'La Meca de la piel' recibe a sus peregrinos
Ubrique se abre a la exportación de sus productos marroquineros por siete países europeos
El peregrinaje de la marroquinería acaba siempre en Ubrique (Cádiz, 17.650 habitantes). En sus calles huele a cuero y a piel. A la vuelta de cada esquina se suceden filas interminables de fábricas de mayor o menor entidad. Casi en igual número, los escaparates o tenderetes en estas empresas o en tiendas, con sus mostradores repletos de maletines, carteras, monederos, agendas, billeteros, cinturones, llaveros, calzado, cordones, cintas y artículos de regalo.
Esta es la estampa que se han llevado de Ubrique un total de 17 importadores de siete países europeos que han visitado esta localidad gaditana, situada cerca de la Sierra de Grazalema, para conocer la producción artesanal andaluza de marroquinería.
Los países asiáticos compiten, en ocasiones de forma desleal, con Ubrique
De la economía de la piel dependen en Ubrique un total de 400 empresas en las que operan unos 3.500 trabajadores y que moviliza también a más de un millar de empleos indirectos. Es el sustento vital de la economía de esta localidad. Cálculos recientes cifran en más de 120 millones de euros el volumen de facturación anual aproximada de los productos de la piel y el cuero. Estos números necesitan un mercado de ventas de igual magnitud que los empresarios marroquineros intentan mantener o incluso incrementar mediante la exportación al por mayor. Este objetivo es uno de los que se contempla en el Plan de Modernización del sector que los marroquineros consensuaron hace dos años con la Junta de Andalucía como "instrumento necesario" para que la actividad marroquinera no se estanque.
Con este propósito común, la Agencia Andaluza de Promoción Exterior, dependiente de la Consejería de Turismo, Deporte y Comercio, ha propiciado estos últimos días un encuentro entre los importadores europeos y distribuidores, mayoristas, productores, artesanos y responsables de compras de grandes almacenes de Ubrique. "El objetivo ha sido facilitar los acuerdos comerciales y reforzar el papel de Ubrique como la cuna de la piel", explica Domingo Sánchez Rizo, delegado provincial de Comercio en Cádiz, quien pone también el acento en posibles acuerdos paralelos en materia turística.
De la misma sensibilidad participa el secretario general de la Asociación de Empresarios de Marroquinería y Afines de la provincia de Cádiz (AEMAC), Rafael Fatou. "Es necesario expandir y comercializar nuestros productos en otros territorios para no depender exclusivamente de los mercados ya abiertos y que ya han alcanzado en muchos casos sus límites", dijo.
Al margen de la demanda nacional, Francia es el país que acapara el mayor porcentaje de producción marroquinera. De territorio galo son algunos de los importadores. El resto de la expedición la han compuesto comerciantes y empresarios de Bélgica, Alemania, República Checa, Rusia, Portugal y Bulgaria. "Es pronto para hacer un balance exacto porque no están cerrados todos los acuerdos y las reuniones se repetirán en las próximas semanas, pero la sensación de nuestros productores es muy positiva y creen que estos encuentros bilaterales darán sus frutos en breve", explica Fatou, quien detalla que además de las empresas ubriqueñas también han participado en estos contactos algunas firmas de las localidades gaditanas de Prado del Rey y El Bosque, y de Coria del Rey (Sevilla), así como de la propia capital hispalense.
La promoción de los productos propios no es la única tarea que auspicia la marroquinería para superar sus principales problemas, que derivan todos de la competencia, en ocasiones desleal, de los países asiáticos. "Allí la mano de obra es mucho más barata, por lo que los costes son menores, pero también la calidad es peor por la materia prima y por la poca cualificación de los trabajadores de esos países", explica Fatou. Frente a los precios más baratos de los asiáticos, el secretario de AEMAC apuesta por mejorar la calidad, los sistemas de producción, los diseños propios, la innovación y la modernización empresarial de pequeños talleres artesanales. "Son medidas necesarias que debemos acelerar", concluye.
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