China advierte de que la corrupción puede frenar su crecimiento
El partido comunista hace público un duro informe de autocrítica
El Partido Comunista Chino (PCCh), consciente del declive de popularidad que vive, hizo ayer público un largo documento en el que advierte sobre los riesgos que amenazan su supervivencia y detalla los pasos a seguir para asegurar la continuidad del régimen. La corrupción, las desigualdades sociales y la amenaza de "fuerzas hostiles" son los principales peligros recogidos por el informe.
De la lucha contra estos males depende "el éxito de la causa socialista china, el futuro de la nación, la vida del partido y la estabilidad y la prosperidad del país".
El documento, adoptado en el pleno del Comité Central del PCCh celebrado a mediados de este mes pero difundido ahora, supone una inusitada autocrítica por parte de unos líderes que ven cómo la brecha entre los políticos y la población no cesa de acrecentarse a medida que el país avanza en su meteórico desarrollo económico. El Comité Central, uno de los órganos más poderosos del partido, advierte a sus 68 millones de miembros que el liderazgo comunista "no permanecerá para siempre si el partido no hace nada para protegerlo", y llama a luchar contra la corrupción, a dar prioridad al desarrollo económico y a "gobernar para el pueblo".
"La reforma y el desarrollo chino han llegado a una fase crítica en la cual están surgiendo nuevos problemas, y fuerzas hostiles prosiguen sus intentos estratégicos para occidentalizar y separar nuestro país", señala el informe. "Debemos desplegar un sentido más agudo de crisis, y aprender de los éxitos y fracasos de otros partidos gobernantes en el mundo". El Gobierno utiliza a menudo el binomio "fuerzas hostiles" para referirse a Occidente o a aquellos activistas que se oponen al sistema unipartidista.
La llamada de atención es un paso más en la línea seguida por el equipo del presidente, Hu Jintao, desde que llegó al poder hace cerca de dos años. Hu ha hecho de la lucha contra la corrupción uno de los ejes de su política, consciente de que existe un gran descontento entre la población, que ve cómo muchos funcionarios y dirigentes se han enriquecido gracias a sus conexiones con el poder durante las dos décadas de reformas económicas. Aunque miles de miembros de la Administración, incluidos importantes cargos, han sido castigados y en algunos casos incluso ejecutados por este motivo, el malestar está latente en una sociedad en la que las desigualdades han ido en aumento.
Pero el documento deja claro lo que ya advirtió Hu hace unos días: que China no adoptará un sistema multipartidista, de estilo occidental.
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