente del descontento de una población castigada en los últimos meses por huracanes y subidas de precios, y cansada tras años de sacrificios. Ante la cruda coyuntura y el malestar general, el propio Fidel Castro ha comparecido durante tres días consecutivos en televisión para explicar las razones de los cortes del suministro eléctrico y las medidas de emergencia que se adoptarán para enfrentarlos.

El presidente cubano reconoció esta semana que la situación es grave: escuelas que no pueden dar clases; policlínicos y hospitales afectados; importantes empresas del país que tendrán que cerrar por ser grandes consumidoras de energía; oficinas y centros de trabajo semiparalizados; y lo que sin duda provoca más descontento, los larguísimos apagones en el sector residencial, que alteran la vida de la gente y hacen resucitar los peores fantasmas del Periodo Especial.

"Ni mucho menos estamos en una crisis como la de entonces, pero la vuelta de los apagones tiene consecuencias muy negativas, y no sólo económicas, también sociales y políticas", afirma un académico cubano. Argumenta que en esta ocasión no se trata de una crisis estructural, sino de un problema circunstancial provocado por la rotura fortuita de una central termoeléctrica. Pero demuestra una gran vulnerabilidad económica y el impacto en la población ha sido grande.

"Lo peor es que prácticamente no se ha dado información, no sabíamos lo que estaba pasando", dice Juan Velázquez, un ingeniero que trabaja en una dependencia estatal. Él expone así el gris panorama: "Usted llega a su casa y no hay luz; de noche no puede dormir debido al calor; y se le estropean los alimentos del refrigerador. A ello hay que sumar que en el agromercado escasean los productos y que acaban de subir todos los precios en dólares, y encima las autoridades no le dicen nada...".

El malestar del ingeniero es general. En provincias como Holguín, los apagones han llegado a ser de más de quince horas diarias y en algunos lugares ha habido pequeños incidentes. Ante la inquietud de la población, esta semana, el propio Fidel Castro salió a la palestra para explicar cuáles eran los problemas, asegurar que se estaba ante una crisis con solución y no generada por el incremento de los precios del petróleo, y, en cierto modo, calmar los ánimos. Durante tres días, en el programa estelar de la televisión cubana, el líder comunista informó en detalle, como si se tratase de una batalla más, de la rotura, por un error de tres trabajadores, de un rotor de la central termoeléctrica de Matanzas, una de las más importantes de las seis que existen en el país.Castro estuvo acompañado de técnicos y expertos que, durante tres noches, a dos horas por jornada, desgranaron los pormenores de cómo fue, a qué se debió y quiénes fueron los responsables de la rotura de la famosa pieza que generó la crisis.

En el culebrón del rotor, como ya ha sido bautizado en las calles de La Habana, hubo hasta un teniente coronel del Ministerio del Interior que dio fe de que en lo ocurrido no había atisbos de "sabotaje", y que las investigaciones demostraron que no se trataba de "un hecho intencional ni contrarrevolucionario". Anoche estaba previsto que se anunciasen las medidas concretas para enfrentar la crisis. A la implementación de severas medidas de ahorro se le sumará un plan de apagones programados que, por cierto, los cubanos ya sufren desde el comienzo del verano y que tiene a la gente muy crispada.

Transeúntes pasan junto a una olla de <i>caldosa,</i> un guiso típico cubano, en una calle de la Habana Vieja.
Transeúntes pasan junto a una olla de caldosa, un guiso típico cubano, en una calle de la Habana Vieja.REUTERS

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