Los fabricantes de las bombas del 11-M siguieron el modelo de radicales palestinos
Un informe de los Tedax destaca la similitud de los artefactos de Madrid con los usados contra Israel
El esquema de montaje de las mochilas bomba utilizadas en los atentados del 11-M en Madrid es similar al que grupos radicales palestinos utilizan en Gaza e Israel, según figura en un informe de los Tedax que ha sido incorporado al sumario que instruye el juez Juan del Olmo. En el dictamen se incluyen sendas fotografías de artefactos desactivados por la policía israelí y la bomba encontrada en el tren de El Pozo que fue desactivada en la Comisaría del Puente de Vallecas, en las que puede apreciarse que el sistema de activación con un teléfono como temporizador y la colocación de la carga explosiva es similar.
Los expertos han señalado las similitudes en el modelo de teléfono utilizado como activador del detonador y la carga explosiva, así como el cableado y las conexiones. La policía italiana halló en poder de Rabei Osman El Sayed, El Egipcio, sospechoso de ser el cerebro de la matanza y pendiente de su extradicion a España, documentos sobre este tipo de artefactos.
Precisamente, los informes de los Tedax han sido ampliados con declaraciones de cuatro de sus integrantes que participaron en la desactivación de la bomba mencionada y en la realización de radiografías de la misma.
Tras los primeros análisis, los expertos señalaron que en una bolsa de deportes o de viaje fabricada en loneta de color azul marino, con asas de cuero marrón y unas medidas aproximadas de 45 centímetros de largo, 25 de alto y 25 de ancho, se encontraba una bolsa de plástico de color azul claro, de las utilizadas para la basura, que contenía 10.120 gramos de una sustancia gelatinosa, de textura similar a la plastilina, de color blanquecino, como sustancia o carga explosiva; 640 gramos de tornillos y clavos introducidos o embutidos como metralla en la sustancia gelatinosa; un teléfono móvil marca Trium, Telefónica Movistar, con tarjeta Amena-Auna 32 652282963, el cual se encontraba manipulado, saliendo por uno de sus laterales dos cables de cobre; un detonador eléctrico industrial del número 5 de fabricación española con dos mordazas, y el cargador del móvil.
Listo para estallar
Se trataba de un artefacto real, de iniciación eléctrica y activación temporizada, proporcionadas ambas por un teléfono móvil de la marca Trium que presentaba como modificación la conexión en paralelo, mediante soldadura, de dos cables a los terminales positivo y negativo del vibrador del teléfono. El reloj marcaba la hora correcta, y tenía activadas las funciones de vibración y alarma-despertador a las 7 horas 40 minutos, por lo que la carga se hubiera tenido que activar a esa hora, lo que no ocurrió.
Se realizaron pruebas con siete detonadores de similares características programando el teléfono a diferentes horas, y en todas las ocasiones el resultado fue la explosión de detonador. Con posterioridad, los expertos de los Tedax han vuelto a examinar el artefacto y han concluido que los cables estaban unidos perfectamente, por lo que el artefacto tal como estaba programado hubiera repetido la secuencia a la mañana del día siguiente.
Los agentes no se explican cuál fue la causa por la que el artefacto que fue origen de toda la investigación no estalló.
Entre los informes periciales que los Tedax han remitido al juez figura uno en el que se recogen las similitudes existentes entre los restos de explosivos y detonadores encontrados en la furgoneta Renault Kangoo, utilizada por los terroristas para transportar las bombas desde la casa de Morata de Tajuña hasta la estación de cercanías en Alcalá de Henares; la bolsa de deportes con el artefacto explosivo del Puente de Vallecas; los efectos intervenidos en el registro de la casa de Morata de Tajuña, donde se ensamblaron las bombas del 11-M; el artefacto colocado en la vía del AVE en Mocejón (Toledo) el día 2 de Abril, que no estalló y los restos encontrados tras la explosión de la calle Carmen Martín Gaite, de Leganés (Madrid), del 3 de abril, donde se suicidaron siete de los presuntos terroristas.
Otro de los informes de los técnicos de desactivación de explosivos que ha sido aportado al sumario detalla dónde se colocaron los artefactos explosivos en los cuatro trenes de la muerte y la secuencia temporal en la que estallaron.
En la mayoría de las ocasiones, las mochilas bomba fueron colocadas en el suelo, debajo de los asientos y próximos a la entrada. En el caso del tren de El Pozo, los terroristas dejaron las bombas en el segundo piso, junto a la escalera de acceso, lugar que los artificieros consideran idóneo para causar el mayor daño posible.
Pruebas contra Afalah
Otros informes periciales han detallado las pruebas objetivas contra algunos de los implicados. Del análisis del ADN que ha podido obtenerse en los objetos incautados en los diversos escenarios del 11-M y su cotejo con el de los implicados se ha determinado la implicación en los hechos de todos los suicidas de Leganés y de algunos de los imputados que se encuentran en paradero desconocido.
En el Skoda Favia, matrícula 3093 CKF robado a un ciudadano francés en Benidorm el 7 de septiembre de 2003, en el que se encontró el ADN del séptimo suicida de Leganés aún sin identificar, se encontró también una sobaquera de pistola en la que se ha identificado el ADN de Mohamed Afalah, que se encuentra en paradero desconocido. El perfil genético de Afalah se había obtenido previamente de su maquinilla de afeitar.
El marroquí Afalah, de 28 años, huyó de su domicilio tras los suicidios de sus compañeros en Leganés, en un Volskwagen Golf rojo, propiedad de su hermano Ibrahim. Su acompañante en la fuga fue Mohamed Belhadj, la persona que alquiló para los terroristas el piso de la calle Carmen Martín Gaite, de Leganés.
Respecto al ADN, se han solicitado muestras de perfil genético a los familiares del argelino Allekema Lamari, ante la sospecha de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) de la Policía, de que pueda tratarse del séptimo suicida de Leganés, que todavía no ha podido ser identificado.
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