Malas listas
El Gobierno ha difundido por vez primera datos sobre las listas de espera quirúrgicas en los centros sanitarios públicos de España. El gesto es bueno, no tanto las estadísticas, preocupantes por ser superiores a las que elaboró, frente a no poca resistencia, en 2002 el Defensor del Pueblo. Éste afirmó entonces que más de 300.000 personas aguardaban turno para pasar por quirófano y 18.000 rebasaban el plazo de seis meses, el periodo máximo que recomiendan los especialistas. Ahora, el Ministerio de Sanidad cifra, hasta el 31 de diciembre de 2003, en 406.264 los enfermos en espera, y de ellos 35.000 (un 8,6%) los que vienen aguardando más de seis meses.
La situación continúa siendo clínica y socialmente inaceptable, y es más que probable que no se ajuste a la realidad. Además, no hay referencia a la otra cara del drama: las listas de diagnóstico. Se calcula en casi un millón y medio quienes esperan la primera cita con un especialista. Sanidad, que se ha comprometido a difundir informes semestrales, no quiere desglosarlos regionalmente para evitar intereses partidistas. Es triste, no obstante, que el virus político infecte de lleno a la asistencia sanitaria. Datos comparativos entre comunidades resultarían siempre útiles para subsanar deficiencias.
Las cifras están aún lejos del cumplimiento de los objetivos que el PSOE y el PP se marcaron durante la pasada campaña electoral. El Gobierno socialista cree posible que al término de esta legislatura los plazos se acorten hasta una media global de 45 días. Ojalá que no se tenga que desdecir como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que aseguró un periodo de 30 días para su región, aunque luego lo limitó a intervenciones menores.
Se han hecho avances en lo que respecta a las operaciones cardiacas (las esperas no suelen rebasar más de dos meses). Sin embargo, quienes se ven obligados a intervenciones de traumatología, aparato digestivo u oftalmología necesitan cargarse de paciencia. Sobre el papel, hasta 132 días esperan de media personas necesitadas de una prótesis de cadera, 266 los que deben someterse a una operación de juanetes y 81 días en el caso de cataratas. Se dirá que no son dolencias de la gravedad de las cardiacas, pero, sin duda, merman mucho la calidad de vida de quienes las sufren.
La fría estadística no puede consolar al enfermo. Menos aún a los de escasos recursos económicos y más discriminados por los privilegios sanitarios que gozan diversos colectivos. Muchos de ellos tienen una trágica historia particular que contar y son ejemplo de negligencia, incompetencia o simplemente picaresca.
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